Felices los polarizadores

La Doctora se consuela en Tsipras y Scioli le envía señales a Schiaretti.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari.

Paulatino cambio natural de conducción. Se lo percibe entre las secuelas de la jornada negra del cristinismo.

Desorientada, La Doctora busca algún victorioso consuelo espiritual. Lo encuentra en la irresponsabilidad de Grecia.
Los deudores ejemplares, democráticamente desesperados, sufragaron en contra del maldito acreedor.
De la mano de Tsipras, un Chacho Álvarez menos inspirado, Grecia se instala más cerca de la inviable Albania que de la fortaleza de Francia o Alemania.
Y en Grecia La Doctora tiene el espejo donde se refleja y admira su propia -desmesurada- irresponsabilidad.

En cambio Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, desde el triunfo previsible, para nada sorprendente, de La Rioja, reacciona con algo más de tino. Intuición política.
Ante el descalabro, Scioli prefiere lanzar cuerdas afectuosas hacia los dos peronistas que lo embocaron. Los que vencieron, con capacidad y arrojo, al cristinismo de circuito cerrado.
A Juan Schiaretti, Vuelve Juan, en Córdoba, y en menor medida a Carlos Verna, El Perro, en La Pampa.
Son los rebeldes que mantuvieron la inteligencia de insolentarse ante las imposturas de “la caja”. Una doble lección para los peronistas vegetales que supieron inscribirse en las ventajas económicas de la felación metodológica.
Ambos (Schiaretti con De la Sota, y Verna con Marín) triunfaron sobre las invenciones cristinistas, instrumentadas por Carlos Zannini, El Cenador. El clavel que le encajaron a Scioli, que ahora asentía, a través del silencio, como si hiciera méritos con su nuevo jefe. Con aire y con sol.

Competidores y participantes

Ante la ansiedad de los participantes, en el plano superior, los dos competidores se consolidan. Felices los polarizadores.
Macri, El Ángel Exterminador, a través de Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, reconfirma la vigencia en el Artificio Autónomo. Saca 20 puntos de diferencia sobre el entusiasta Lousteau, El Personaje de Wilde.
Pero Sir Lousteau, acaso para incentivar el fastidio de los porteños, decide insistir en una segunda vuelta, a la que tiene derecho constitucional. Pero que le brinda a Macri, en definitiva, la oportunidad servida de mostrarse. Lucirse en los próximos quince días, como la alternativa nacional de oposición a su amigo Scioli. Con quien se comunica telefónicamente varias veces por semana.
Felices los dos, Macri y Scioli, por polarizar, y desplazar hacia el rincón a los polarizados. Con Massa, El Renovador de la Permanencia, les fue demasiado bien. Juntos lo transformaron en parte (aunque destacada) de la etcétera. Aunque Massa hizo suficientes méritos para lograrlo.

La obstinación de Sir Lousteau por obligar a los porteños a la espesa inutilidad de la segunda vuelta subraya la lateralidad y la falta de liderazgo del radical Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca. Y de la coalicionista huracanada, la señora Elisa Carrió, La Demoledora.
Dos figuras decorativas del espectro Cambiemos que quedan relegadas -para Oximoron- a la condición de participantes. Con sus vicepresidentes de adorno y todo.
Es una lástima que ninguno de los dos invalorables participantes (Sanz y Carrió), encuentren cómo ubicarse en esta alianza extraña. Donde Macri los emboca como complementos subalternos.
Tampoco termina de entenderse por qué razón Macri opta por el selectivismo distrital. Le sirve para habilitar amplios acercamientos en Mendoza, Córdoba o La Rioja. Aunque contrasta con los enfrentamientos en Santa Fe, o en el Artificio de la Capital. Como si disfrutara con la esquizofrenia pintoresca de los radicales fragmentados.

