La afirmación de que se aproxima un cambio en la política monetaria de Estados Unidos, en el sentido de que están terminándose los días del dinero barato, ha cambiado el rumbo de los flujos de capital hacia afuera de las economías de mercado emergente. Desde Indonesia, India y Turquía, hasta en Brasil, las monedas están cayendo y los capitales están regresando, esperando mejores rendimientos en sus países de origen.
La disminución de las exportaciones de materias primas, debido a la menor demanda en China e India, está contribuyendo a desacelerar el crecimiento en las economías de mercado emergente. Aún así, continuaron llegando los capitales, empujando hacia arriba las monedas y generando quejas de los exportadores y de los banqueros centrales.
Por ende, dependiendo hasta donde lleguen, las devaluaciones pueden ser una corrección bienvenida. Además, no se trata de una caída libre, porque los bancos centrales están manejando la caída, como dijo el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, para asegurar que “no haya excesiva volatilidad”.
Por otra parte, esta vez puede ser diferente. Hay menos endeudamiento en dólares, presupuestos equilibrados, inflación subyugada, abundantes reservas en moneda extranjera y tipos de cambio flexibles. El ganador del Premio Nóbel, Paul Krugman, en su columna del New York Times, dijo que no creía que este cambio en el desempeño de las economías de mercado emergente le plantea una amenaza a la economía mundial. Sin embargo, el profesor Krugman admitió que estaba diciendo eso manteniendo los dedos cruzados.