La victoria del esfuerzo y el trabajo

Desde 1999 que me dedico a la comunicación política. Ingresé en ella por un hecho triste como fue la pérdida de mi padre. Con 37 años trabajé para casi todos los partidos. Con el kirchnerismo (nueve años a favor y uno en contra), el peronismo disidente, algo para la Unión Cívica Radical y el PRO. Como dije alguna vez, desde la época en que “Mauricio Macri vendía autos”. En los últimos años de profesión me tocó hacer algunas acciones positivas, con mayor y menor éxito, pero siempre cumpliendo con lo planificado.

Este domingo, según a quién se le pregunte, fui protagonista o espectador de lujo de un momento histórico para la Argentina. Eso importa muy poco, porque en estas elecciones ganó la política en su esencia más pura por sobre cualquier gurú, estrategia, encuesta y análisis. Fue un premio al esfuerzo y al trabajo. Lo viví de cerca gracias a una colega histórica que me invitó a participar del final de la campaña de Ramiro Tagliaferro, quien, junto a su esposa, María Eugenia Vidal, ganaron la Intendencia de Morón y la provincia de Buenos Aires. Continuar leyendo

Los límites de la comunicación política

En los últimos años la mayoría de los consultores políticos profundizaron la tesis de que “sin comunicación no hay gestión”. Es verdad que lo que no se comunica prácticamente no existe, pero sobredimensionar la comunicación en detrimento de la gestión se ha transformado en una debilidad para los políticos. Generalmente, los que más se preocuparon por comunicar en lugar de gestionar fueron los que más dificultades tuvieron para ser elegidos o reelegidos para gobernar un municipio, provincia o país.

En las elecciones legislativas la situación suele ser más accesible y se eligen políticos que puedan dar buenos debates de ideas y/o opinar sobre la coyuntura. Son dirigentes que la gente los elige para que estén en los medios de comunicación, sean concejales, legisladores, diputados o senadores pero les desconfían para ocupar puestos de gestión.

En la mayoría de los partidos de Argentina hay grandes comunicadores que han tenido dificultadas para ocupar cargos ejecutivos. Un ejemplo es el de Elisa Carrió, que se presentó para presidente en las elecciones de 2003, 2007 y 2011 perdiendo en todas las oportunidades. Sin embargo, a Carrió la gente la elige para los cargos legislativos y, dicen los productores, para que esté en la televisión porque da rating. Algo similar sucede con Fernando “Pino” Solanas, Margarita Stolbizer, Francisco De Naravez, entre otros. A ninguno les alcanzó la comunicación para ser elegidos para cargos ejecutivos.

En cambio, los que más críticas recibieron con respecto a su discurso han sido los que mejores posibilidades tuvieron a la hora de ser elegidos para gobernar. Daniel Scioli y Mauricio Macri fueron los políticos que más dardos o humoradas recibieron a lo largo de su carrera por su manera de expresarse. Pese a esto, han podido armar un equipo de gestión que generara hitos comunicables. Por mencionar algunos, el PRO logró transmitir muy bien logros como los subtes, el Metrobus, la Policía Metropolitana, el Teatro Colón, y asociarlos a la figura de Macri. En tanto, el equipo de Scioli, en su última campaña denominada Buenos Aires Activa, también enfocó a destacar la gestión del gobernador en temas como reclutamiento policial, parques industriales, secuestro de armas y drogas, unidades de pronta atención, escuelas técnicas, el Estadio Único, entre otras.

Si hoy analizamos a los candidatos presidenciales, las encuestas ubican en lo más alto a cinco políticos que han demostrado experiencia en gestión provincial y municipal: Hermes Binner en Santa Fe, Mauricio Macri en Capital Federal, Daniel Scioli en Buenos Aires, Julio Cobos en Mendoza y Sergio Massa en Tigre. Lejos de ellos se ubican los que han privilegiado ocupar cargos legislativos o ministeriales como Florencio Randazzo, Julián Dominguez o Ernesto Sanz. Randazzo es el que entendió que la gente lo que más valora de los políticos es que trabajen para que le solucionen los problemas diarios. En esa dirección apuntó a comunicar su tarea al frente de la política ferroviaria.

El caso de Sergio Uribarri y Juan Manuel Urtubey, gobernadores de Entre Ríos y Salta respectivamente, parecen ser una excepción. Son dos gestores que, pese a tener una presencia elevada en los medios, no han enfocado en comunicar logros de gestión sino en su pertenencia incondicional al espacio del kirchnerismo. Eso, hasta el momento, no ha servido para cautivar el electorado nacional y, en cambio, empiezan a tener algunos inconvenientes para renovar sus mandatos provinciales.

En resumen, los que lograron un equilibrio entre comunicación y gestión fueron los que ganaron la confianza de un electorado que, en los últimos años, reclama que los dirigentes puedan presentar hechos concretos de que han podido mejorar la vida a los ciudadanos. Los que han sobrecomunicado o han hecho poco ven reducidas sus posibilidades.

¿Por qué Capitanich habla todos los días?

La estrategia del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, de hablar diariamente se explica esencialmente por cinco motivos.

En primer lugar, el objetivo personal y poco enigmático de Capitanich de transformarse en el candidato a presidente del Frente para la Victoria que pueda reemplazar a Cristina Fernández de Kirchner en 2015. Una tarea ambiciosa para la que ya se anotaron varios gobernadores K como Daniel Scioli (Buenos Aires), Sergio Uribarri (Entre Ríos) y Juan Manuel Urtubey (Salta), entre otros.

En segundo lugar, se suma la necesidad del Gobierno nacional de tener un nuevo vocero para comunicarse diariamente con la gente. Con conferencias de prensa o sin periodistas como intermediarios, el Gobierno, golpeado por las elecciones, tuvo que modificar su estrategia de comunicación. Y, en esa dirección, buscó un portavoz con imagen renovada que instalara y/o diera respuesta a los temas de la agenda. La imagen negativa de la mayoría de los funcionarios del Gabinete nacional imposibilitó que ese rol fuera asumido por alguno de ellos.

En tercer lugar, un convencimiento personal del propio Capitanich de que lo que no se comunica no existe y que, con una efectiva comunicación de Gobierno, podría conseguir más poder político. El gobernador de Chaco -con licencia- evaluó que el poder que pudiese conseguir no residiría en las misiones y funciones que su rol institucional de Jefe de Gabinete le demandase sino en la habilidad de mostrarse con capacidad de respuesta y cercano a la gente.

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