Alquilar (no) se puede

Recientemente el Gobierno de la Ciudad lanzó un plan llamado “Alquilar se puede”, orientado a otorgar préstamos a inquilinos. En este artículo te voy a demostrar por qué este programa no va a mejorar la situación de los inquilinos en la Ciudad de Buenos Aires y de qué manera podría resolverse este problema.

En la actualidad hay 380.000 familias que alquilan en la CABA. Esto representa un 50% más de lo que había hace diez años, es decir que todos los años se suman unos 10.000 nuevos inquilinos.  ¿Por qué crecen tanto los inquilinos? En primer lugar hay que aclarar que la población total de la Ciudad no varió en todos estos años, por lo que el aumento no se debe a que haya más gente. La razón es la más obvia, cada vez es más difícil acceder a una vivienda propia por los altos precios y la falta de créditos hipotecarios accesibles. Continuar leyendo

Patear el tablero en la Ciudad de Buenos Aires

Con el anuncio por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de la implementación del voto electrónico y la reglamentación de las PASO para las elecciones porteñas, solo resta saber si los comicios serán en fecha desdoblada respecto de las PASO nacionales de agosto y las generales de octubre. Parece muy difícil que el PRO opte por realizar ambas elecciones en la misma fecha, dado que logísticamente sería toda una complicación.

La dilatada decisión obedece a las especulaciones y cálculos al interior del PRO de Mauricio Macri. Quienes argumentan a favor del desdoblamiento, ven como una necesidad para las aspiraciones nacionales de Macri mostrar un triunfo contundente en la Capital antes de las PASO presidenciales de agosto. La interna del PRO no da respiro y allí disputan, en primer lugar, Gabriela Michetti  y Horacio Rodríguez Larreta.

En el 2015 los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires tendremos la oportunidad de elegir nuestros representantes una vez más. La atención estará centrada en quién será el próximo Jefe de Gobierno porteño, pero también se renovarán los cargos en la Legislatura y, por segunda vez, siete comuneros serán elegidos por cada una de las quince comunas porteñas.

La fuerza que lidera Mauricio Macri buscó representar desde el comienzo una suerte de renovación en la política. Poniendo el énfasis en la gestión, decía querer “desideologizar” la discusión sobre el modelo de ciudad, proponiendo soluciones concretas a los problemas concretos. Pero la emergencia de graves problemas como el déficit habitacional, la basura, la situación de los hospitales y escuelas porteñas demostraron que todas las “soluciones” tienen una concepción por detrás, implica conflicto de intereses y por tanto beneficiados y perjudicados.

El caso del desfinanciamiento de la educación pública y la caída sistemática de las partidas presupuestarias de vivienda son quizás las mayores evidencias del sentido que la gestión PRO ha tenido en la Ciudad de Buenos Aires. Es precisamente por esto que hemos visto innumerables conflictos vinculados a estos dos ejes, con los estudiantes y docentes defendiendo una educación de calidad y al alcance de todos, y con fuertes movimientos exigiendo soluciones para los vecinos de las villas y para la inmensa población que tiene la necesidad de pagar un alquiler y a la que le es imposible acceder a la vivienda propia.

La gestión del PRO apuntaló un modelo de ciudad excluyente, privilegiando el negocio inmobiliario y los servicios privados, en detrimento de los derechos que todos los ciudadanos deberíamos tener garantizados. La Ciudad, poco a poco, se va convirtiendo en exclusiva y excluyente.

 

El desafío de la oposición

La verdadera oposición al modelo PRO de Ciudad no son los conglomerados políticos que aparecen en las elecciones. La oposición efectiva son los movimientos y organizaciones populares que día a día enfrentan en cada territorio a la privatización que promueve la fuerza de gobierno. Sin embargo cuando llegan las elecciones, no hemos sido capaces de traducir eso en una alternativa real.

Es por eso el espacio de la “oposición” es ocupado elección tras elección por armados de estructuras tradicionales cuyo interés no está atado al de los sectores populares que habitan en la Ciudad de Buenos Aires. Tal es el caso de UNEN, al que algunos medios asocian con un supuesto “progresismo” y que con sólo un año de existencia demostró ser un fiel aliado de las políticas del macrismo en la Ciudad, avalando las reformas educativas contra los docentes y las políticas de endeudamiento serial del PRO. No es casual entonces que sus referentes estén discutiendo tanto en el país como en la Ciudad, un acuerdo electoral con el PRO.

