La orfandad de los sirios y el club de los cínicos

Por estas horas los sirios parecieran ser los huérfanos de la comunidad internacional, rodeados de enemigos reales y amigos falsos cuya tarea ha sido la de formar un club de cínicos con la sola finalidad de hacerse con el control de su destino.

El caso es concreto y los hechos están a la vista, a saber:

a) El presidente ruso, Vladimir Putin, insiste en que se arregló una transición que incluye la continuidad en el poder del presidente Bashar Al-Assad, a pesar de que eso podría significar un retorno al punto de partida. Sin embargo, lo que cuenta para Putin es asegurar -con la presencia de tropas rusas dentro de Siria- el tiempo necesario para mantener y reforzar sus bases militares en las costas del Mediterráneo y luego obligar a cualquier futuro Gobierno de Damasco a aceptar esto como un hecho consumado.

b) El secretario de Relaciones Exteriores británico, Philip Hammond, también ha pedido que Assad permanezca en el poder por otros seis meses, período durante el cual Inglaterra ayudará a que un milagro revele el camino hacia la paz en Siria. La posición de Londres está en directa relación con la voluntad británica de encubrir su apatía en el conflicto, creando la impresión de que Hammond y sus colegas están haciendo algo por Siria. Es muy claro que no todos los políticos británicos, mayoritariamente racionales y pragmáticos, apoyan el plan de Hammond. ¡Menos mal!

c) El presidente francés, François Hollande, quiere la destitución inmediata de Assad y su juicio por genocidio en la Corte Penal Internacional, pero rechaza la idea de tomar cualquier acción contra su régimen. Llámelo doble discurso si se quiere, pero Hollande parece más preocupado por la proyección de su imagen como líder europeo fuerte que por hacer algo verdadero acerca de Siria. Es por esto que usa un lenguaje belicoso, pero, a la vez, se apresura en afirmar que él no está pensando en ningún escenario de soldados franceses sobre el terreno. Si usted lo entiende, lo felicito. Considérese un posprogresista francés de cartón. A mi juicio, sus palabras valen tanto como hojas al viento.

d) El antiguo secretario de Relaciones Exteriores británico, Lord David Owen, sugiere que Siria debe ser colocada bajo el paraguas de un mandato jordano respaldado por las Naciones Unidas y la Liga Árabe. El señor no explica cómo se va a hacer eso en medio de una guerra que ha dividido a Siria en al menos cinco segmentos. Pero tampoco está preocupado por cuestiones tales como la capacidad de Jordania en desempeñar ese papel, que excede sus recursos y sus deseos. Sencillamente ridículo.

e) El gobierno de Barack Obama muestra el teléfono descompuesto en torno al tema durante los últimos cuatro años. Su última postura refirió la idea de crear una fuerza especial no especificada de poderes regionales para restaurar la paz en Siria. La buena noticia es que nadie en la comunidad internacional lo escucha y parece un boxeador a punto de caer knock out ante la paliza diplomática que le proporciono Putin por los últimos 7 años.

f) En Teherán, Ali Akbar Velayati, asesor del guía supremo, informa que su jefe Ali Khamenei ha decidido que Assad debe permanecer en el poder. Para Irán lo que Khamenei dice es considerado como fasl al-Khitab (fin de la discusión). Desde Teherán no hay lugar para planteos o preguntas tontas como: ¿Qué pasa si los sirios no quieren a Assad? Peor aún, cada vez es más claro que Teherán trata a Assad como a un títere en lugar de un aliado.

g) La orfandad de los sirios también es utilizada por personas como la canciller Ángela Merkel, quien dice que los alemanes están listos para recibir por bondad y misericordia hasta un millón de refugiados sirios. Entonces, la oposición reacciona duramente y le responde que un millón de refugiados será el colapso demográfico de Alemania.

h) El primer ministro húngaro, Viktor Orban, está utilizando a los refugiados sirios para avivar sentimientos chauvinistas y xenófobos, y así cobrar conductas anteriores de la Unión Europea, que siempre lo ha mirado con recelo. ¡Ajuste de cuentas que se llama!