Por su parte Scioli levanta manos en La Rioja. Del flamante Casas y de Béder Herrera, El Diablo. Pero levanta manos riojanas con el objetivo puesto en Córdoba.
La Rioja le sirvió para acumular. Para extender el menú ideológico del peronismo, siempre generoso en la campaña electoral. Es el sentido político del elogio hacia Menem, su inventor. El mismo Menem que, ante su silencio, fue redituablemente demonizado por los Kirchner, durante el primer tramo, cuando Scioli era el vice de Néstor, El Furia. Aunque debieron recurrir, sin pudores, al voto del senador Menem, a los efectos de apoyar las leyes elementales. Otra muestra que la rivalidad fue una impostura. Nada es terminante, en definitiva, en el peronismo vegetal. El anti-noventismo de El Furia y La Doctora fue otro cambio de piel del peronismo, movilizado siempre para conservar el poder. Clave principal de la ideología que, por otra parte, tampoco existe.

Córdoba, tierra de relativismos

Entre los participantes que desean ascender hacia la magnitud de competidores, debe registrarse el minuto de gloria de De la Sota, El Demócrata Cristiano. Largamente lo esperaba, y acaso lo merecía, después de tantos cartelones que producen una densa indiferencia en las encuestas.
Es el minuto de gloria que De la Sota comparte con Sergio Massa, con generosa relatividad. Es otro socio en la aventura de otra extraña alianza. Una.
Ambos participantes -De la Sota y Massa- se juntan para celebrar el triunfo de Schiaretti, en Córdoba. La provincia más adicta a las originalidades.
En cierto modo, De la Sota se reconfirma en Córdoba, aunque en adelante debe compartir el liderazgo con Schiaretti. Porque, el que “vuelve”, que quede claro, es “Juan”.

En la tierra de los relativismos, el ajustado triunfo compartido de Schiaretti y De la Sota, sobre la improvisada alianza de Macri con los radicales, no habilita a legitimar ningún retroceso en la postulación del propio Macri. Ni siquiera de Scioli, que supo simular el lejano tercer puesto de Accastello, paladín de Zannini.
De todos modos, De la Sota prefirió perdonablemente presentar el resultado original de Córdoba como la gran derrota de Scioli y de Macri juntos. Pero es comprensible. Es la reacción del polarizado que busca rebelarse contra los felices polarizadores que también lo embocaron. Como si fuera otro Massa.

El plazo fijo del 9 de agosto

En realidad, nadie puede asegurar que Schiaretti vaya a apoyarlo a De la Sota más allá del 9 de agosto. Aunque gane, incluso, en el entretenido match de participantes que De la Sota va a jugar con Massa. La fecha se impone con el rigor del plazo fijo.
Razonablemente, para asegurar que sigan juntos hasta octubre, y que se extienda el plazo fijo, Massa insiste en proponerle, a De la Sota, el armado de una fórmula conjunta. Con Massa, por supuesto, en el primer término. Como si fuera el Cafiero de 1988, y De la Sota lo acompañe, 27 años después. Un volver a vivir un tanto forzado. El epílogo merece, acaso, mayor grandeza.
Sin embargo, hasta el cierre del informe Oximoron, marchan hacia la competición en las PASO, en el plazo fijo del 9 de agosto. Por la fuerza que Massa aún conserva en la provincia (inviable) de Buenos Aires, le gana a De la Sota, por lo menos, 6 a 4. Y nada autoriza a pensar que Schiaretti vaya luego a apoyarlo a Massa para la presidencial.

Aquí radica el centro del nuevo relativismo cordobés. Massa, según nuestras fuentes, lo sabe.
Ocurre que Schiaretti mantiene mejor relación con Scioli -y en especial con Zannini- que De la Sota.
Para conjeturar un acercamiento entre Schiaretti y el Frente para la Victoria -o sea con Scioli- no hay que tener, al decir de Ignacio Zuleta, “la glándula de la profecía”. No se trata de ninguna especulación en el aire. Al contrario, es lo más recomendable para el funcionamiento racional de la tierra castigada de los relativismos. La provincia, en materia de orgullo, poco gana con el cordobesismo que la condena, en el fondo, a una soledad política bastante cruel. Signada, incluso, por el aislamiento presupuestario.

El copamiento del peronismo vegetal

Escribe Oberdán Rocamora, redactor estrella.

