Michael Bloomberg, servidor público

¿Ha escuchado usted alguna vez que un político donó $650 millones de su propio dinero, para financiar sus actividades durante los 12 años que permaneció en el cargo? Personalmente nunca había oído tal cosa, hasta que la primera plana del New York Times lo reveló, el pasado 30 de diciembre, un día antes del fin del tercer mandato del alcalde Michael Bloomberg. Lo fascinante de este hecho es que no era muy conocido fuera de los círculos internos.

Por ejemplo, el Queens Theater in the Park recibió una donación anónima anual de US$100.000, durante el mandato del alcalde Bloomberg. Su generosidad también financió actividades diarias, tales como el desayuno y el almuerzo de sus colaboradores, durante doce años, a un costo de US$890.000. Los viajes oficiales en aviones privados, por un monto de US$6 millones, también fueron pagados del propio bolsillo del alcalde. Además, apoyó campañas sobre asuntos específicos, tales como el control de armas (US$7,5 millones), reforma migratoria (US$5,7 millones), o US$30 millones para un programa de la ciudad de apoyo a hispanos y afroamericanos indigentes. En doce años, tampoco aceptó su salario por un monto de US$2,7 millones, porque devengaba US$1 al año. También rechazó vivir en la residencia oficial, pero pagó US$5 millones de su bolsa para renovarla.

Cierto, Bloomberg se gastó US$268 millones de su fortuna en tres campañas electorales, pero también donó US$263 millones para actividades caritativas.

Débil creación de empleo

El atrasado informe del Departamento de Trabajo sobre creación de empleo fue decepcionante. Aun antes del cierre del gobierno, sólo 148.000 nuevos empleos fueron creados en septiembre y la tasa de desempleo descendió a 7,3 % desde 7,2 %. El mes entrante, cuando se tengan en cuenta los efectos del cierre del gobierno, esas cifras serán peores. El sector privado en septiembre creó la mayor parte de los nuevos empleos, en sectores como el comercio al mayoreo y el transporte, incluso en la construcción. Además, los gobiernos locales y estatales están contratando de nuevo. El freno proviene del gobierno federal, el cual ha estado perdiendo empleos en forma consistente.

En comparación con el año pasado, en septiembre el empleo en el gobierno federal disminuyó 3,1 %. Según el New York Times, el mes pasado, el número de personas civiles empleadas por el gobierno federal era el más bajo desde agosto de 1966, cuando Lyndon Johnson era presidente. Más aún, hoy el gobierno federal emplea 2 % de la fuerza de trabajo civil, mientras que en 1966 con menos población, la misma cifra fue de 4,3 %.

Estas cifras sobre el empleo público confirman la conclusión del banco central de que la política fiscal, lo que el gobierno gasta y recibe, está restringiendo el crecimiento económico. Un estudio reciente de la firma de investigación Macroeconomic Advisers concluyó que este año la incertidumbre fiscal ha aumentado la tasa de desempleo en 0,6 %, equivalente a 900,000 puestos de trabajo perdidos.

Monedas declinantes

La afirmación de que se aproxima un cambio en la política monetaria de Estados Unidos, en el sentido de que están terminándose los días del dinero barato, ha cambiado el rumbo de los flujos de capital hacia afuera de las economías de mercado emergente. Desde Indonesia, India y Turquía, hasta en Brasil, las monedas están cayendo y los capitales están regresando, esperando mejores rendimientos en sus países de origen.

La disminución de las exportaciones de materias primas, debido a la menor demanda en China e India, está contribuyendo a desacelerar el crecimiento en las economías de mercado emergente. Aún así, continuaron llegando los capitales, empujando hacia arriba las monedas y generando quejas de los exportadores y de los banqueros centrales.

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