América Latina padece del síndrome crónico del crecimiento lento. En contra de la opinión corriente, el bajo crecimiento y las resultantes brechas de ingresos no pueden atribuirse en mayor medida a un problema de acumulación de factores (capital físico y trabajo) sino a un déficit permanente en el crecimiento de la productividad (total de los factores-PTF). Desde 1960 hasta el presente, los países de la región se han retrasado respecto al PIB per-cápita de los Estados Unidos un 37%, donde un 70% de la diferencia es explicada por un menor crecimiento de la productividad. Esta profunda diferencia en la PTF entre países no exige preguntarnos por qué algunos utilizan de manera más eficiente que otros el capital y el trabajo que disponen.
Un factor importante es el capital humano, el cual consta de la cantidad de conocimientos y de habilidades que acumulan los individuos a lo largo de su vida y que los hace más productivos. Este capital se acumula cuando los alumnos de los distintos niveles incorporan conocimientos, cuando los trabajadores de la construcción aprenden a manejar una grúa o cuando los médicos dominan una nueva técnica quirúrgica… Por ejemplo, en Estados Unidos cada año adicional de estudio tiene un rendimiento del 7%, mientras que en los países en desarrollo estos retornos son del orden del 12%.