El retorno a la Argentina “normal”

A la era de la crispación y la epopeya refundacional sucederá un tiempo de normalización de un país que tiene todo para salir adelante y convertirse en la nación moderna y próspera que todos esperamos.

Se ha terminado el dedo acusador, punto final a la construcción de un enemigo que se alternó entre Clarín, la década de los noventa, o los fondos buitre, en un relato crispado, divisionista de la ciudadanía, que enfrentó a la Argentina con el mundo. Cristina Fernández de Kirchner se ha retirado del gobierno con el mismo ánimo bélico con que gobernó, quebrando la honrosa tradición democrática de que el mandatario saliente entregue los símbolos de la magistratura a quien le sucede por mandato popular. Es una lástima por la Argentina, aunque eso a partir de hoy será apenas una anécdota, una mala anécdota, que se incorporará al currículo de arbitrariedades de la época Kirchner.

Mauricio Macri ha hablado con sencillez, convocando a la unidad y a la cooperación. Saludó a quienes fueron sus competidores en la elección, rivales pero no enemigos. El pueblo acompañó con alegría, vivió una fiesta que no se frustró por el encono de quien demostró que no reconoce la ética de la derrota, consustancial a la democracia. Continuar leyendo

“Ahora vamos por todo”

Ensoberbecidos por los resultados de octubre, la mayoría del Frente Amplio “va por todo”. Es imprescindible que a la mayoría parlamentaria sumen ahora una mayoría ciudadana que sea interpretada como un cheque en blanco para cambiar las bases republicanas y liberales de nuestra Constitución, la que hoy sienten como un corset. Como dijo la senadora Topolansky, “hay que pasar al socialismo, lo que requiere otra Constitución”. 

La frase que nos sirve de título fue dicha por la Dra. Cristina Kirchner luego de su reelección. Embriagada por su formidable éxito electoral, ungida por un 54% de la ciudadanía, no optó por el camino superior de convocar a todo el país para un proyecto nacional sino, por el contrario, ir “por todo”, o sea, apañar todo el poder posible. Ya sabemos lo que pasó después con la prensa, con los impuestos, con el dólar, con las empresas favorecidas y las perseguidas. En ese programa absolutista incluyó también la re-reelección, que —felizmente— quedó en el camino. Continuar leyendo