Nadie es responsable

Cuando el Frente Amplio se hizo cargo de la Intendencia capitalina, se agravó el tema de la basura hasta un punto en que pasó a ser una problemática endémica. Por supuesto, la responsabilidad se arrojaba sobre el pasado. Luego lanzaron la enternecedora explicación de que había más basura por el progreso social del país. El hecho es que ha pasado un cuarto de siglo y el nuevo intendente, Daniel Martínez, tiene que montar un operativo excepcionalísimo ante una crisis generalizada de la limpieza montevideana. Se pone una efímera cataplasma, pero el tema sigue pendiente, mientras se dan confusas explicaciones sobre falta de camiones y otras carencias.

En la seguridad ciudadana, todo el mundo es responsable, salvo quienes tienen que asegurarla. Y lo peor es que esta tesis ha llegado hasta la Justicia, porque un tribunal ha establecido la corresponsabilidad de la sociedad en un delito de rapiña. O sea que los delincuentes no son los exclusivos responsables de sus actos. Aparentemente, seríamos todos, la gente que trabaja de sol a sol, los maestros que no pudieron encausarlos, todos… Continuar leyendo

La hora de la Concertación

¿Importa o no importa que la Concertación vote bien y hasta pueda llegar a ganar la Intendencia de Montevideo? Sabemos que la Concertación arrancó mal, que la pérdida de sus candidatos iniciales le significo un mal comienzo, pero es evidente que de a poco viene cobrando fuerza. Las dos encuestas que han salido le dan bien, pero ya sabemos de qué poco valen como pronóstico. En cualquier caso, es fundamental que la Concertación vote lo mejor posible y que se estampe que por lo menos la mitad de los montevideanos no estamos de acuerdo con que continúen los horrorosos 25 años del Frente Amplio en la Intendencia. 

¿No tiene algún sentido votar al Ing. Martínez para impedir que, dentro del Frente Amplio, no triunfe la Sra. Topolansky, que luce como la peor opción? En realidad, lo peor es esa actitud, porque un voto a Martínez puede conducir, vía doble voto simultáneo, al triunfo de la señora Topolansky, que —aunque alguna encuesta diga lo contrario— tiene detrás suyo la organización que fue mayoritaria en la última elección nacional. Además, nada cambia que gane el Ing. Martínez, porque dependerá de una Junta Departamental donde el mujiquismo tendrá una fuerte representación. Dicho más claro: será un prisionero en la Junta y un prisionero del señor Mujica, que estará, micrófono en mano, reclamándole todos los días algo al “compañero Intendente” desde el barrio en que se encuentre esa mañana o esa tarde. Si gana su señora, no estará tan suelto y tendrá que explicar por qué esto sí y por qué esto no. Martínez, eventualmente en la Intendencia, estará preso del mujiquimo y de la ADEOM, dedicado a aumentar impuestos para atender a sus reales mandantes. Y el mujiquismo suelto para hacer lo que más sabe: estar a la vez en el gobierno y en la oposición.

Dentro de la Concertación, ¿es fundamental la competencia interna o es más importante el voto general? Está claro que para quienes queremos terminar con el Frente Amplio y su Intendencia cara y mala, lo que importa son los votos de la Concertación. Hay que entender que Rachetti, Garcé y Novick suman. Todos su votos se acumulan, de modo que al efecto político es idéntico en cualquier opción. Así como Martínez, Topolansky y Cardozo —como lo señalamos más arriba— acumulan por la vía del doble voto simultáneo, también Rachetti, Garcé y Novick lo hacen bajo el lema común del Partido de la Concertación.

¿Por qué Rachetti, entonces? Porque a los colorados nos importa que el Partido Colorado esté presente. Y a quienes no lo son pero se ubican en el espacio democrático de los partidos tradicionales, también les importa, porque la reanimación del coloradismo es esencial para el futuro del país. También bueno es decir que se trata de un excelente candidato, un abogado capaz, un hombre nuevo que se incorpora a la vida política en un momento difícil del partido, que no viene a especular con cargos y posiciones. Su campaña es modesta, porque no hay dinero ni medios, pero sí mucho esfuerzo, mucho trabajo y un excelente programa, elaborado por gente que sabe de lo que está hablando, con real experiencia en el tema municipal.

Es claro que el Partido Colorado, después de mayo, iniciará una etapa fundamental, orientada a superar el tropezón de la última elección, que interrumpió el ascenso que se venía dando después del desastre posterior a la crisis de 2002. Hoy esta crisis está lejos, el país entero sabe que si se pudo aprovechar la bonanza de estos años fue por el manejo notable que se hizo de aquella catástrofe que nos regaló Argentina y —lo más importante— el Partido Colorado posee una reserva de gente importante para la vida del país, que tiene mucho para aportar. No son solo los viejos técnicos, sino mucha gente nueva también y una historia que compromete e impone. Cuando hoy se reconoce el valor de nuestra reforma educativa; cuando los cambios fundamentales en la producción, como la forestación, están asociados a nuestros gobiernos; cuando se contempla en perspectiva lo que fueron nuestros planes de vivienda, testigo silencioso frente al fracaso frentista, se reconoce que el Partido Colorado, que el Batllismo, mantiene su vigencia. Y de eso se trata hacia el futuro.

