La Perla del Caribe y su novio del pasado

La muchacha bonita, ya no tan lozana, aunque todavía bella, poco a poco retorna al regazo de su ora amado, ora odiado príncipe.

Desde el mismo descubrimiento de América, Cuba fue la novia preferida, la elegida de los magnates del momento.

En aquellos tiempos en que en Tordesillas el mundo nuevo se dividió entre propiedad de España o de Portugal, la Perla del Caribe ya tuvo un trato privilegiado: se construyeron palacios, fortalezas, casonas, ciudades que no se construían en el viejo continente, se mudaron nobles españoles a la isla.

Por Cuba pasaban ufanos los barcos con las riquezas sustraídas que iban a la metrópoli; de entre todas las amantes que tuvo el imperio colonialista durante esos siglos, Cuba recibía un trato especial.

En cuanto se soltó de la mano de la avejentada y empobrecida Corona española, a través de la enmienda Platt supo recalar en los tersos brazos del flamante magnate moderno, los Estados Unidos de Norteamérica.

Para cuando esa relación se hubo enfriado, porque la novia de los ricos y famosos decidió que iba a probar suerte en la aventura autónoma, cuando amagó con independizarse nuevamente, ya tenía nuevo pretendiente, si bien no de gran alcurnia, sí con inigualable poder.

A los dos años del triunfo de la revolución, ya sin ambages, sin un Fidel jurando que rechazaba de plano el comunismo, Cuba, la bella, se puso de novia oficialmente con la URSS, con la cual ya llevaba un noviazgo extraoficial, aunque conocido por todo el barrio.

Si bien en aquel momento la patria de los soviets era una de las dos potencias mundiales, y en ese sentido Cuba podía presumir de un novio poderoso, lo cierto es que el glamour y la sofisticación holgaron por su ausencia, la Perla se vio en los rudos brazos de la dictadura del proletariado. Continuar leyendo

Miseria y nepotismo

Que impresionante basura terminó siendo la Revolución Cubana, nos ha sorprendido su pestilencia incluso a los que creíamos esperar todo tipo de oportunismo de su parte.

Lo más vergonzoso no es que Fidel y Raúl ahora entreguen el país al gran capital, sin permitir a los pequeños y medianos empresarios cubanos desarrollarse y tomar esas posiciones del mercado.

Ya que reniegan incluso de los últimos flecos del paripé socialista que venían sosteniendo para autoengaño únicamente de los acólitos incondicionales, podrían permitir que fuese una nueva y promovida clase empresarial cubana, de dentro o fuera de la isla la que protagonizase el cambio.

Sin embargo lo peor no es eso, sino que se amistan con EEUU, cuna de innumerables valores democráticos, civiles, culturales, artísticos, de vanguardia en el mundo, y resulta que lo primero y único que reciben es a Paris Hilton y de Inglaterra a Naomi Campbell.

No es causal, es un símbolo que marca una tendencia, un deseo profundo que viene de lejos, postergado mientras se pudiese vivir de otros mecenazgos.

Vaya embuste que es y fue la Revolución y sus dirigentes.

Me encantaría verles la cara ahora a los que gritaban desaforadamente golpeándose el pecho: ¡Socialismo o Muerte!, amenazando a todos aquellos quienes admirábamos de los países occidentales, sus derechos de expresión, de pluralidad, libertad cultural, ¿qué nos dicen ahora? ¿ que Paris Hilton es representante de los trabajadores explotados de los Estados Unidos, o una luminaria progresista o un icono de vanguardia contracultural?

En parte no niego mi satisfacción de que vayan mostrando sus inmundicias, las que siempre tuvieron y conocíamos muy bien, pero que mantenían semi ocultas ¿Cuál es el discurso ideológico ahora para alienar y alinear a los obsecuentes de la “izquierdosidad” (no confundir con el verdadero izquierdismo).

