La última cifra de 7,4 por ciento de crecimiento económico en China para el primer trimestre de este año, revelada la semana pasada, fue levemente inferior a la meta fijada por el gobierno de 7,5 por ciento. Por consiguiente, a primera vista, esta cifra no debe causar preocupación.
Sin embargo, otros indicadores apuntan hacia una desaceleración en la economía china. Durante casi tres décadas, el sector externo contribuyó al impresionante desempeño de la economía china, con tasas de crecimiento de dos dígitos. En marzo, las autoridades aduaneras chinas revelaron que las exportaciones disminuyeron en un sorprendente 6,6 por ciento. Además, las importaciones principalmente de insumos para las industrias procesadoras disminuyeron aún más, lo cual causó una caída de 11,3 por ciento en las importaciones totales.
Otros indicadores domésticos de desaceleración resultan de restricciones impuestas por el Banco Central de China, las cuales están frenando a las pequeñas y medianas empresas, así como al muy dinámico sector inmobiliario.
El hecho de que China sea la segunda economía más grande del planeta genera preocupación respecto al impacto que su desaceleración puede tener sobre la economía global, especialmente sobre los precios de las materias primas. Como lo declaró en Washington el jefe del Banco Central de Chile, Rodrigo Vergara, “el principal riesgo es China.” La razón es porque China es el principal socio comercial de Chile. Entre otras economías expuestas, por ser exportadoras exitosas de materias primas a China, se encuentran Argentina, Australia, Brasil y Sudáfrica.