Menos burocracia, más empleos

A diferencia de funcionarios anteriores que decían que la Argentina se encontraba en mejores condiciones económicas y sociales que Alemania, Canadá y Australia, ni bien asumimos como Gobierno comenzamos un arduo trabajo para reconocer los problemas que aquejan a nuestro país y a partir de ello empezamos a enfrentarlos uno por uno, con soluciones de fondo que garanticen, de una vez por todas, arrancar de raíz las malezas que nos hundieron cíclicamente en la pobreza.

Lo que distingue a un país rico de uno pobre es, principalmente, la cantidad de obstáculos a la creación de riquezas, ya que, cabe recordar, la humanidad nació pobre pero, a medida que estas se fueron creando y multiplicando, la pobreza fue mermando, aunque no de manera uniforme en todas las naciones, sino que se fueron acentuando los progresos en aquellas que menos entorpecieron este círculo virtuoso de prosperidad.

Así, teniendo en cuenta que en nuestro país son las pymes las máximas encargadas de satisfacer las necesidades de los consumidores mediante innovación, producción e inversión, y que a su vez estas son quienes emplean a la mayor cantidad de argentinos, porque ocupan al 70% de los trabajadores, comprendimos que, para cumplir con nuestro propósito de lograr la pobreza cero mediante la generación de trabajo genuino, registrado y de sólidas bases, es sumamente importante comenzar con este dinámico sector. Continuar leyendo

¿Prohibición o incentivos?

El nombre de la coalición a la cual pertenecemos quienes hoy tenemos la responsabilidad de gobernar —Cambiemos— no es casual y su significado fue bien interpretado por todos los argentinos: luego de una gestión que nos dejó una inflación acumulada del 700%, un déficit fiscal histórico, una gigantesca incapacidad de crecimiento económico ocultada bajo la alfombra del empleo público artificial, un Gobierno que ya sumaba 5 años sin generar trabajo genuino, luego de políticas extractivas que empobrecieron a la gente día a día, llevadas a cabo por funcionarios que vieron en la política una oportunidad y no un compromiso; el pueblo decidió, mediante un verdadero cambio, transformar la Argentina.

A tan sólo 5 meses, el nuevo rumbo ya está en curso y a través de políticas concretas, concentradas en mejorarle la calidad de vida de la gente, pusimos como meta de nuestras medidas la creación de trabajo digno y estable para todos los argentinos, para lo cual no hay recetas mágicas. El único camino real para cumplir este objetivo es la atracción de inversiones que expandan con ellas nuestra economía. En este sentido, es por todos sabido que les hemos quitado todos los frenos posibles a las grandes, medianas y, especialmente, pequeñas empresas. Incluso logramos entre todos sacar a la Argentina de un vergonzoso default, lo que les devolverá a los ciudadanos la capacidad de financiarse a tasas considerablemente más bajas, para que puedan multiplicar su capacidad productiva y entren así al mundo, compitiendo de igual a igual. Continuar leyendo

El atril vacío

En el país de las maravillas todo está bien, la economía es más pujante que la canadiense y la australiana, los pobres alemanes emigran hacia esas tierras en busca de prosperidad, la inversión, en palabras de su ministro de Economía, vuela, las personas gozan de pleno empleo y pueden elegir libremente qué hacer con sus ahorros, ya que no existe ninguna restricción al cambio de monedas, aunque esto no sea necesario, puesto que la inflación es mínima. Ni hablar de la inseguridad, esta es una simple sensación que no se ve reflejada en los hechos: La gente camina tranquila en las calles, los niños juegan en la vereda y los vecinos toman mate tranquilos fuera de sus hogares, con la puerta abierta. La calma reina.

Resulta que en pocas semanas en el país de las maravillas se elegirá nuevo presidente, ¿pero quién podría oponerse a tan exitoso y próspero modelo? Pues todos aquellos que saben que, al igual que la antigua obra de Lewis Carroll, ese país es puro cuento.

Pero llegó el día en el que la realidad les golpeó en la cara a los autores del relato. ¿Cómo decirles a las familias de los niños que murieron de hambre que la pobreza no existe en la Argentina? ¿Cómo decirles a los jubilados que hacen malabares para llegar a fin de mes que la inflación es ínfima? ¿Cómo les explicamos a todos aquellos cuyos seres queridos perdieron la vida cuando quisieron robarles el celular, la cartera o lo que sea que llevasen puesto? ¿Que ello se debió a una simple sensación? Continuar leyendo