A raíz de la visita de estas luminarias norteamericanas e inglesa a La Habana para contribuir con un baño de cultura a la isla, la militante Naomi Campbell y la ilustre Paris Hilton, dos incansables luchadoras por los derechos civiles del hombre desposeído desde temprana edad en sus países, ejemplos culturales, artistas irreverentes de primera línea, revolucionarias en cuanto renglón se las analice, me han hecho recordar dos cositas.

Una que me sugirió la foto del festejo con algarabía incluida del primogénito de Fidel y la primogénita de Hilton, ex constructor del Hotel donde yo recalé en La Habana y viví tres años mitad tristes y mitad luminosos, es que ambos sienten orgullo de su inutilidad supina, de ser célebres únicamente por los desmanes o negocios de sus respectivos padres.

Y la segunda cosa que recordé, es que en Cuba el poder absoluto, la vida y la muerte de la gente, pertenecía a Fidel, el Ejército entero pertenecía a su hermano Raúl, la ganadería vacuna a su hermano mayor Ramón Castro, la Federación de Mujeres Cubanas, a la esposa de Raúl y cuñada de Fidel, Vilma Espín, el destino de la Física Nuclear lo dictaba el flamante admirador de Paris Hilton, Fidel Castro Balart, el hijo de Fidel, hoy el béisbol de todas la isla está a cargo de otro hijo de Fidel, el ejército estará dentro de no mucho a cargo de un hijo de Raúl y sobrino de Fidel, y para ponerle la tapa a la botella, incluso lo contestatario está en manos de ellos, la dirección de los grupos de LGTB, de la comunidad homosexual cubana está en manos de una hija de Raúl, aunque a mi juicio, ésta es más auténtica, podría estar en ese puesto también por méritos propios, pero no deja de ser una sobrina de Fidel y habría que ver como hubiese continuado su apuesta del lado de los marginales más denostados desde el machismo y la homofobia de la Revolución, una vez que hubiese recibido los primeros palos por defender tal desviación de la “hombría revolucionaria” como decía su tío.

Esto me lo recordó el hecho de que Fidelito fuese raudo a darle un abrazo a otra inútil hija de un poderoso,

Me pregunto cuántas monarquías, dinastías o dictaduras modernas, e incluso históricas, presentaron semejante panorama de una falta de pudor total, quizás haya que irse muy lejos en el tiempo, a la extensísima dinastía Ching para encontrar nepotismo de tal amplitud.

Raúl Castro, ¿el policía bueno?

Hace un año escribí este post y hoy me ratifico, con un añadido de arcadas y retorcijones de estómago por los poco aseados giros en la moral y las convicciones de los gerontes hermanos, emperadores de la magullada Perla del Caribe.

Creo que lo mejor que podía pasar en Cuba es lo que está pasando con los tímidos pero significativos cambios de Raúl, con algunas variantes que cualquier disertante introduciría desde luego, de cara a preparar a la población para los tiempos competitivos que más tarde o más temprano arribarán a la Isla, pero ello no dota al General de Ejército precisamente de autoridad moral para hacerlos, ya que Raúl no fue un disidente ni siquiera un actor más del proyecto marxista leninista, en el Buró Político ni en ninguna instancia de la “Involución”.

En su favor cuenta el hecho de que el contraste que existía entre las FAR, la cual era su coto experimental, y casi cualquier otra organización en cuanto a la adhesión de los pies en la realidad, en cuanto a simpatía reflejada en el afecto del pueblo, era algo palpable cada día, era frecuente ver un teniente coronel de las FAR durmiendo en una guagua de vuelta a casa absolutamente despreocupado de su entorno, incluso sintiéndose protegido, o en su side-car dando un aventón a cualquiera en el barrio, sin embargo ver lo mismo, incluso unos tres grados militares más abajo, en el MININT o en cuadros ministeriales o del PCC comportaba sencillamente una entelequia. Continuar leyendo

Fidel murió hace mucho tiempo

Ante los rumores insistentes de la muerte física de Fidel, debo decir que en mi criterio, aquel Fifo- Caballo-Guarapo-Esteban*,  temido por los suyos y admirado por sus ajenos, ya murió hace mucho tiempo.