El resultado de esto es que el ISIS se ha convertido en la segunda opción de casi todos.

Los Estados Unidos y los pocos aliados que le quedan son reacios a atacar al ISIS de forma eficaz porque su aplastamiento podría fortalecer a Assad. Al tiempo, el bueno de Bachar y sus aliados iraníes y rusos no están atacando al ISIS y esto claramente es porque ven al Califato como un elemento positivo frente a otras fuerzas de la oposición siria.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, por su parte, necesita del ISIS como cortina de humo para atacar y -con suerte- destruir el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) dentro de Siria. Turquía podría cerrar fácilmente la línea logística del ISIS a través de su frontera con Siria, pero no lo hace y sus declaraciones son que Turquía actuará solo si los aliados de la OTAN, liderada por los Estados Unidos, acordaran acabar con Assad, pero los turcos no moverán un dedo por ellos mismos, pues ninguno de los que exigen que actúen lo hacen. Mientras tanto, Turquía hace su negocio y sigue eliminando kurdos.

El PKK y sus aliados kurdos sirios también son ambivalentes acerca de ISIS. Ellos están listos para luchar contra él si amenaza zonas kurdas, pero no mientras ISIS golpee en las zonas aún mantenidas por Assad. Después de todo, ISIS es una buena excusa para que el PKK y sus aliados locales puedan exigir más dinero y armas de las potencias occidentales.

Otro problema es el Gobierno iraquí es reacio a asumir el combate contra el ISIS. Tal medida podría enfadar a Teherán, que, como ya he señalado, no quiere fuerzas de la oposición siria, gana terreno contra Assad y prefiere mantenerlos ocupados combatiendo al ISIS, por ello es que también usa a Hezbollah.

Tampoco se debe soslayar que algunos Estados árabes también consideran al ISIS como el mal menor en comparación con una Siria gobernada por una coalición liderada por los Hermanos Musulmanes, a quienes consideran como el enemigo número uno.

En otras palabras, el núcleo de la tragedia Siria consiste en el hecho de que Assad e ISIS representan las dos caras de la misma moneda. Ambos quieren que el pueblo sirio sea la resultante de la ecuación. Ambos tienen cantidad suficiente de base popular como para continuar la masacre por más tiempo, incluso si no reciben apoyo del exterior, que regularmente consiguen.

Lo peor de este escenario, con el ISIS como segunda opción de todos los involucrados, es que el orfanato sirio parece condenado a una situación a la que los turcos llaman achmaz y que significa “sin salida”.

Los cambios reales en Oriente Medio

Confundir resultados aparentes con hechos reales produce mitos y confusión e inexorablemente lleva al error de comprensión. Esto ha sido especialmente evidente en lo que viene sucediendo con la mayor parte de las noticias que circulan últimamente sobre los cambios políticos en Oriente Medio.

En concordancia con los informes de la prensa, la situación en Siria está empezando a mejorar, Rusia finalmente ratificó su actitud de apoyo abierto hacia Irán y la administración de Bashar Al-Assad. También hemos oído que el retiro houthi en Yemen es el resultado de un acuerdo entre saudíes e iraníes.

Lo concreto es que Arabia Saudita abandonó a la oposición siria, pero también negó cualquier reconciliación con Assad. Y los libaneses ya pueden elegir a un presidente tras el acuerdo nuclear iraní. Algunos medios incluso afirmaron que las nuevas posturas tomadas por el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi, son el resultado de un paquete de reconciliación entre Irán y los países del Golfo y que Arabia Saudita ha comenzado a favorecer a Hamas, dando la espalda a la autoridad palestina.

Hasta ahora no hay pruebas convincentes de que estos cambios han tenido lugar, de hecho, personalmente no creo que se produzca ningún cambio político o militar. Continuar leyendo

¿Hacia dónde marcha Siria?

