Las implicancias del acuerdo nuclear

Era una obviedad para la mayoría de los analistas y los comentaristas conocedores de Medio Oriente que lo que parecía una larga telenovela tenía solo dos actores estrellas: Irán y Estados Unidos. Los países europeos solo tuvieron un rol de extras, cuya participación no era más que secundaria y a los solos efectos de dar una fachada de legitimidad internacional a las negociaciones y al acuerdo.

A lo largo de todos estos años, el diálogo real tenía lugar entre Washington y Teherán. La comunidad internacional y el mundo árabe se dieron cuenta de esa realidad sin necesidad de que se los expliquen en profundidad.

Lo especialmente interesante, además de lo extenso de la telenovela, era que no había -ni hay- ninguna garantía de éxito, ello quedó claro en la insistencia de la administración Obama en que las negociaciones se limiten al programa nuclear de Irán, sin tocar otros problemas políticos regionales y repitiendo al más alto nivel que las cuestiones políticas de la región eran cuestiones separadas del acuerdo.

Esas cuestiones políticas regionales jamás fueron tenidas en cuenta ni objetadas por los extras europeos de la telenovela. Nunca se consideró el soporte de Teherán a grupos políticos terroristas como Hezbollah en Líbano, al régimen del dictador Bashar Al Assad en Siria o a la injerencia de Irán en Yemen y Gaza. Tampoco cuestionaron la peligrosidad regional del programa nuclear de Irán en lo referente a las repercusiones geológicas y sísmicas de tener instalaciones nucleares en un país propenso a terremotos devastadores como lo es Irán. Continuar leyendo

Elecciones en Afganistán: la expansión persa y el retorno del fundamentalismo

Con la publicación de la lista oficial de candidatos a la presidencia afgana, se ha completado un aspecto clave y fundamental de la estrategia del presidente Barack Obama para que la retirada estadounidense de Afganistán se efectúe según la agenda de Washington. El plan de la administración Obama es poner fin a los 13 años de presencia de Estados Unidos en el país a finales de este año. Las elecciones presidenciales en Afganistán están previstas para abril de 2014 y se supone que ellas deben proporcionar el marco político que permita y dé lugar al retiro de los EEUU.

Lo cierto es que hay tres problemas con esa estrategia de Washington. A saber:

a) El primero es que el anuncio de la retirada ha animado a los opositores del actual status quo, especialmente a los talibanes, a reorganizarse y prepararse para un nuevo intento para la toma del poder una vez que los norteamericanos se hayan marchado.

b) El segundo problema es que con EEUU fuera del marco de la seguridad militar necesaria para la estabilidad del país, sea quien fuera elegido presidente de Afganistán, le resultará muy difícil “ejercer y mantener el poder real“, y como máximo, se convertiría en otro líder de facción respaldado por su tribu y/o comunidad étnica. Continuar leyendo

Lecciones de la historia

A menudo, la dirección política y sus militancias siempre dispuestas a expresar su repudio a Occidente, nos dicen que la gran mayoría de las personas que profesa la fe islámica es pacífica, que no piensa ni desea destruir a Occidente. En las cadenas de noticias y agencias lubricadas financieramente a base de petrodólares del Golfo se sostiene que apenas el 1% de los 1.800 millones de musulmanes suscribe a la doctrina yihadista que califica a Estados Unidos de Gran Satán y causa de todos los males del mundo.

Aquellos que aún dudan del poder de internet se veían sacudidos recientemente por un simple post en un blog que acabó en despacho de la agencia de noticias AP y fue difundido por doquier. Titulado “Por qué la mayoría silenciosa es irrelevante” y firmado por “E. Marek“, el sencillo texto señala que para el Islam, “el hecho de que la mayoría de los musulmanes sean pacíficos o no, es igual de relevante como lo fue para el nacional-socialismo el pacifismo de la mayoría de los alemanes”. En esos mismos años, los japoneses asesinaron a alrededor de 4,5 millones de chinos y mataron a más de 2.600 estadounidenses cuando atacaron Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941. Aunque la mayoría de los japoneses era pacífica.

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