“Fíjese Senador Juez, es posible que estos datos sean de su interés”, el periodista me entregó una carpeta y después, llegó el estupor. Un breve artículo de un Instituto de Investigación Económica enumeraba con detalles y citando fuentes, un relevamiento de casos de corrupción perpetrados en el país desde la vuelta de la democracia en 1983. Los números eran demoledores: de 750 episodios constatados, que implicaban una movida de trece mil millones de dólares en total, solo el 3% habría terminado en expedientes de condena. Sólo 22 carpetas se tradujeron en culpables con nombre, apellido y sentencia. 22 muecas de esperanza contra tanta impunidad no le hacen ni cosquillas al mundo del delito y la obscenidad de lavadores, fugadores de divisas, buitres o miserables estafadores. Esos resultados ni ruborizan la dura cara de funcionarios corruptos y la verdad: es que con las últimas novedades de la Justicia el futuro no se asoma alentador.