A medida que la crisis siria entra en su trágico cuarto año, la pregunta sigue siendo si el régimen del presidente Bashar Al- Assad será vencido y derrocado o si finalmente será capaz de someter a la oposición y mantener el poder en su devastado país. El número y la intensidad de las batallas diarias en toda Siria muestran que los tres años transcurridos no han inclinado la balanza claramente en favor de alguno de los contendientes. A pesar del apoyo ruso-iraní que el régimen dispone y del soporte que Arabia Saudita y Qatar brindan a los rebeldes, ambos bandos parecen estancados más allá de los combates y las victorias parciales.

Hace dos años, Assad trataba de comprar algunas semanas de tiempo con la comunidad internacional para establecer el control sobre algunas regiones que los rebeldes habían conquistado. A principios del año pasado, Bashar dijo estar de acuerdo -en principio- para negociar la incorporación de extra-partidarios a su gobierno con el fin de continuar ganando tiempo. Entonces ocurrió el ataque con gas neurotóxico en la zona de Ghouta, Damasco, ante lo cual, Assad nuevamente movió ficha confiando en las garantías de sus aliados rusos e iraníes e hizo una propuesta para entregar su arsenal de armas químicas. La propuesta era -y fue- también una táctica con la que Assad evito la intervención de EE.UU, y a través de la cual, obtuvo más tiempo para ejecutar su estrategia y finalizar la batalla aplastando a la oposición en varias ciudades en manos de los rebeldes.

Sin embargo, a pesar de todo el tiempo que el régimen se procuro, de las armas que adquirió de Moscú y Teherán, de los expertos y de la participación activa en los combates del Hezbollah libanes, Assad aún no ha logrado afianzar su control sobre toda Siria. El único éxito que ha tenido el régimen tanto como los grupos islamistas que lo combaten, ha sido la completa destrucción del país llevando a sus ciudadanos en un viaje sin retorno al enfrentamiento sectario y al odio más profundo a nivel comunitario.

Entrados ya en el cuarto año de una de las guerras más feroces que haya conocido la región para derrocar un régimen la mitad de la población siria está desplazada y perdió sus hogares, el 90% de ciudades y pueblos del país están destruidos y el número de muertos contabilizados por la ONU -hasta octubre de 2013 en que dejo de hacerlo- es de unas 175.000 personas. Al mismo tiempo, los combates se están desarrollando en los suburbios de Damasco en momentos en que el régimen parece haber consumido el tiempo que compró en el pasado cuando ofreció deshacerse de su arsenal químico. Assad y el Baath sirio saben que esta noticia no es buena para su supervivencia y no desean quedar expuestos ante la comunidad internacional sin su arsenal de armas tácticas. Pero puede que sean escasas para el régimen las posibilidades de ganar más tiempo. Moscú no desea que la crisis siria humille más aun a los EE.UU, pues tiene asuntos más importantes que atender en Crimea y Sebastopol y necesita buen clima con Washington. Esto último puede no ser bueno en el corto y mediano plazo para Damasco ni para Teherán.

Cabe preguntarse ¿qué ha pasado con el apoyo internacional a la oposición siria y al Ejército Sirio Libre (ESL)? ¿Tiene aun el mundo libre entusiasmo, capacidad y voluntad para armar al ESL, para ayudar a los millones de refugiados y participar en batallas políticas contra Assad e Irán en el escenario político internacional? Aquellos que creen en la oposición y apoyan el pueblo sirio -en particular Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y Qatar- siguen comprometidos con su postura. Estos países dan cuenta de las amenazas que se plantean si abandonaran a la oposición. Ellos entienden que quitar su apoyo significaría la victoria del régimen iraní en el conjunto regional. También son conscientes que la tragedia se expandirá si abandonan su papel en la ayuda y que la lucha contra Assad debe ser llevada hasta el final.

