Por: Federico Gaon
Cuando uno se pone a leer el diario, a escuchar la radio o a navegar por los sitios de noticas informáticos, se encuentra con un panorama que asemeja lo dantesco. Atrás quedaron los días en donde el lector o el radioescucha tenía que valerse de los recursos narrativos de sus periodistas favoritos para contemplar lo que sucedía al otro lado del planeta. En cierta medida, con la llegada de los noticiarios televisados, el espectador puso a descansar su imaginación, ya que podía ver imágenes —posteriormente en vivo y en directo— que soslayaban la necesidad de relatos descriptivos. Mareada por tanta vertiginosidad, ya en la década de 1960 el entrañable personaje de Mafalda expresaba: “¡Paren el mundo que me quiero bajar!”. En contraste, al leer en un periódico sobre las calamidades de la época, Susanita encontraba consuelo en que: “¡Por suerte el mundo queda tan, tan lejos!”. Y bien, si las imágenes hablan por sí solas, en la era de la información, donde todo trascurre rápido y los eventos se interponen en un santiamén, lo que sucede en África o Mesopotamia parece quedar a la vuelta de la esquina. En tanto se habla de “aldea global”, el clima mundial no parece prometer demasiado, mas tampoco es posible abstraerse ni bajarse del globo. Basta contactarse a Twitter o a Facebook para verificar que todos, de una manera u otra, estamos interconectados.
La fundación TESA (Taller de Economía Sustentable Ambiental) viene trabajando precisamente esta cuestión desde hace años. Creada en Argentina con el fin de promover una apreciación amplia y pluralista por el desarrollo sustentable, ético y productivo, esta organización sin fines de lucro reúne a un grupo de profesionales de diversa formación, comprometidos por una sociedad más responsable y trasparente. No obstante, además de trabajar en su ámbito local, siguiendo estas premisas, la fundación se volcó por conectar a diversos expertos argentinos con el mundo. De forma destacable, viene organizando misiones dirigidas para formadores de opinión a Medio Oriente, a los efectos de que empresarios, políticos y periodistas puedan dialogar con figuras influyentes de la cultura, la política y la religión en lugares como Israel, Turquía, Jordania y los territorios palestinos. Lo que es más, debido justamente a tal programa, TESA organiza ahora una exposición interreligiosa en función de promover el acercamiento y la paz.
La iniciativa se llama “La Casa de Abraham” y se dispone a exhibir los libros sagrados de las tres grandes religiones monoteístas derivadas, valga la redundancia, de Abraham. La muestra se inaugurará el próximo 8 de octubre a las 19 horas en la sinagoga porteña de la calle Libertad, icónica por ser la primera en alzarse en la Argentina. A partir de allí, la exposición pasará a ser una colección permanente dentro de las instalaciones del Museo Judío de Buenos Aires.
El proyecto nace a partir de la donación de un antiguo Corán de invaluable valor histórico y religioso que el gran muftí de Estambul, el Dr. Rahmi Yaran, entregó personalmente a los representantes de TESA el año pasado, con el fin de auspiciar buenas relaciones interreligiosas. A partir de dicho ejemplo, surgió la idea de sumar el apoyo de instituciones religiosas pertenecientes al tronco abrahámico, para lo cual la fundación se acercó a personalidades de prestigio y referencia.
Encantado por la iniciativa, el gran rabino de Jerusalén, Shlomo Amar, aportó un libro de los Salmos (Tehillim) en hebreo, autografiado, podría decirse, con una bendición escrita a mano para el pueblo argentino. También interesado, el padre Fernando Gianetti, en su calidad de represente de la Conferencia Episcopal Argentina y de la Editorial Verbo Divino, ofreció como donación la Biblia Pueblo de Dios. En añadidura, ofreció dos reliquias de inmensurable apreciación para la muestra —un texto en arameo procedente de la Iglesia Ortodoxa Apostólica de Antioquía y un texto en griego de la Iglesia Apostólica griega. Asimismo, el pastor Eldritch, en representación de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, donó a la muestra un antiguo himnario en alemán. Entre muchos otros colaboradores, también se sumaron al proyecto los rabinos Sergio Bergman y Simón Moguilevsky.
Con este acto, la fundación TESA y las instituciones partícipes se sintonizan con aquel abrazo fraternal de paz, el año pasado en Jerusalén, entre el papa Francisco, el rabino Abraham Skorka y el jeque islámico Ombar Abboud, los tres argentinos. De esta manera, si se trata la cuestión de la inspiración que se emana desde el llamado poder blando, estas acciones provenientes de la ciudadanía y de las comunidades religiosas locales están convirtiendo a Argentina en ejemplo y referente.
Desde luego, aunque estas propuestas tienen su resonancia, claro está que no cambiarán el mundo por sí solas. No obstante, representan el espíritu de muchas personas abocadas por puentear diferencias y construir una sociedad más cohesionada frente a los múltiples desafíos que hay por delante, encarándolos de forma abierta, racional y constructiva. En tiempos de resquemor, ofrecen un marco de esperanza, ensalzan las virtudes de la armonía religiosa argentina.