La semana pasada, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, presentó dos testimonios requeridos por ley ante comités de la Cámara de Representantes y del Senado.
Uno de los rasgos sobresalientes de ambas presentaciones ante el Congreso de Estados Unidos fue la cortés pero firme negativa de la presidenta Yellen de declarar la fecha exacta de cuándo el Banco Central comenzará a subir la tasa de interés. Interrogada de diferente manera, especialmente por representantes Republicanos, la funcionaria declaró que depende de los niveles de empleo y de inflación.
Dos semanas antes, en discurso pronunciado ante el Club Económico de Nueva York, Yellen describió el panorama económico como lo perciben los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal. El pronóstico es que el objetivo de máximo empleo con estabilidad de precios, entendido como el desempleo entre 5,2 y 5,6 por ciento y la inflación entre 1,7 y 2 por ciento, será alcanzado hacia el fin de 2016. Además, el Banco Central reconoce que puede requerirse mantener baja la tasa de interés por algún tiempo, después de que se alcance el objetivo.
La respuesta a la pregunta de hásta cuando permanecerá baja la tasa de interés depende de la respuesta a lo que Yellen llamó tres grandes preguntas: ¿Hay rezagos en el mercado de trabajo? ¿Se está moviendo la inflación hacia 2 por ciento? Finalmente, ¿qué factores pueden descarrilar la recuperación? O sea, la respuesta es hacia fines de 2016, o antes si es necesario.