Esa persona anciana balbuceante que queda abrazándose con cuanto Papas y bufón de alcurnia pase por Cuba, no es ni una tira de la uña del mejor conspirador en la sombra y púgil en distancias cortas que ha existido en la política latinoamericana en el siglo XX, y uno de los más temibles bichos de siempre. Aunque que nunca fue de nadie excepto de sí mismo, traicionó a toda ideología en que adscribió y a todo compañero a quien adocenó, desde José A. Echevarria, Eduardo Chibás, Frank País, Abel Santamaría, su hermana Haydeé, Osvaldo Dorticós, Huber Matos, Camilo, los cubanos que vivían en Miami exiliados de Batista, a quienes les pidió y de quienes recibió mucho dinero, todos los anarquistas, la mayoría de los comunistas previos al 59 del Partido Socialista Popular. Más tarde todos los “no comunistas” posteriores a 1961, luego todos los no seguidores de Nikita Kruschov del 65, como el caso de el Che.

Más tarde todo aquél que le decía que la zafra del 70 no tenía posibilidad de triunfar, como Orlando Borrego, era defenestrado, más tarde a todos los que decían que la zafra del 70 iba.

Primero a todo burgués, luego a todo proletario, luego a todo el que protestase porque los burgueses españoles, italianos, franceses y canadienses, se estaban comprando Cuba a golpe de dólar, la moneda enemiga, y los cubanos no podían siquiera acostarse en una habitación de un hotel de La Habana con aire acondicionado, ni una sola noche.

A los seriamente sospechados  por tener amaneramientos refinados, sofisticados, demasiado cultos, y duramente castigados y presos con trabajo forzado a quienes ostentaban una desviación de la conducta sexual, de la “hombría revolucionaria”.

A los reprimidos por disfrutar de gustos pequeño burgueses, o de las nuevas corrientes provenientes de afuera de Cuba, como el rock, el pop, el punk, la actitud contestaría.

Toda  la libertad de expresión durísimamente castigada, hasta penas altísimas de prisión.

Presos por tener dólares para comprarse un ventilador, un pantalón blue jean , un puerco, una caguama, y ni hablar de unos bistecs de vaca cuatrereada. Después pasó a ser enemigo de los que estaban en contra de que el dólar se legalizase, seguían reas personas porque se le encontraron 50 dólares, y Guarapo, que legalizó de la noche a la mañana la tenencia de dólares, no pidió perdón a nadie por el dolor que causó, ni siquiera se planteó soltar a los que estaban en prisión defendiendo sus postrimerías por tal afrenta igual de caprichosamente castigada que luego derogada.

Fidel, quien se abrazó con los ortodoxos, los jesuitas, los norteamericanos, los burgueses cubanos de donde provenía su esposa Díaz Balart y todos sus amigos, luego con los comunistas pro URSS y anti guerrillas, luego los demócratas latinoamericanistas, los religiosos del Tercer mundo, luego con la dictadura argentina, con Videla, con Galtieri, con Costa Méndez por orden de la URSS, luego con los reyes de España, con el Papa polaco anti comunista que derribó el comunismo mundial, con Arafat, con Jomeini contra Saddam Hussein, al poco tiempo con Saddam Hussein contra Bush padre. Luego con un revisionista dicharachero como Chávez.

Y para terminar, con Estados Unidos, entregando la pantomima de la Revolución Involutiva para comenzar un Capitalismo de partido único.

Un hombre que hizo bandera de la medicina cubana, y cuando se enfermó que vio las orejas al lobo, no reparó en gastos y se hizo traer a una eminencia del Hospital Gregorio Marañon, “español no cubano”.

Un tipo que no reparó en gastos mientras su pueblo carecía de todo, por vivir un día más, todo tipo de cuidados, lo que sea para no morir, el deseo de vivir hasta la eternidad contrapuesto a la actitud de todo guerrillero valiente.  Viajaba con quinientos guardaespaldas.

