Se vuelve imprescindible que el Gobierno nacional convoque a una concertación social para evitar una nueva y más profunda grieta. Hay momentos en política en que las acciones deben hacerse por convicción o por necesidad. Todo indica que al presidente Mauricio Macri no lo seduce la figura de la concertación, pero ignorarla tendría un costo superior para la ciudadanía y su Gobierno. El Presidente ha dicho que la salida es el diálogo, pero si el diálogo no se acompaña con la escucha, no sirve.
La sociedad argentina parece estar atravesada por distintos tiempos y distintos intereses. A los sectores sociales medios les cautivan los procedimientos televisivos de Guillermo Marijuán, los Báez y los Fariñas. Este sector social todavía al pagar los desbordantes aumentos impositivos eleva sus epítetos al Gobierno anterior, y tiene gran parte de razón: el kirchnerismo, especialmente en su versión Cristina, no dejó estropicio por hacer, pero Cambiemos viene aportando dolor al dolor.
Los trabajadores, los autónomos, los jubilados que viven de un salario y no llegan a fin de mes no están en la sintonía anterior, lo que no significa que no disciernan sobre lo que pasó y que no deseen que los corruptos vayan a la cárcel. Pero su problema es otro, es la urgencia y la necesidad de no sentirse abandonados por el Estado cuando no llegan a fin de mes. Continuar leyendo