Como el final del ciclo del cristinismo (que a lo mejor se extiende), se extiende el final del peronismo vegetal (que se transforma sin dramatismo).
Hasta aquí -junio de 2015- el instrumento electoral, el Partido Justicialista, no registró el menor brote de reacción interior. Apenas un par de desprendimientos. En Córdoba, San Luis, La Pampa, Buenos Aires.
Pero los peronistas mayoritarios siguen adentro. Se ajustan a la patología del kirchnerismo. Y suscribieron, sin pudor, como si fueran documentos, los memorándums redactados por el antiperonista más célebre que los conduce. Carlos Zannini, El Cenador.
Pese a sus desastres seriales, en 2015 puede triunfar la versión cristinista, con el sorpresivo blend Scioli-Zannini. A partir de 2016 es el turno de la sumisión. La transformación total. Continuar leyendo

Almidonada y compuesta

De blanco La Doctora purifica la Secretaría de Inteligencia.

escribe Carolina Mantegari

“Toda vestida de blanco,
Almidonada y compuesta,
En la puerta de su casa
Estaba la niña…”
Luis Cané

La Doctora encara la purificación de la SI, la Secretaría de Inteligencia, para improvisar la AFI, la Agencia Federal de Inteligencia.
En el esplendor de su excesiva fragilidad, hostigada por la deslegitimación moral que signa la actualidad de su administración.
Lo enunció a través de una presentación tan hábil como calculada. Con el blanco de la ropa, que repele las malas vibraciones, símbolo ideal para la faena de purificar. Y con la silla de ruedas, que suele invocar a la piedad. La intención, bastante obvia, consiste en producir entereza. Mientras avanza, con firmeza, sobre el poderoso. El que representa el repentino mal.
Con la escenografía minuciosamente preparada, La Doctora se introdujo sola en el laberinto de las tergiversaciones que aquí se prefiere omitir. Se complicó más de lo necesario. Como para aclarar malentendidos, se incineró al decir que Néstor, su marido extinto, no fue quien lo designó fiscal a Nisman. Intentó ganar un poco de tiempo. Envolver de nuevo a los opositores fáciles de la Planta Permanente, como para entretenerlos durante los próximos 90 días. A los efectos de retomar la iniciativa que nadie, aparte de la realidad, inexplicablemente, le disputa.
Almidonada y compuestaJuega sola, ante la oposición de bajas calorías, en estado caniche. Ladra por televisión, pero reluce por lo inofensiva. Por la tendencia a aguardar su recuperación.

Selectas grabaciones

En mediología (especialidad europea que estudia la influencia de los medios de comunicación), debe aceptarse que La Doctora, pese a sus tergiversaciones y papelones, es eficaz y osada. Sabe transgredir desde el poder. Y hasta tenderles una trampera, a los polemistas envueltos, con la propuesta para la Corte de un muchacho de 33 años. Lo que plantea en el fondo es un dilema generacional. Es de esperar que la Planta Permanente no se deje envolver con facilidad. Ampliaremos.
La cuestión que La Doctora se encontraba en un arco por el asesinato de Nisman. Pero contraataca con el conejo que saca de la galera. La disolución de la SI.

Disuelve, a palabrazos, lo que usufructuó. Ni Icazuriaga, El Corazón de Ballena, ni Paco Larcher, El Espía que viene de Abril, merecían ser descalificados con tanta crueldad. Y por cadena nacional.
Acabar con la vieja SIDE hubiera sido una idea interesante, para llevarla a cabo en 2003. Cuando El Furia, en otro arranque de astucia, prefirió utilizarla, para dormir apaciblemente la siesta con el fondo sutil de las grabaciones de la OJOTA. Las producían en el Musimundo de Avenida de los Incas. Junto a otras producciones por izquierda, ya que el país se había transformado en una enorme Sala de Grabación. Consta que ni siquiera la Doctora se atrevía a tratar ningún tema sensible por teléfono. Temía que la grabaran. Tenía, según nuestras fuentes, razón.
Almidonada y compuestaO podía haber pulverizado la SIDE en 2007. Cuando La Doctora irrumpió junto a Alberto Fernández, El Poeta Impopular. Juntitos, La Doctora y el Poeta Impopular entonces seducían con el verso extinguido de la “superior calidad institucional”.
Pero lo despidió a Albertito, y durante varios años La Doctora continuó con la recepción de los partes con“selectas grabaciones”.
Los acercaba el inagotable Corazón de Ballena, junto a Zannini, El Cenador. Mientras tanto, se producía el cambio geopolítico, y crecía la influencia del jugador que serruchaba desde las inferiores. Lo apalancaba la Ministro Garré, y el líder indiscutible del Movimiento Todos por Horacio. El general Milani, reconocido como El Seductor de Sexagenarias.