La oposición también tiene una responsabilidad importante por su fracaso en conseguir apoyo político global y no ha sabido evitar los temores de la comunidad internacional respecto a su capacidad para administrar las zonas liberadas, sus habitantes y los recursos que le fueron dados ante la expansión e infiltración en suelo sirio de grupos criminales como el Frente Al-Nusra y el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS). Estos grupos han sido funcionales a los intereses del régimen amenazando las minorías y aterrorizando a la mayoría de las personas que se sublevaron contra el régimen, y con ello, colocaron al mundo en la dicotomía de brindar apoyo al mal menor, pero lo cierto es que han paralizado mucha ayuda occidental.

En todos los casos, la Siria actual no será nunca más la de antes. Seguramente no va a ser un camino de rosas construir una nueva Siria plural y tolerante entre las distintas sectas religiosas que la han compuesto en el pasado. La situación del país ha cambiado de manera dramática y para siempre. Assad y su régimen son parte de una historia que el mismo presidente ha decidido, no cuenta lo duro que pudo resultar tal decisión. Inclinándose por Irán y Hezbolllah, Assad ha mostrado a las claras su adhesión a las acciones de violencia dentro y fuera de la región.

Una transición rápida podría aliviar el sufrimiento del pueblo sirio que no dispone de demasiadas opciones y pareciera tener que escoger entre el mal menor sin encontrar una salida pacificada. Tanto el régimen como los islamistas no tienen mucho que ofrecer en dirección a la pacificación del país. Mientras tanto, el mundo se empeña en prolongar el derramamiento de sangre y el dolor de los ciudadanos sirios ante la brutalidad a la que los someten ambos bandos en el día a día.

Siria: se debe preservar la nación-estado por sobre el estado sectario

A medida que EEUU y Rusia se preparan para verificar los trabajos de desmantelamiento de las armas químicas en Siria, algunos think tanks en Washington y Moscú están tratando de revivir la idea de dividir el país devastado por la guerra en miniestados.

Todo es muy similar al debate previo a las elecciones de Irak en 2003, tras la liberación de la tiranía baasista de Saddam Hussein. Incluso una serie de libros editados recientemente en los EEUU avanzan sobre el tema de dividir Siria en miniestados, igual que el Irak actual fue repartido fácticamente en tres cantones: chiíta, sunita y kurdo.

Recuerdo exactamente un enfrentamiento verbal que tuvo sobre el tema el senador Joseph Biden, actual vicepresidente de los EEUU, con el senador John McCain. En esa discusión, Biden insistió en que Irak era un estado artificial y no podía sostenerse. Lo que el actual vicepresidente no entendía ni comprende actualmente es que todos los Estados árabes, y también los EEUU, son artificiales, sencillamente porque ninguno cayó del cielo completamente formado y menos en sus circunstancias actuales.

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El ‘neocon’ arrepentido

En su tiempo, George Bush padre envió sin titubeos tropas a Panamá para expulsar a Noriega. Ello permitió a los panameños liberarse de un narco-dictador, votar, elegir democráticamente y crecer en lo económico. Ese día, el entonces presidente mando una tarjeta de Mickey Mouse al Congreso escrita de puño y letra en la que los congresistas pudieron leer: “En ocho horas habremos liberado Panamá. Cordialmente, el presidente”.

Hoy, el presidente Obama, quien tanto ha denostado a los republicanos por sus políticas y acciones, pareciera ser el nuevo neocon y está actuando como sus antecesores republicanos, pero hay diferencias. Personalmente no puedo decir que Obama me decepciono, menos aún que me haya sorprendido, sus acciones de gobierno son demasiado predecibles y su incapacidad evidente desde las primarias en las que se impuso a Hillary Clinton.

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La guerra siria no se puede ganar

Estados Unidos continua sin comprender que debe desarrollar una política intermedia entre la estrategia de ‘ir por todo’ de George Bush y ‘la parálisis’ de Barack Obama, que ahora busca el apoyo del voto democrata en el Congreso para, eventualmente, compartir responsabilidades ante un nuevo fracaso como Irak o Afganistán, o para compartir la humillación de retirarse sin intervenir luego de enviar gran parte de su flota a las costas de Siria.