Valgan estas líneas, como un llamado a la reflexión y a que quienes compartan nuestros razonamientos, puedan ayudar a extenderlos.

Acuciante necesidad de cambio

La campaña política de la Concertación ha sido accidentada. No es la hora de discutir sobre lo que ha ocurrido sino tratar de rescatar una buena idea política, que sin duda nos alienta a defender la posibilidad de un cambio en la Intendencia montevideana.

La necesidad de ese cambio parece cada día más acuciante. Son 25 años de mediocridad, de impuestos acrecidos y de nada que permita redimir una administración penosa. La limpieza nunca pudo resolverse, los pavimentos son un desastre, el abandono de los barrios pobres es alarmante, el tránsito caótico y no solo sin soluciones sino con desastres como el corredor Garzón y suma y sigue. En 25 años, apenas han continuado lo que venía de atrás, ya financiado, como el saneamiento y pocas cosas más. Los más de 600 millones de dólares que cada año ponemos los montevideanos en las arcas municipales, no reciben una mínima contrapartida.

Es la hora entonces de cambiar. Por los penosos resultados y por el estilo político de gobernar, por su autoritarismo, por su exclusivismo político, por el abuso de cargos políticos y de falta de respeto por la administración profesional, por el colectivismo populista que caracteriza a todo el Frente Amplio y que está —como pensamiento y reflejo— detrás de sus decisiones.

Frente a esa administración, está la Concertación, donde se suman votos colorados, blancos e independientes.

Los colorados, naturalmente, votamos al candidato colorado. Es una figura nueva, de las que procuramos atraer a la vida política para seguir alentando el proceso de renovación que nuestro partido necesita. Es un abogado joven, entusiasta, que plantea un programa muy bien pensado, con un excelente equipo técnico.

Hay correligionarios que han emprendido otros caminos. Desde el respeto de siempre, les decimos que se equivocan y sería deseable que recapacitaran para entender que deben votar a nuestro candidato. Los que adentro de la Concertación buscan otras opciones, si la motivación principal es promover un cambio, la opción colorada es tan válida como la más valida de las demás, ya que todas suman voluntades para ese lema circunstancial. El Partido Colorado tiene que tener presencia y contribuir. No es posible que no comprendamos la necesidad de apoyarlo, precisamente porque se pasa un difícil momento, porque tenemos que superarlo para encender nuevamente la llama batllista.

Aun más grave es el error de quienes creen que apoyando a Daniel Martínez, evitan el mal menor de la señora Topolansky. Realmente no advierten que ésta posee una elevada chance de ganar, a la que contribuirían involuntariamente, y que —aún en la otra hipótesis— han de saber que una Intendencia frentista, cualquiera fuere su titular, seguirá el mismo trillo de hoy. Y que el Ing. Martínez estará absolutamente condicionado por el grupo del MPP y la propia señora Topolansky. Políticamente es así. El Presidente Vázquez puede sortear, con mucha dificultad pero más o menos sortear, los obstáculos que le pone el ex Presidente Mujica; el Ing. Martínez no tendrá la menor posibilidad frente al condicionamiento permanente que la impondrá el MPP. Es imposible no advertirlo.

Hay otro riesgo incluso peor: quienes creen que votando al Ing. Martínez le podrían cerrar el paso a la señora Topolansky podrían, si son muchos, darle al Frente Amplio una bancada de más de 20 ediles. Ello supondría que el Frente Amplio, por sí solo, podría cambiarle el nombre a todas las calles, plazas y parques de Montevideo, contraer empréstitos y bloquear cualquier llamado a sala. En suma, un gobierno absoluto, sin contrapeso efectivo alguno.

Sabemos que la candidatura colorada arrancó tarde, con un candidato que, por nuevo y renovador, no es suficientemente conocido. Que sus medios económicos son mínimos y, como consecuencia, escasa su presencia publicitaria. Lo sabemos. Pero también sabemos que hay mucha gente, como nosotros, que cree en lo que significan el Partido Colorado y el Batllismo, que sigue queriendo a un Montevideo que construyó como ciudad el Batllismo, que alienta la esperanza cierta de que el Partido se recuperará del mal resultado de la última elección. Cuando se advierte, como estos días, la matriz totalitaria de un Frente Amplio, que sale a la calle a defender la dictadura venezolana y la prisión de los líderes opositores, más que nunca sentimos el compromiso batllista por la libertad y la justicia.

Estas son nuestras razones, cada día más claras, para acompañar en Montevideo al candidato colorado. Esperemos que así se entienda.