La construcción del nuevo Satanás

La cuestión que en 2015 La Doctora instala la idea del nuevo demonio. Es el Satanás superador, incluso, de Héctor Magnetto, El Beto.
Es El Ingeniero, Jaime Stiusso. Lo responsabiliza hasta de la proliferación de las denuncias que signan la etapa lazarista del cristinismo. La que se atraviesa. Con escatológicas denuncias que divulga -¡oh casualidad!- Magnetto.
Todo cierra. “Blanco y Jarra es Leche”. En el fondo es fácil.
A través del flamante conejo del delirio, La Doctora gana un poco de tiempo. Aunque se le abren previsiblemente casi dos mil nuevas vertientes informativas. Son los disueltos. Los que se prepararon como espiones y se miran en el espejo de inestabilidad laboral.
Distan de ser perejiles que vayan a comprar el diario de Magnetto para buscar trabajo.

Almidonada y compuestaHoy se banaliza, en la Argentina, hasta la literaria profesión de espía. Y hace desaparecer, en adelante, la mera noción del secreto.
La diplomacia del espionaje, que está bastante nutrida en el país, flota, según nuestras fuentes, en estado de perplejidad.
Ningún servicio de inteligencia extranjero, ni siquiera de los vecinos, aceptará acordar, en lo inmediato, la menor reciprocidad informativa.
“Con estos locos el espía termina en la tapa de los diarios”, confirma la Garganta.
Como le ocurrió a aquel diplomático trucho, de la estación de CIA. Apareció fotografiado en un diario, Página 12, hoy una Secretaría de Estado.

La cruzada

“Cristina se empecina en acabar con todo aquel que sirvió a su marido y ella no controla, o le desconfía”, confirma otra Garganta.
La cruzada de La Doctora -de acuerdo a esta teoría- es antikirchnerista.
Destruye las alianzas del extinto. Despide a los funcionarios, los vacía o los minimiza, hasta la degradación (De Vido, teléfono).
Ahora, para salir del paso, participa de la demonización del Ingeniero mítico. Un empleado que podía desplazarlo con una mera resolución interna.
En lo suyo, en el arte extorsivo o enigmático del secreto, El Ingeniero supo colaborar sustancialmente para que el marido conquistara la hegemonía total que ella heredó.
Pero surgió un imprevisto, de los que suelen caracterizar una realidad tan apasionantemente dinámica. El acuerdo inesperado con quien ambos -La Doctora y El Furia- más despreciaban.
Jorge Bergoglio. El “compañero” Cardenal.

La gran pregunta es ¿qué tiene que hacer el Papa en medio de semejante desbarajuste institucional?
Almidonada y compuestaNadie debiera salpicar a su Santidad. Aunque, a esta altura, Francisco es casi el único que puede ayudarla. Para llegar. Y hasta para cargarse al Ingeniero.
Cabe consignar que La Doctora, tan “almidonada y compuesta”, abusa de la imagen de Francisco. Desde el purismo de La Alameda se viene otra denuncia judicial, ahora más fuerte, contra El Ingeniero. Con el Papa como complemento tácito. Trasciende que Francisco considera a Jaimito un “responsable máximo del basural”.
Con la incandescencia santa de su imagen, acaso Francisco espiritualmente acompañe, a La Doctora, en la ofensiva judicial de purificación.

Carolina Mantegari

El fracaso como virtud

Tribulaciones del país inmerso en la patología

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“El cristinismo se interpreta a través de sus recuperaciones. Es decir, se lo explica por sus caídas y remontadas”.
Osiris Alonso D’Amomio