Hablo de Guarapo, quien se construyó su Choza vivendi, en el sitio más exclusivo de toda Cuba, y uno de los más exclusivos de América, donde estaba el hoyo 14 del campo de Golf del Club de los ciudadanos más suntuosamente ricos de Cuba, el Havana Biltmore Yatch and Country Club, en Jaimanitas.

Un Guarapo que tenía casas por toda la isla, a quien la isla le pertenecía, un Fidel-Guarapo que tenía colecciones de yates a su disposición, y dos en exclusiva, no en propiedad como es todo en Cuba como coartada para que no se los pueda acusar de acaparadores capitalistas, pero con mucho más poder que cualquier capitalista en su país.

Yates para cazar y pescar, con amigos multimillonarios, no con revolucionarios luchadores del mundo. Donde le cocinaba langosta a Depardieu, a García Márquez, a Maradona, de quien llegó a la desfachatez de decir que era el “Che Guevara del deporte”, sin juzgar al astro futbolista, sino comparando con lo que le caía en Cuba a alguien homologable. Hay que decir que en Cuba quien fuese sorprendido fumándose un porro de marihuana, si no era hijo de dirigentes, era encarcelado por cinco años, y si a un deportista de elite lo cogiesen con un kilogramo de cocaína, es harto difícil imaginar el nivel del castigo que le aplicarían por traición al Comandante.

Amigo y defensor de capitalistas como Meliá, o similares europeos y canadienses. Empresarios igualmente exploradores que los cubanos  a quienes habían echado de Cuba, y que encima no eran ni cubanos.

Guarapo-Fidel,  quien visitó la tierra de su padre, Galicia, no de la mano de algún republicano revolucionario anti-fascista, sino  precisamente de mano del mayor fascista y racista que quedaba vivo en la democracia, el franquista y anti-comunista Manuel Fraga, con quien anduvo durante días comiendo abundantemente, bebiendo ron a voluntad y jugando dominó,

Guarapo no llega triunfante de nada al final de su vida.

Como no llegaron Pinochet o Franco, aunque hayan muerto tranquilos en su cama.

Y aunque yo no sea revolucionario, no puedo menos que reconocer que tanto Camilo, Frank País, Che, Santamaría, Mella, Villena, Guiteras, Lenin, Marx, cualquiera caído en Angola, Etiopía, o Mozambique, y todos los disidentes y todos los fusilados, los enloquecidos, los ahogados, los exiliados, los expulsados, los humillados cubanos, murieron, pero sobre todo vivieron con mucha más dignidad revolucionaria que el amortizadísimo Guarapo-Fifo-Caballo- Esteban*.

* El cubano de a pie siempre jocoso, le llamaba Esteban a Fidel, por “Este-bandido” salvando así la rigurosísima censura.

El desembargo

Hace poco una periodista cubana me preguntó acerca de un artículo que una vez escribí sobre la conveniencia de las relaciones tensas para los extremos ideológicos, a propósito del bloqueo o embargo norteamericano a Cuba, impuesto por la administración de Eisenhower en 1960 y los valiosos servicios extraoficiales que a mí entender dicha ley prestaron a ambas partes del conflicto, con aparentes finalidades diferenciadas, que en realidad no lo eran tanto.

Le comenté que desde luego podría repetirle mi criterio sobre la utilidad e inutilidad a la vez de esa ley durante los años de gobiernos radicales e inflexibles, pero que lógicamente en las actuales circunstancias pienso que para ambos lados del conflicto, la perspectiva ha dado un leve giro, para los Estados Unidos de Obama y sobre todo de una nueva clase empresarial que comprende que su lugar está inserto en un mundo con una jerarquía diversificada y unos parámetros diferentes de confrontación que los que fueron habituales durante el siglo XX, y una Cuba gobernada por el pragmatismo económico del ala de Raúl Castro, un poco el homólogo de su vecino del Norte.

