Aylan Kurdi: mis inútiles mil palabras

Si es verdad que una imagen vale más que mil palabras, qué decir, qué escribir sobre la pérdida irreparable de Aylan, ese pequeño niño sirio que ofrendó su vida en las playas de Turquía para sacudir al mundo con el horror de los refugiados.

Ese mortal testimonio visual que no necesita de ninguna palabra pudo más que las miles de portadas de los miles de periódicos, pudo más que el millón de notas periodísticas posteriores, pudo más que las palabras emotivas del poeta y la representación que artistas del mundo entero realizaron para homenajear al niño-ícono que no estará ausente de ningún resumen de la década en que vivimos y al que muchos le auguran el triste privilegio de convertirse en el personaje del año.

Fue increíble también observar la reacción de las comunidades de todo el planeta -la gente de a pie, incluso, adolescentes y niños- ante ese manifiesto brutal que transitó como nunca por las redes sociales. Y quizás sean las palabras del periodista Pedro Simón, en su extraordinaria columna “El niño en la playa” (El Mundo, España), las que mejor hayan transmitido esa angustia colectiva: “¿Cuántos niños sin nombre se ha tragado el océano? ¿Llevaban camiseta azul o una verde cuando se ahogaron? ¿Hicieron alguna vez un castillo de arena?”. Continuar leyendo

La disputa entre la generala y el almirante

Hace pocos días, el 12 de julio, Juana Azurduy tuvo el aniversario de su onomástico y este 15 de julio se le concedió el altísimo honor de tener un imponente monumento en cercanías a nuestra casa de gobierno, que fue inaugurado por nuestra presidente y por Evo Morales, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, país que donó la obra y donde la generala argentina ostenta el grado de mariscala desde agosto del 2011.

Es bien sabido y fue muy comentado el hecho de que dicho monumento fue emplazado allí donde se encontraba el de Cristóbal Colón, obsequio de la comunidad italiana en el centenario de la Revolución de Mayo e inaugurado allá por 1921. La obra del navegante genovés, de 623 toneladas y una altura de 26 metros, fue esculpida en mármol de Carrara por el reconocido artista Arnaldo Zocchi.

Podemos imaginar que Juana Azurduy se anotició sobre la existencia de Colón en los pocos años de estudio que cursó en el convento de Santa Teresa de Chuquisaca, tiempo antes de emprender su valerosa gesta patriótica. Lo que sí es mucho más seguro es que jamás imaginó que confrontaría siglos después con la figura que descubrió América por un lugar privilegiado detrás de la emblemática Casa Rosada. Seguramente tampoco vislumbró en vida las merecidas palmas y honores que le depararía el destino. Juana Azurduy murió en medio del abandono y la indigencia un 25 de mayo de 1862. Esa fecha, insigne para los argentinos, aquel lejano 25 de mayo, fue enterrada en una fosa común, de donde sería rescatada un siglo después para ser depositada en un mausoleo levantado en su honor en la ciudad de Sucre, en Bolivia. Continuar leyendo