El intento anterior de recuperación se registró en noviembre de 2013. Después de la humillación electoral que les produjo la Franja de Massa.
Fue cuando La Doctora designó a Milton Capitanich, como Premier. Pero el experimento naufragó rápidamente por los desórdenes policiales de Córdoba. Cuando Zannini, El Cenador, pensó que aún podía cargarse al gobernador De la Sota, El Cordobés Profesional. En adelante, Capitanich supo desgastarse entre la altiva mediocridad del contexto. Quedó reducido a ser un mal imitador matinal de Carlos Corach. Sin embargo logró la hazaña de revalorar a Abal Medina, El Abalito, el antecesor.
Con la designación de Axel Kicillof, El Gótico, como ministro de Economía, La Doctora tuvo un poco más de suerte.
Por lo menos Kicillof supo estrellarla ante el fracaso más redituable.
Con el estancamiento alarmante, que se consolida durante otro año imperdonable. Con el agravamiento de la recesión, y la paralela cultura de la inflación. Con el desbarajuste, en materia de gestión, que concluyó con el país, otra vez, en el descenso del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
El tema marca la cotidiana imprevisión. El cristinismo, en el viejo litigio con los holdouts, prefirió dormir la siesta durante dos años. Aferrarse a la estrategia dilatoria. Al pedal que sólo perseguía el objetivo de demorar el despreciable choque con la realidad.
Bastó, como era previsible, que en la tercera y última instancia la Corte Suprema de los Estados Unidos resolviera no tomar el caso argentino, para que estallara la evidencia de la mala praxis. Para que la falta de prevención elemental sorprendiera a los irresponsables, en la plenitud oral de su ineficacia.

Patología nacional

Pero La Doctora, al final, le toma el gusto a su propio fracaso. Sobre todo al percibir que la confrontación con Los Buitreros le depara notables progresos encuestológicos. Son los réditos inesperados de la derrota.
Significa confirmar que, en el fondo, “el fracaso garpa”. Es un atributo.
En el país inmerso en la patología, el patoterismo oral consigue elevar la imagen. Apuesta para la adolescencia colectiva.
Por lo tanto Kicillof hoy tiene licencia para tergiversar. Macanear con énfasis. Desafiar sistemas jurídicos. Disfrutar de su ascenso irresistible.
Profundiza la frescura universitaria entre la inmadurez festiva de los que no quieren hacerse cargo de nada. Los eternos culpabilizadores de otros. Sigilosos responsables de nuestra desgracia.
La cuestión que El Gótico se proyecta. Hasta ser barajado, incluso, como posible candidato presidencial.
Tienta evocar al filósofo Emile Cioran cuando le preguntaron por la insistente candidatura de François Mitterrand.
“Es lo peor para Francia, un humanista”.

Arrugues de barrera

Aquí consta que La Doctora supo desgastarse en méritos para evitar el default (que “no es ningún default, etc.”).
Se esforzó por postrarse ante la racionalidad. De la mano del mismo ministro. El Gótico que instrumentó, sin ir más lejos, la catastrófica confiscación de Repsol. Para luego arrugar, como corresponde a los duros que arrugan, y pagar mucho más de lo necesario.
Más por necesidad que por convicción, La Doctora intentó bajar el copete ante el “mercado de capitales”.
Tal como se lo pidió -casi se lo exigió- Dilma, su par de Brasil. En una reunión célebre que terminó mal. Cuando Dilma, según nuestras fuentes, le dijo:
“Cristina, Argentina ya es un problema para toda la región, deben volver a los mercados. Brasil puede prestarte tres mil millones, Uruguay mil”.
La Doctora envió también al ministro favorito para redimirse, a los billetazos limpios, con el Club de París. A los efectos de pagar, incluso, más de lo que debía, con los pantalones bajados y todos los punitorios adentro. Como se le pagó a Repsol, para algarabía de Bruffau y los “titanes catalanes”. O como se arrugó con la cuenta de algunos juicios del Ciadi.
Y después de tantos ostensibles arrugues de barrera, Los Buitreros vienen a estropearle las transformaciones que le reclamaba el sentido común. Y Dilma.