Durante los años de guerra fría, aparte del verdadero peligro de una guerra Mundial, había que mantener el negocio de la fabricación de armamento, para ambas potencias. La capitalista se veía libre de usar eufemismos para esconder la necesidad de vender armas, y la socialista aunque sí debía hacerlo, lo cierto es que el hecho de no encontrar una buena excusa casi nunca, no los desviaba de su cometido en lo más mínimo. Las naciones debías estar armadas hasta los dientes, la industria del armamento producía beneficios mayores que la industria de la construcción, la alimenticia, la de la energía juntas, y por ende sostenían en gran medida ambos modos de vida, amén del hecho menos contabilizable y tangible de mantenerse uno al otro a raya.

Por supuesto que había diferencias pero además había que escenificarlas, era de vital importancia que los pueblos estuviesen aleccionados en torno a la constante amenaza de un feroz y malvado enemigo exterior, y en el caso de los países mal llamados “socialistas”, ya  que estaban, por el mismo precio le agregaban que además ese enemigo contaba con adeptos en el interior y de ese modo ya se allanaban el camino para la limpieza interna. De igual manera que los países de la órbita capitalista de América del Sur vendieron la idea de que había que combatir al enemigo marxista autóctono infectado por la propaganda soviética.

El bloqueo a Cuba se estableció como una medida para castigar la expropiación de diferentes empresas con participación norteamericana,  a la vez que en Cuba en un principio se percibió como una grave rémora, aunque siendo honestos, nadie en su sano juicio podría esperar una reacción amable de parte de los capitalistas a la expropiación de sus bienes sin indemnización alguna. Después se mantuvo con la finalidad de sitiar la isla y provocar la caída, y dentro de la misma se aprovechó para mantener la llama patriótica y victimista permanentemente encendida.

Aparte de hacer mención en aquel artículo de la flagrante contradicción, de que una Revolución que planteaba remover los cimientos caducos de una sociedad de consumo capitalista, cuyo mayor exponente era Estados Unidos, sostuviese al mismo tiempo que para su desarrollo era indispensable la relación económica con EEUU y el acceso al dólar, y aparte de hacer mención a que la más tierna reacción que debió esperar el flamante Gobierno Revolucionario, una vez que confiscó, nacionalizó y estatizó todas las empresas participadas por capitales norteamericanos, era precisamente un bloqueo, cuando no un desembarco directo, a lo que dediqué más atención era a describir como habían utilizado desde ambas orillas el bloqueo en su favor.

En Estados Unidos, además de mantener un alerta más contra la amenaza comunista, también significó un nada despreciable apoyo a la comunidad cubana en el exilio, la cual también se tradujo en apoyo económico, leyes que favorecieron al emigrante cubano frente a otros grupos migratorios, ventajas fiscales, políticas, etc.

En Cuba, si bien el bloqueo dificultaría la variedad de productos en caso de que esa hubiese sido la intención de la economía mal llamada socialista, lo cierto es que desde el génesis la idea era erradicar la diversidad de productos, se combatió el estímulo y la motivación material, o sea que excepto para aquella materia prima absolutamente necesaria para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, por lo demás ni se esperaba comercio, y esa materia prima ya la tenían garantizada de parte del CAME.

Sin embargo, el bloqueo era un excelente instrumento moral de corte numantino, que le proporcionaba al Gobierno una excusa para justificar toda carencia, inoperancia, burocracia, y procedimientos de represión para acabar con la lacra interna que eran los opositores,  y luego los “traidores”, que deseaban emigrar al país que ahogaba a su Revolución, y a quienes escuchaban la música de ese país, a quienes leían sus novelas, a quienes se interesaban por su nada monolítica historia repleta de episodios de emancipación de las minorías y luchas por derechos civiles y humanos. Permitía explicar sin mayores complicaciones el alineamiento incondicional con la URSS.

Incluso cuando arribaba a la presidencia norteamericana un gobierno demócrata e intentaba un acercamiento con Cuba, más temprano que tarde aparecía cualquier escollo insalvable por parte de Cuba como derribar aviones espías, que le hacía imposible al presidente norteamericano continuar proponiendo dicho acercamiento, y era entonces que adrede o sin quererlo, el exilio y la nomenclatura de la isla caminaban en el mismo sentido y suspiraban al unísono.

