El 19 de abril, fecha emblemática de nuestra historia, está desvanecida. El sistema educativo le da cada vez menos valor a las celebraciones patrias y ya ni la prensa se ocupa como lo hacía antes, cuando eran tradicionales las crónicas históricas.
En nuestra generación, el suplemento dominical de El Día y los especiales de El País, despertaban el interés por el pasado, trataban de evocar con estilo periodístico los grandes momentos. Los Cuadernos de Marcha, en su momento, ofrecieron también, en un nivel más académico, enfoques de temas históricos importantes, con autores de plural extracción.
A la actual deserción ha contribuido un conjunto de factores. Por un lado, opera una tendencia historiográfica, que llega a los profesores más jóvenes, con una actitud despectiva para lo que consideran una versión heroica del pasado, en beneficio de los factores sociales y económicos, que no deberían ser contradictorios con la exaltación de los mojones de la construcción nacional. Por otro, hubo tanto abuso de las celebraciones históricas en la época de la dictadura que aún se mantiene viva una cierta reacción. También se advierte una tendencia al “presentismo”, que desprecia la mirada hacia atrás, sin entender, como decía el gran Marc Bloch: “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”. Continuar leyendo