La foto del Billiken

Consta que La Doctora, hasta el último minuto, quiso arreglar con Los Buitreros. Mientras se floreaba con la verba de Kicillof habilitó, en simultáneo, a Fábrega, El Sensato Marginal. Para que, desde el Banco Central, Fábrega convocara a los banqueros, o a alguno de los (escasos) “grandes empresarios” que perduran, apenas son dos o tres. Para comprarles la deuda a los bonistas, desplazarlos y arreglar luego las cuentas en familia, en la tranquilidad de la casa.
Por su parte, Zannini envió hacia Nueva York a uno de los más competentes vendedores de humo de la comarca. Con el propósito de anotarse en la gloria de la solución, sin quedarse afuera de la foto del Billiken de la posteridad.
Pero El Gótico, con instrucción de La Doctora, pulverizó el negocio. Pisoteó el Billiken. Fue otro arrugue de barrera, pero en sentido contrario.
Los banqueros, que por supuesto no actuaban “sólo por la patria”, de pronto se dieron cuenta que a ellos, justamente a ellos, El Gótico, habilitado por La Doctora, “los quería empomar”. Que ni siquiera les iba a reconocer “la que ponían”.
Y mientras Kicillof discurría en la Sierra Maestra del consulado en Nueva York se producían, según nuestras fuentes, comunicaciones telefónicas cruzadas. Efectividad del roaming.
“¿Qué garantía tenemos con estos hijos de p…?”.
“Escuchás las p… que dice este muchacho” -cuentan que se lamentaba un banquero, acaso ante el Sensato Marginal, quien ya había decidido, por tercera o cuarta vez, alejarse del gobierno de delirantes.
“Si se raja Fábrega, sólo resta apagar la luz”, confirma cierto empresario.
Opositores envueltos
El Portal insiste en la teoría que abre esta crónica.
“El cristinismo se interpreta a través de sus recuperaciones. De sus caídas”.
En su derrota, La Doctora comprende que la confrontación con Los Buitreros, de pronto, prende. Y que depara, en el país patológico, hasta cierta popularidad.
Abusa La Doctora, aparte, de la misteriosa irrelevancia que se apodera del opositor envuelto. Del mesurado que teme lícitamente quedarse pegado a la causa de los buitres.
Ocurre que el opositor envuelto depende también de las encuestas. Prefiere obedecerlas, sin intentar perforarlas.
Por lo tanto el opositor envuelto calla. Otorga.

Se asiste a la última recuperación del gobierno que aprovecha los frutos de su propia desgracia.
Sin Kirchner en el escenario, es la primera recuperación de La Doctora.
Es la recuperación más ilusoria. A través del fracaso, que “garpa”.
Significa confirmar que La Doctora opta, ante el fracaso, por acelerar. Por extenderlo, junto al Gótico, ante la impotencia inquietante del peronismo vegetal.
Arrastran entonces el fracaso hasta transformarlo en la categoría de virtud.
Es el fracaso como virtud. Permite jugar al mecano inofensivo del antiimperialismo. Admite tergiversar. Macanear para la tribuna.
Globalizar, en definitiva, el ridículo.

Mientras sube Kicillof cae Boudou

Dos no peronistas responsables del colapso de un gobierno estampillado como peronista.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redación final Carolina Mantegari

Introducción
El no ser peronista como atributo

El ascenso de Axel Kicillof, El Gótico, debe interpretarse a partir del descenso de Amado Boudou, El Descuidista.
Ambos protagonizan la misma pendiente. Boudou y Kicillof se unifican a través de la no pertenencia al peronismo.
Emergen -para Consultora Oximoron- como los responsables primordiales del colapso de un gobierno estampillado, sin rigor, como peronista.

Osiris Alonso D’Amomio
Director/ Consultora Oximoron

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Siglas

El Descuidista arrastra la picaresca bonaerense desde los inicios de Mar del Plata. Y durante los manejos presupuestarios entre los balnearios del Tuyú.
La sustancia del yuppie rockero es complementada por diversas siglas. CEMA, por la Universidad que le aportó la cuota académica de liberalismo. Consecuencia del paso estudiantil por UPAU. Cantera de la UCD. El partido en extinción de la familia Alsogaray, que catapultara a don Jorge Pereira de Olazábal, referente del olazabalismo.
El Gótico, en cambio, encarna la picaresca ideológica de la metrópoli. Con arrebatos de marxismo universitario de bajas calorías.
Sustancia de la formación del intelectual de la economía, que compuso un extenso ensayo sobre Keynes.
En una inquietante cursilería antidemocrática, El Gótico tuvo la osadía de desplazarse, durante alguna jornada electoral, a 500 kilómetros del domicilio de avenida Las Heras.
La abstención del sufragio, aquí, se entiende como otro atributo. Transgresión pero no tanto. Irreverencia cubierta legalmente por la distancia.
La chiquilinada se plasmó a partir de la consigna “que se vayan todos”. Es la épica de la agrupación “Tontos pero no Tanto”.