Pero en la actual coyuntura tales consideraciones pierden peso específico. En inicio porque, por primera vez en el medio siglo de duración de la ley y de la Revolución, coincide una administración norteamericana progresista propensa al diálogo con un gobierno cubano que no lo rechaza de plano. Que es todo lo proclive a la búsqueda de soluciones para la convivencia que puede ser un histórico de la Sierra Maestra y hermano de Fidel Castro como lo es Raúl, sin embargo sería absurdo y sobre todo errado empecinarse en sostener que son la misma cosa, en que no existe ninguna diferencia con su antecesor y su camarilla más cercana,  en la manera de llevar esas relaciones con la potencia vecina y otros asuntos domésticos.

Hoy por hoy, amén del carácter absurdo y de castigo exclusivo al pueblo de Cuba que siempre tuvo ese bloqueo o embargo, tampoco les resulta de la más mínima actualidad la aplicación de tal cerco económico y cultural, dado que incluso el “foco de contaminación” que los norteamericanos veían en el mal ejemplo de la díscola isla, se ha apagado en los hechos aunque intente hacer el esfuerzo de mantener alguna llamita retórica, algunos retazos para retrasar lo más posible la eclosión absoluta de la gente y su desaprensión al primitivo discurso oficial, cuando se den por enterados de que tras todos los sacrificios padecidos, terminarán por ser  abandonados a la suerte de la moneda del mejor postor. Y los que vivien del lado del norte se darán también cuenta de que donde esté el poderoso “caballero don dinero” , ya se pueden ir quitando de enmedio los principios, las ideologías y más que nada los juramentos de amor eterno.

Sobre todo después de la caída de la URSS, cuando el gran capital se dio cuenta de que al país que venció a las tropas de Napoleón y de Hitler, en lugar de combatirlo militarmente o con bloqueos imposibles luego de haberse perpetrado el fiasco de Stalingrado, se lo debía derribar con el desembarco de deseadas marcas de refrescos de cola, de hamburgueserías, de auténticos blue jeans, un poco de genuino descontrol y mucha copia burda y descafeínada de libre mercado mezclado con punteos difusos de rock’n'roll.

La re-colonización de Cuba

Las nuevas tecnologías nos pueden dejar postrados con una lumbalgia de órdago a causa de horas interminables frente a uno o más tipos de pantallas, computadoras de sobremesa, iPad, smartphones, televisores que conectan a internet como casi seguro dentro de poco harán los porteros automáticos, los microondas y más de una marca de batidoras.

O bien puede que si son utilizadas a favor del conocimiento sean una herramienta increíblemente útil, como cuando ayer puede ver desde la península ibérica en el programa de María Elvira en la CNN para los hispanoparlantes de EEUU, una serie de denuncias a modo de noticias desopilantes, que paradójicamente seguro son menos creíbles para todo tipo de opositores, disidentes o simples descreídos de las virtudes de la Revolución, que para los protagonistas de ese truculento engaño de tamaño mastodóntico.

El programa muestra una publicidad de un complejo turístico de alto standing para disfrute y usufructo de multimillonarios cerca de la península de Guanahacabibes, en la Occidental provincia de Pinar del Río, cuna de bellezas naturales ocultas y anónimas de la isla. Punta Colorada Golf & Marina. Con más de treinta kilómetros de playa de arena blanca tan exclusiva y excluyente, extendiéndose por cuatro mil hectáreas, equivalente a ocho mil campos de fútbol, con nueve kilómetros de puertos deportivos especializados en amarres de megayates, marinas secas para su reparación e instalación de astilleros, campos de golf por doquier, hípicas, viviendas de lujo, instalaciones de ocio de altura de deportes y relax de elite, restaurantes, cabarets, hoteles de un lujo ni siquiera concebido en varios de los países capitalistas de los alrededores. Y además pude ver un documental publicitario también sobre la ya construida Marina Gaviota en la punta de la península de Varadero, en Matanzas, popularmente conocida como Punta Francés

¡Golf, ron y chuchis baratas para industriales, banqueros y truhanes internacionalistas amigos de la Revolución!

