A diferencia de funcionarios anteriores que decían que la Argentina se encontraba en mejores condiciones económicas y sociales que Alemania, Canadá y Australia, ni bien asumimos como Gobierno comenzamos un arduo trabajo para reconocer los problemas que aquejan a nuestro país y a partir de ello empezamos a enfrentarlos uno por uno, con soluciones de fondo que garanticen, de una vez por todas, arrancar de raíz las malezas que nos hundieron cíclicamente en la pobreza.
Lo que distingue a un país rico de uno pobre es, principalmente, la cantidad de obstáculos a la creación de riquezas, ya que, cabe recordar, la humanidad nació pobre pero, a medida que estas se fueron creando y multiplicando, la pobreza fue mermando, aunque no de manera uniforme en todas las naciones, sino que se fueron acentuando los progresos en aquellas que menos entorpecieron este círculo virtuoso de prosperidad.
Así, teniendo en cuenta que en nuestro país son las pymes las máximas encargadas de satisfacer las necesidades de los consumidores mediante innovación, producción e inversión, y que a su vez estas son quienes emplean a la mayor cantidad de argentinos, porque ocupan al 70% de los trabajadores, comprendimos que, para cumplir con nuestro propósito de lograr la pobreza cero mediante la generación de trabajo genuino, registrado y de sólidas bases, es sumamente importante comenzar con este dinámico sector.
De esta manera, se tomaron medidas concretas para otorgar un enorme alivio financiero y a la vez regulatorio a las pymes, para que su energía no se diluya en la burocracia y, en cambio, se encauce no sólo en cumplir con sus objetivos productivos, sino además en ampliar sus metas, con las inversiones necesarias para expandirse y lograr de esta manera el crecimiento de nuestra economía y la disminución del desempleo en magnitudes antes impensadas. Es por ello que, a partir del primero de junio, comenzará a existir la línea Mi primer crédito, para que todas las micro y pequeñas empresas que nunca tuvieron la posibilidad de acceder al financiamiento de sus emprendimientos puedan hacerlo.
Además, a partir de la misma fecha, el 70% de las pymes empezará a recibir de manera automática un certificado de no retención del IVA. Eso no es todo, consideramos que esta nueva política debe quedar plasmada en una ley de promoción de pymes, para lo cual hicimos un proyecto con un fuerte foco en la inversión. Allí dispusimos la deducción del 8% de la inversión efectuada sobre el impuesto a las ganancias, la devolución del IVA de estas inversiones bajo la forma de crédito fiscal, la eliminación de la ganancia mínima presunta para las pymes y que lo que paguen de impuestos a los créditos y débitos lo descuenten luego del impuesto a las ganancias.
El Estado dejó de ser un obstáculo a sortear para convertirse en un amigo en el cual confiar. Muchas gestiones olvidaron a lo largo de nuestra historia que el papel del gobernante es el de solucionar problemas y no el de crearlos. Es por ello que hemos dado un paso al costado en la actividad de las pymes, pero no para abandonarlas, sino para salir de su camino y ponernos a su lado, para convertirnos en el mejor aliado para que hagan lo que mejor saben: satisfacer necesidades y generar empleo.