“Cuidado, porque el Axelito abarca mucho pero aprieta mucho más” -sostenía una de sus tías. Apostaba por su gloria.
Como corresponde a la tipología del pícaro, ya estudiada en la literatura del siglo de oro español, estos dos muchachos, Amado y Axel, ideológicamente antagónicos, se las ingeniaron para escalar en el palo envenenado. A partir de la proximidad del poderoso, al que de antemano se proponían superar.
Después de las peripecias en el Mar del Tuyú, y con la complicidad inalterable de José Nuñez, El Descuidista utilizó para ascender a Benigno Vélez, El Maligno. Fue para acceder al PAMI.
Pronto, en PAMI, Boudou se le hizo indispensable a Massa, La Rata del Tigre, el interventor. Al que iba a suceder, en cuanto Massa fuera promovido hacia la jefatura de gabinete.
Es aquí cuando Boudou utiliza a Massa para llegar a La Doctora y El Furia. Se postula con audacia, de la mano de Massa, para resolverles los problemas de financiamiento. Con la idea providencial de manotear los fondos de pensión. Las AFJP. Siempre con siglas.
Conste que la característica eficaz del pícaro consiste en la capacidad de identificar los problemas del superior. Para resolverlos.
El ministerio de Economía estaba ahí nomás. Mera escala técnica hacia la vicepresidencia.

Abarcar y apretar

Para abarcar y apretar, a Kicillof le bastó con arrimarse a Recalde chico. Un baluarte de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Como subgerente, logró transformarse en su colaborador principal.
Recalde chico suplantaba a Julio Alak en la “recuperada” Aerolíneas Argentinas. Es el dinero-ducto por donde se derraman cotidianos millones de dólares, a canilla libre.
Para un ascendente vocacional como Kicillof, pasarlo por arriba a Recalde chico, fue una simple cuestión de meses.
Bastó con acercarse a Máximo, En el Nombre del Hijo. Justamente cuando Máximo ya detestaba a El Descuidista. Por filtrar intimidades indiscretas, para colmo falsas.
Bastó además que La Doctora lo escuchara. Siempre estaba a punto de enternecerse con la juventud inquieta. Axel abarcaba. Era brillante.
Aparte del no peronismo, que los fortalecía, Boudou y Kicillof compartieron también un puente. Fue un vaso comunicante. Hernán Lorenzino. Un encantador ministro de Economía que se reportaba a Boudou. Y al que Kicillof, como su segundo, debía consolidar.
Pero Lorenzino, para Kicillof, fue aún mucho más pichi que Recalde chico.
Se lo despachó -a Lorenzino- como embajador. Hoy apenas le llega a Bruselas, junto con el sueldo y el olvido, algún cable.

Significa confirmar que aquella tía, o acaso su madre, tenía razón. Axelito no sólo abarcaba. Sabía apretar.
Puede testimoniarlo Julio de Vido, el Ex Superministro. Le duró pocos rounds de pié. Hoy está casi fuera de combate. Sostenido por los glóbulos rojos que tiene contados. En condiciones de entregarse a sus pajaritos, con fondo de tangos.
O Milton Capitanich, El Premier, al que se le cuentan los días. Como Massa a La Doctora.

