La Casa de Abraham: una iniciativa porteña por la paz

Cuando uno se pone a leer el diario, a escuchar la radio o a navegar por los sitios de noticas informáticos, se encuentra con un panorama que asemeja lo dantesco. Atrás quedaron los días en donde el lector o el radioescucha tenía que valerse de los recursos narrativos de sus periodistas favoritos para contemplar lo que sucedía al otro lado del planeta. En cierta medida, con la llegada de los noticiarios televisados, el espectador puso a descansar su imaginación, ya que podía ver imágenes —posteriormente en vivo y en directo— que soslayaban la necesidad de relatos descriptivos. Mareada por tanta vertiginosidad, ya en la década de 1960 el entrañable personaje de Mafalda expresaba: “¡Paren el mundo que me quiero bajar!”. En contraste, al leer en un periódico sobre las calamidades de la época, Susanita encontraba consuelo en que: “¡Por suerte el mundo queda tan, tan lejos!”. Y bien, si las imágenes hablan por sí solas, en la era de la información, donde todo trascurre rápido y los eventos se interponen en un santiamén, lo que sucede en África o Mesopotamia parece quedar a la vuelta de la esquina. En tanto se habla de “aldea global”, el clima mundial no parece prometer demasiado, mas tampoco es posible abstraerse ni bajarse del globo. Basta contactarse a Twitter o a Facebook para verificar que todos, de una manera u otra, estamos interconectados.

La fundación TESA (Taller de Economía Sustentable Ambiental) viene trabajando precisamente esta cuestión desde hace años. Creada en Argentina con el fin de promover una apreciación amplia y pluralista por el desarrollo sustentable, ético y productivo, esta organización sin fines de lucro reúne a un grupo de profesionales de diversa formación, comprometidos por una sociedad más responsable y trasparente. No obstante, además de trabajar en su ámbito local, siguiendo estas premisas, la fundación se volcó por conectar a diversos expertos argentinos con el mundo. De forma destacable, viene organizando misiones dirigidas para formadores de opinión a Medio Oriente, a los efectos de que empresarios, políticos y periodistas puedan dialogar con figuras influyentes de la cultura, la política y la religión en lugares como Israel, Turquía, Jordania y los territorios palestinos. Lo que es más, debido justamente a tal programa, TESA organiza ahora una exposición interreligiosa en función de promover el acercamiento y la paz. Continuar leyendo

El peligro del terrorismo islámico en Europa

A partir de una nota del Sunday Express, la semana pasada los medios conjeturaron que alrededor de cuatro mil yihadistas habrían entrado a Europa, camuflados entre los refugiados sirios. Sacando ventaja del enorme flujo migratorio hacia el continente, a suerte de caballo de Troya, el Estado Islámico (ISIS) habría infiltrado a combatientes experimentados con el objeto de reclutar nuevos miembros, formar células locales, y perpetrar ataques terroristas. Lastimosamente, lejos de ser esto solamente una especulación mediática, es una realidad severa que podría llegar a materializarse en un atentado. Cualquier estimación contraria es lisa y llanamente negligencia. Se trata de un escenario adverso que ya ha sido vociferado por varios funcionarios, entre ellos el ministro de Interior español, el ministro de Educación libaneses, el director de Inteligencia estadounidense, e incluso el Papa.

Ahora bien, ya desde un principio no haría falta poner la lupa en los refugiados para sonar la alarma. Europa viene atestiguando en la última década un auge en actividades terroristas llevadas a cabo por musulmanes radicales. En contexto, y para ilustrar, alcanza con pasar revista a sucesos como los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, del 7 de julio de 2005 en Londres, del 29 de marzo de 2010 y del 21 de enero de 2011 en Moscú, entre tantos otros. Más recientemente, entre el 7 y el 9 de enero de este año, los atentados en París (Charlie Hebdo, Hyper Cacher) volvieron a manifestar la vulnerabilidad de las capitales europeas frente al terrorismo. Lo peor del caso es que los responsables, asesinos, cómplices y perpetradores, no siempre provienen de un país musulmán extranjero, pero suelen ser nacionales del Estado atacado -españoles, británicos, rusos o franceses. Continuar leyendo