En medio del coloquio televisivo uno de los entrevistados mencionó el Hotel Habana Libre como antiguo refugio de familiares de revolucionarios, sin darse cuenta hasta qué punto dio en el clavo con su intención de establecer un contraste, ya que además de servir de refugio para varios parientes del guerrillero heroico, y de numerosas familias de insignes revolucionarios del mundo, fue allí precisamente donde abrió la primera tienda piloto en dólares para uso exclusivo de extranjeros, en 1976.

Estas inmensas marinas para el disfrute de los multimillonarios son los “biznietos” de aquella pequeña y pionera tienda segregacionista del Hotel Habana Libre. 

Que esto pase mientras aún está vivo Fidel, quien encarceló, exilió, expulsó de la normalidad, convirtió a la demencia, a todo aquel que manifestase el deseo de disfrute del mundo material del capitalismo, es tan cruel y perverso que me impide bautizarlo con las palabras apropiadas, o tal vez me persuade de no declarar los inmediatos deseos crecidos desde las entrañas.

Siempre se pudo advertir que entre todos ellos unidos no llegaban a juntar ni una sola virtud, y que al final todos se encontrarían en el lodazal forcejeando por un trozo de poder, pero ni la más fecunda imaginación llegaba a imaginar esta claudicación de todo valor iniciático.

Es menester denunciar las conductas de estos represores, ahora reconvertidos en cazadores del dinero capitalista obtenido por cualquier medio, porque ¿nos imaginamos de quiénes podrán ser los megayates que atraquen allí? ¿Serán de comunistas luchadores por el internacionalismo proletario? ¿Serán de trabajadores vanguardia? ¿O serán quizás, acorde con el lenguaje de estos protorevolucionarios de papel cartón, de los explotadores de los pueblos mejicanos, hondureños, costarricense, brasileño, argentinos, uruguayos, españoles, franceses y de buena parte de los peores criminales de estos países?

Me pregunto: ¿qué puede pasar por la mente de un Huber Matos, que luchó codo a codo con los más aguerridos revolucionarios para el restablecimiento de la democracia en Cuba, para la profundización de la Justicia social, de la libertad y la dignidad del pueblo de Cuba, y fue apresado veinte años por no plegarse a la súbita decisión fidelista de alinearse con la Unión Soviética? ¿Qué pueden pensar aquellos a quienes se les expropiaron sus bienes por pertenecer a la pérfida burguesía nacional? Ciertamente mucho menos acaudalada que los destinatarios de este proyecto “internacionalista”.

Quizás les ocurra lo inverso a lo esperado, y sientan un íntimo alivio, cierto placer al constatar la sospechada catadura ética de los otrora tótems de la superioridad moral.

Siento no poder afirmar que estoy en condiciones de analizar este hecho con la objetividad sociológica, literaria o periodística necesaria. Otros estudiarán el característico fenómeno “tsunami” que se produce en las Revoluciones, dado el cual el retorno al capitalismo se ve acompañado por una voracidad inédita en el deseo colectivo e individual de consumo, de posesión de propiedades, de ostentación de dinero, y en una desaparición de todo pudor o prurito, de toda pauta moral que pudiese oficiar de rémora o freno en la manifestación de tal desmesurada avidez.

Y de intermediarios entre los dueños del pastel capitalista y los indigentes milicianos del pueblo, veremos a los de la guayabera, como en la antigua URSS los dirigentes del Partido posicionándose, para partir con ventaja en la vertiginosa maratón de acumulación de capital que ya los lleva al trote.

Aunque no cabe esperar que pierdan sus viejas costumbres y hagan partícipe al pueblo de estos novedosos filones, no sorprendería en absoluto si a alguno de los megahoteles o megarestaurantes para traficantes de capital y de padecimiento proletario decidiesen bautizarlo como “El Hombre Nuevo“.

Aunque no haciendo mención por esta vez, a los valores socialistas que pregonasen en un inicio sino más bien, en honor a los ya presentes y futuros conductores de esta segunda parte dotada de mayor pragmatismo de la saga: “Revolución Be bop”.