Apenas me enteré de que el Colegio Guido Spano cerraba sus puertas, junto a otros legisladores porteños nos reunimos con los padres de los alumnos de manera de trabajar conjuntamente en garantizar la escolaridad de los 350 chicos que asisten a esa escuela. Las acciones concretas no tardaron en ejecutarse. Y esto lo celebro. No sólo padres, docentes y personal no docente decidieron crear una cooperativa, sino que también desde diversos ámbitos políticos se brindaron soluciones prontas a la problemática.
Se consiguió en tiempo récord la protección cautelar y esto significa que el edificio donde funciona el colegio no puede ser demolido. Desde la Legislatura porteña presentamos un proyecto de resolución sobre la situación del colegio y un pedido de informes al Ministerio de Educación.