También es el caso del Frente para la Victoria que con la salvedad de algunas pocas (aunque valorables) excepciones, acordó y votó junto al macrismo numerosas leyes antipopulares como la venta de terrenos públicos para negocios inmobiliario privados o la disolución del Instituto Espacio para la Memoria de la Ciudad (IEM).

Pero si existe tan variada y rica experiencia de organización política, social y cultural en la Ciudad, una fuerte militancia comprometida con los sectores populares, ¿por qué no somos capaces de transformar eso en una alternativa de gobierno popular en la Ciudad? Es hora que nos pongamos a construir una propuesta política unitaria que pueda ser alternativa al modelo PRO. Que sea oposición efectiva y no rosca palaciega en la legislatura. Que esté atada y constituida a partir de las experiencias concretas de lucha de la Ciudad

El 2015 nos presenta una gran oportunidad para presentar un espacio amplio y unitario, que contenga a expresiones distintas pero que tenga la mira puesta en resolver el problema de la vivienda, en construir una educación pública y de calidad y en desarticular este modelo expulsivo y excluyente para hacer de Buenos Aires una ciudad justa e igualitaria.

La convocatoria debe ser generosa y poniendo por encima los intereses de los sectores populares de la Ciudad por sobre todas las cosas. Solo por mencionar algunos, aunque la lista puede ser mucho más amplia, creemos que espacios como los que aglutinó el año pasado Camino Popular, las fuerzas del Frente de Izquierda, Autodeterminación y Libertad de Luis Zamora, Seamos Libres de Pablo Ferreyra y otras fuerzas presentes en las batallas cotidianas de la Ciudad, deberíamos converger para construir un gran polo articulador de un cuarto espacio alternativo a las viciadas estructuras del PRO, UNEN y el PJ.

Las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) son una herramienta que puede ser utilizada para construir esta unidad y patear un tablero que de continuar de esta forma nos sigue condenando a la marginalidad, y conduce a un nuevo triunfo conservador en la ciudad. Desde Patria Grande nos proponemos trabajar para lograr ese objetivo.

Una foto de la Ciudad que no vemos

Desde el día lunes 21 referentes barriales nucleados en la Corriente Villera Independiente iniciaron una huelga de hambre en una carpa instalada frente al Obelisco. El objetivo es visibilizar las condiciones de vida en las villas de la Ciudad de Buenos Aires y exigir al gobierno la urbanización, políticas de acceso a la vivienda y ejecución de los presupuestos correspondientes. Vale la pena entonces brindar alguna información y herramienta de análisis sobre la situación de vivienda en la CABA y el rol del mercado inmobiliario.

Según el último Censo Nacional (2010), hay 164 mil personas que pueblan las villas miserias de la Ciudad de Buenos Aires. A esas se le agregan otras 144 mil que viven en hoteles familiares, inquilinatos, pensiones, casas tomadas, etc. Si sumamos a quienes logran acceder a un departamento pero viven en condiciones de hacinamiento, tenemos que más de 500 mil habitantes de la Capital Federal viven en situación precaria. Sí, más de medio millón de personas no acceden a una vivienda digna en la Ciudad más rica del país. Esto es, uno de cada seis de sus habitantes.

La situación no sólo no viene mejorando, sino que en todos estos años se ha agravado. El déficit habitacional, es decir la cantidad de familias sin acceso a vivienda digna, era de 86.185 familias en 2001 y ascendió a 108.225 en 2010. ¿Cómo es posible que luego de una década de crecimiento económico y de mejora en los ingresos comparados con el 2001 la situación del derecho a la vivienda sea aún más catastrófica? La respuesta es muy simple: la falta de regulación del mercado inmobiliario genera que el crecimiento urbano no sólo no resuelva las dificultades para acceder a la vivienda, sino que las empeora.

