Habrá que acostumbrarse a los excelentes rindes con un firme ajuste de precios. Es un escenario todavía favorable para la Argentina, protagonista del mercado mundial de alimentos, pero lejos de lo óptimo, pues obliga en los próximos años a desarrollar competitividad en otros sectores para equilibrar vía exportaciones la pérdida de valor de la producción del agro, ante la necesidad de ingresar más dólares para impulsar la actividad.
Este año los precios de los principales productos primarios y derivados que exporta el país se consolidan claramente debajo de 2014. “La gestión kirchnerista deja una economía, y en parte también una sociedad, que pueden funcionar –mediocremente– con la soja a 500 dólares: el problema es que vale un 30% menos”, resume Juan Llach, economista del IAE de la Universidad Austral.
Un estudio de Marcela Cristini y Guillermo Bermudez, economistas de la fundación FIEL, concluye que “con la caída de los precios internacionales de las commodities, los países exportadores de alimentos deberían reconocer que han vuelto a la rentabilidad normal del negocio agroindustrial y buscar activar los mecanismos de mejora de su productividad. El interrogante para aquellos países que han operado adecuadamente, ahorrando o invirtiendo en la bonanza, es sobre el conjunto de políticas eficaces para lograr esa mejora”.
La soja se estabiliza este año en torno a los u$s350 por tonelada. Su precio fija además el de sus derivados, como aceite, harinas y residuos, muy demandados en el exterior. Argentina es el primer exportador global de aceite y harina de soja, y tercero del grano sin procesar. Además, es el cuarto exportador mundial de maíz.
A valores actuales, la soja muestra una caída de 33,6% interanual. El maíz (-20%) y el trigo (-14,4%) ceden menos, aunque su contribución exportadora es inferior. Sin embargo, estas cotizaciones son casi idénticas a las de octubre de 2014, por cuanto resisten en lo que podría considerarse un piso, con las variaciones características de un mercado muy volátil, expuesto a fundamentos propios, factores climáticos y la intervención de fondos de inversión que distorsionan la dinámica de oferta y demanda genuinas.
El efecto negativo del derrumbe de precios es contenido por la elevada producción nacional de granos, que alcanzará un máximo histórico. Argentina levantará en la campaña 2014/2015 una cosecha total de 119 millones de toneladas, de acuerdo a lo anticipado por el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) ubica la campaña de soja argentina, que concluye a mitad de este año, en 59,5 millones de toneladas. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires también subió su pronóstico de producción para la soja de 2014/15 a un récord de 60,8 millones de toneladas, frente a los 60 millones anteriores. Asimismo, el USDA norteamericano aumentó sus estimaciones de la cosecha y exportaciones de maíz 2014/15 de Argentina a 25 millones de toneladas -desde los 24,5 millones de mayo- y 15,5 millones de toneladas -frente a los 15 millones previos-, respectivamente.
El agro ingresa 24% menos divisas
Las liquidaciones de exportaciones del sector disminuyen en una proporción semejante a los precios, un 24,3% en un año. La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades que representan un tercio de las ventas externas, informaron que desde que comenzó 2015 hasta la primera semana de junio las empresas liquidaron u$s8.565 millones, contra u$s11.310 millones del año pasado.
Un estudio de Ecolatina estimó el impacto de los menores precios de las materias primas en la balanza comercial argentina. Calculó que la pérdida de valor de la cosecha local este año alcanza los u$s6.300 millones, al considerar los tres principales cultivos (soja, maíz y trigo). Según el reporte, este ajuste de precios será amortiguado por la baja del petróleo crudo. La consultora indicó que la Argentina podría recortar a la mitad su déficit de balanza energética, en unos u$s1.400 millones este año.
Si se mantiene la actual tendencia de cotizaciones de bienes primarios, el agro aportará entre 18 y 19 mil millones de dólares por exportaciones, el monto más bajo desde 2009. Asimismo, la pérdida de ingresos fiscales por derechos de exportación (retenciones) estaría en un rango de 2.000 a 2.200 millones de dólares, un perjuicio a las cuentas públicas que no será compensado por los u$s1.400 millones que disminuirá el rojo energético, asumido casi en totalidad por el Estado.