Torta galesa y conmemoración facciosa

Confiese algo, querido amigo lector: si lo toman desprevenido, ¿no se hace un poco de lío con la interpretación exacta de esa porción de la tierra a la que medio a lo bruto denominamos indistintamente como Reino Unido o Inglaterra?

Para ponernos en fase con la terminología, recordemos que por Reino Unido se entiende a la unión de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Todos son británicos, pero no todos son ingleses. A todo esto, cuando incluimos a Irlanda en el Reino Unido, nos referimos a Irlanda del Norte y no a la otra porción de la isla, a la que se conoce como República de Irlanda. Convengamos, entonces, que más allá estar casi todos unidos en un reino, cada país tiene un Gobierno autónomo y que incluso les podríamos decir británicos a todos, pero de ninguna manera ingleses por igual. Hacerlo sería una burrada tan grande como decir que Artigas era argentino.

La cuestión de las identidades comunitarias es en Europa mucho más importante que lo que suelen ser para nosotros las diferencias entre nacionales de distintas provincias. Un gallego, un vasco y un catalán son antes que nada eso y luego españoles. Nuestro máximo héroe naval Guillermo Brown fue un orgulloso marino mercante irlandés no inglés. Continuar leyendo

No pescarás

Amigos son los amigos. Fieles a esta máxima popular y dispuestos a ayudar al amigo caído en desgracia, los máximos líderes del “modelo” le procuraron al eterno derrotado Daniel Filmus un conchabo en la Cancillería. Como todos los cargos estaban ocupados, optaron por crearle uno relacionado con las cuestiones inherentes a nuestras Islas Malvinas. No fueron pocos los problemas que esta “ayudita” al amigo crearon en la consejería legal y en otras dependencias diplomáticas del país, ya que hubo literalmente que inventar algunas tareas para delegarle al nuevo secretario de Estado. Tareas, claro está, que sean tan sonoras como inútiles ya que aun para este “modelo” el tema Malvinas es algo delicado.

Así fue que dispuesto a honrar a quienes lo ungieron en el cargo, el nuevo secretario ya nos ha comunicado su primera gestión en procura de poner en jaque a la mismísima corona Británica, anunciando urbi et orbi que “serán sancionados civil y penalmente quienes realicen tareas de pesca en las adyacencias de nuestras islas sin el correspondiente permiso de pesca emitido por nuestro país”. Ya alguna vez le he comentado -amigo lector- que la porción sumergida de la patria se divide en tres partes: mar territorial, zona contigua y zona económica exclusiva. Esta última es la porción que se extiende desde la línea de más bajas mareas hasta las 200 millas mar adentro y en la cual, como estado ribereño, Argentina ejerce plenos derechos de explotación de sus recursos pesqueros y riquezas provenientes del lecho y subsuelo marinos.

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Gibraltar – Malvinas: parecido pero diferente

Salud España, bienvenida a lucha contra el colonialismo. Las curiosas vueltas de la vida hacen que en pleno siglo XXI la “Madre Patria” y una de sus “hijas” compartan una penuria que va más allá de sus respectivas crisis socioeconómicas, la corrupción de sus gobernantes y el más que inminente fin de ciclo (el ciclo del Partido Popular mucho más corto que el del pseudo progresismo K, por cierto).

Juguetear literariamente con la paradoja de nuestros colonizadores, redescubriendo su condición de víctimas de la política colonial británica, es una gran tentación; pero prefiero dejar esa gimnasia para cada lector y aprovechar estas líneas para analizar algunas cuestiones del presente que nos brindan una oportunidad de reposicionar el tema Malvinas a nivel mundial

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