Lo concreto es que para resolver el conflicto sirio se debe considerar el caso de Irak. La lección de Siria es que allí están en juego profundos intereses y conflictos entre corrientes históricas: Arabia Saudita-Qatar-Irán, suníes contra alawitas y chiitas y, por si fuera poco también kurdos contra árabes. Pero hay similitudes con Irak, donde EEUU debió mantener sus tropas un tiempo más para ayudar a transitar del sectarismo al pluralismo y no intentar resolver las cosas con unas elecciones insustentables como las 2010. Si decidieron ir allí, debieron quedarse lo necesario y no huir pavorosamente como lo decidió el señor Obama en su tiempo.

El modo de detener la guerra siria debe ser proporcionar un marco legal que asegure a los alawitas que no habrá venganza contra ellos en la era post-Assad. Esto liberaría el peligro real de que Siria se convierta en un Estado fallido ganado por el caos y que la guerra continúe profundizando el odio sectario. Se equivoca el gobierno estadounidense y también el francés cuando emiten declaraciones apoyando la idea de rendición de cuentas de Assad y sus allegados. Esas posiciones son entendidas por la secta alawita -a la que el presidente y su familia pertenecen- como una lucha a muerte y aleja cualquier posibilidad de reconciliación en el país.

Lo que debe primar es un programa de “verdad y reconciliación” como el que ayudó a resolver graves conflictos en Sudáfrica e Irlanda del Norte. Un proceso de transición podría comenzar con expertos internacionales y locales del régimen y de los rebeldes. Los partidarios de Assad que acordaran cooperar podrían obtener una amplia amnistía y bien podrían integrar un nuevo gobierno de transición. Ello detendría la guerra civil. A los alawitas que no están en el círculo íntimo de Assad se les debe ofrecer la seguridad de que no habrá represalias contra ellos; no cabe duda que muchos alawitas están con Assad porque temen que su caída comprometa su propia supervivencia. La gran mayoría cree que serán ejecutados sin opción alguna y este hecho está ayudando a Assad a militarizar toda la secta en una lucha de vida o muerte.

El tiempo se agota para Siria y el país se derrumba hacia un Estado fallido y anárquico. Con los los coches bombas estallando en Damasco, algunos de los comandantes rebeldes ya están tomando justicia por mano propia y actúan igual a los shabihas (paramilitares del régimen). Sin una solución política, Siria se transformara en un infierno por largo tiempo.

Lo cierto es que Siria es el espejo de Irak. La única forma de ver ahí una transición moderada y pluralista es con un acuerdo y un programa consensuado por una resolución de Naciones Unidas respaldada por Rusia y con un árbitro que seduzca, convenza y obligue a todas las partes a vivir juntas. 

La guerra siria no se puede ganar. Sólo se puede suprimir. Eso es el Oriente Medio y el Mundo Árabe. Es hora de que Occidente lo entienda y se pregunte qué fines desea y persigue en la región. Y en tal caso, más nos vale que escojan los medios adecuados para alcanzarlos, nos gusten o no, porque lo que allí suceda impactará en todo el mundo.

Los Estados Unidos y la Unión Europea deben comprender que no pueden cambiar sus políticas regionales y no pagar el precio por ello.

Comunidad internacional y crisis Siria: “opciones estratégicas”

Dos años y cinco meses después del comienzo de la revolución siria y su posterior transformación en abierta guerra civil, la comunidad internacional se encuentra en una encrucijada histórica: intervenir directamente con el objetivo de destituir el régimen del presidente Bashar Al Assad para ayudar a construir un poder alternativo en Damasco o respaldar con poder suave a la oposición al punto de empujar al régimen a negociar su salida sin más opciones.

La administración estadounidense declaró el pasado 10 de junio que comenzaría el proceso de armar a la oposición. El Pentágono indicó que considera también otras medidas, incluyendo, muy posiblemente, una zona limitada de exclusión aérea sobre el asediado país. Pero incluso en este punto, el juego final de EEUU en Siria es incierto. Washington aún debe explicar sus planes estratégicos regionales con respecto de Irán y Hezbollah por un lado y a las milicias salafistas y yihadistas por el otro.

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