A diferencia de funcionarios anteriores que decían que la Argentina se encontraba en mejores condiciones económicas y sociales que Alemania, Canadá y Australia, ni bien asumimos como Gobierno comenzamos un arduo trabajo para reconocer los problemas que aquejan a nuestro país y a partir de ello empezamos a enfrentarlos uno por uno, con soluciones de fondo que garanticen, de una vez por todas, arrancar de raíz las malezas que nos hundieron cíclicamente en la pobreza.
Lo que distingue a un país rico de uno pobre es, principalmente, la cantidad de obstáculos a la creación de riquezas, ya que, cabe recordar, la humanidad nació pobre pero, a medida que estas se fueron creando y multiplicando, la pobreza fue mermando, aunque no de manera uniforme en todas las naciones, sino que se fueron acentuando los progresos en aquellas que menos entorpecieron este círculo virtuoso de prosperidad.
Así, teniendo en cuenta que en nuestro país son las pymes las máximas encargadas de satisfacer las necesidades de los consumidores mediante innovación, producción e inversión, y que a su vez estas son quienes emplean a la mayor cantidad de argentinos, porque ocupan al 70% de los trabajadores, comprendimos que, para cumplir con nuestro propósito de lograr la pobreza cero mediante la generación de trabajo genuino, registrado y de sólidas bases, es sumamente importante comenzar con este dinámico sector. Continuar leyendo