Entre 2001 y 2011 se construyeron 14.592.673 metros cuadrados con destino residencial, es decir, un número equivalente a 300 mil departamentos de 50 m2. Sin embargo las viviendas construidas fueron 152.608, es decir un promedio de casi 100m2 por unidad habitacional. De todos modos cabe preguntarse: si en el 2001 había 86.185 familias sin vivienda digna y se construyeron más de 152 mil viviendas, ¿cómo es que el déficit habitacional aumentó en lugar de descender?

Muy simple. El 82% de las viviendas se construyeron en la zona norte y centro de la Ciudad, es decir en los lugares donde hay menos déficit habitacional (Palermo, Villa Urquiza, Belgrano, Caballito fundamentalmente). A su vez dos de cada tres de estas residencias nuevas son de categoría lujosas, es decir tienen como fin la venta en el mercado a los sectores de altos y de medios-altos ingresos.

Mercado inmobiliario vs derecho a la vivienda

La lógica de este “desarrollo urbano” bajo las reglas del mercado inmobiliario es obvia. Las inversiones se colocan en donde aparecen más rentables y al tratarse de un mercado dolarizado, rige la lógica de la especulación financiera. Es así que más de 150 mil viviendas se encuentran ociosas en la Ciudad de Buenos Aires y no existe ninguna política pública para desincentivar la especulación con el ladrillo, que debiera utilizarse prioritariamente para atender las necesidades de vivienda de la población.

El desarrollo urbano bajo las reglas de un mercado inmobiliario absolutamente desregulado duplicó en dólares los valores promedios del suelo, de las propiedades y como consecuencia también de los alquileres. Es así que cada vez es más difícil acceder a una vivienda en la Ciudad y la contracara de la Ciudad de las torres y la modernización de los barrios en donde viven los sectores acomodados es el aumento permanente de la población que vive en situación precaria, de los jóvenes que no pueden alquilar y mudarse de sus casas, de familias que son desplazadas de la Ciudad porque resulta imposible comprarse una vivienda.

Es importante también aclarar, contra la usual explicación que da el jefe de Gobierno sobre este problema, que la Ciudad no sufre ningún tipo de “invasión” del interior o de países limítrofes que podrían explicar el crecimiento del déficit habitacional. Además de xenófobo, se trata de un argumento absolutamente falaz, ya que la población de la Ciudad de Buenos Aires no ha crecido en todos estos años. Con la misma cantidad de habitantes, tenemos una porción mayor cuyo derecho constitucional a la vivienda no es garantizado.

Como suelen enunciar los referentes de la Corriente Villera Independiente que hoy acampa en al Obelisco, existen dos ciudades dentro de la gran Ciudad de Buenos Aires. Una encima de la otra, una que desplaza e ignora a la otra. Existe una Ciudad que le construye las casas a la otra, que le lava la ropa, que limpia sus departamentos, que les lleva el delivery, que recolecta sus residuos. Esa Ciudad que no vemos cuando constatamos el “desarrollo” urbano de Puerto Madero, Palermo o Caballito pero que escode la eterna postergación de Lugano, Soldati o Barracas. Es hora de abrir los ojos y asumir que la lucha de las villas es la lucha de todos los que habitamos esta ciudad y de quienes queremos que en lugar de la especulación inmobiliaria, sean el derecho a una vivienda y a una vida digna los frutos del “progreso” de nuestra querida Ciudad.

¡Silencio! Los estudiantes nos están dando clase

El pasado 16 de septiembre se cumplió un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices, cuando la violencia genocida de la última dictadura se descargó sobre los estudiantes secundarios. En la noche del 15 y la madrugada del 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes de la Escuela Normal 3 de La Plata fueron secuestrados de sus domicilios por un grupo de tareas del Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Los jóvenes tenían entre 14 y 18 años, militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios y muchos habían participado en la lucha por el boleto estudiantil en 1975. Seis de ellos permanecen todavía desaparecidos.

37 son los años que pasaron desde entonces y hoy la juventud vive un nuevo proceso de politización, del que Marea Popular, la organización de la que formo parte, es una de sus tantas expresiones. Por eso no sorprende, pero sí enorgullece, que los más jóvenes entre los jóvenes sigan dando muestras de que nuestro pueblo merece una mejor suerte. Podemos mirar con optimismo el futuro sabiendo que estos pibes y pibas están dispuestos a pelear por un país digno, con educación pública, gratuita y de calidad.

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