Milton cuenta los días para exiliarse en el Chaco. Mientras es El Gótico el que decide si quiere sucederlo. Y dejarle el ministerio, en todo caso, a Álvarez Agis, El Culata, que ya se lanza hasta a hablar.
Pronto Zannini, El Cenador, también podrá testimoniarlo. El que logró desembarazarse de De Vido y cree ser el gran estratega. El que suele anotarse, a su favor, cualquier alternativa. Menos, claro, la de la derrota. Como ocurrió con el disparate del default (“que no es ningún default, si Argentina paga”).
Pero Kicillof, según nuestras fuentes, se arregló con La Doctora para dejar desairado también a Zannini.
El Cenador pone el adecuado rostro del perro al que le hacen violentamente el amor, y no clarifica, ante nadie, para qué demonios envió a Nueva York al “empresario” Gustavo Cinosi, el Competente Vendedor de Humo.
Cinosi se desplazó a los efectos de mediar, en nombre de Zannini (o sea La Doctora) entre los banqueros que, por invitación de Fábrega (y a pedido de La Doctora), se mandaban también hacia Nueva York para salvar a la Argentina de los trapos del ridículo. Y no “por la patria” desinteresadamente.
Para salvarla del default (que no es ningún default, llamémoslo Pirucho).
Cuentan que fue memorable cuando Cinosi, mientras desplegaba su mercadería de humareda, pretendió erigirse, en representación de Zannini, como el intermediario entre los banqueros y los buitres.
Entonces Sebastián Palla, el enviado de Jorge Brito, lo corrió a Cinosi, con amable celeridad. Como si le dijera “la tuya está, quedate en la reunión, pero ni abras la boca, el que negocia soy yo”. Ampliaremos en algún próximo despacho.

Pelucas, bigotes, anteojos oscuros

Por su apasionamiento por las monedas, El Descuidista sirvió, en principio, para profundizar el fenómeno delictivo del kirchnerismo.
Induce a ilegitimar la reacción higiénica que, como consecuencia de tanto despojo, se reserva la sociedad.
Es la anunciada epidemia de transparencia. La peste de decencia, con sus terribles bacilos de moralidad.
La Justicia, necesitada de purificación, se sitúa a la vanguardia del flagelo de pureza que invade. Al amparo de la espiritualidad que llega desde Roma.
En cambio Boudou sirve, en la coyuntura, para exhibir una figura convenientemente atacable.
El objetivo es que los medios se entretengan con el caramelo de madera de Boudou y no busquen otro muñeco. De los tantos muñecos que aguardan.
Sin ir más lejos, el pobre Lázaro, El Resucitado, enriquecido y casi abandonado. Decir Lázaro es como decir Máximo. O La Doctora.

La idea de ser el sucesor de La Doctora quedó en el sueño dificultoso de El Descuidista.
Como la perspectiva de irse, al menos, con la chapa de gobernador. Como desde la vicepresidencia saltaron otros héroes como Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), Ruckauf, El Sonriente Arrugador, o Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol.
Hoy Boudou traga explicables flemas de resentimiento. Cuentan que, para salir a la calle, según nuestras fuentes, a veces suele disfrazarse. Producirse.
¿Será verdad que El Descuidista se calza alguna peluca? Que se pega bigotes, que se pone anteojos oscuros. Y que tal vez así, con aspecto fantasmal, puede tocar el timbre. Sorprender a algunos amigos. Pocos. Decirles “Soy Amado, abrime, no digas nada”.
Trasciende aparte que aquel José Núñez, el de la dupla de su novela picaresca, al cobrar los primeros pesos considerables se agregó el social Carmona.
Dicen que hoy Núñez Carmona mantiene algunos deseos de embestir contra La Doctora. Para llevarla puesta. Sobre todo si se dispone a entregarlo a Amado.

Para concluir, consta que a una alta fuente policial no termina de convencerle para nada el extraño asalto que padeció la bella Agustina.
El robo de dos computadoras. El cristal roto de su Audi estacionado en una cuadra elegante de Belgrano.
Nadie precisamente sospecha, según nuestras fuentes, de Agustina. Pero ronda la paranoia del robo sigilosamente preparado.
Entonces nadie podrá sorprenderse si de pronto comienza a soltarse alguna información inquietante. Derivación de las penetraciones informáticas a alguna pecé robada.
Aunque, en realidad -dicho sea para consolar a la fuente, y a la dama robada- ya casi no queda ninguna tropelía del kirchner-cristinismo que no se sepa. Abundan las agencias y embajadas recargadas de más datos de los necesarios.
Pero para Oximoron, siempre existe, como en el tango, “un pecado nuevo para estrenar contigo”.
El tango, como el medio, también es el mensaje.

Desde la Rufo hacia la aceleración

La imperdonable vocación por subestimar al argentino medio

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen – Economía, especial para JorgeAsísDigital

 

Chistes de argentinos

Ofender la inteligencia emocional del argentino medio, o subestimarlo culturalmente, es -para el cristinismo- una aventura posible. Aunque imperdonable. Confirma que a la impericia, a la permanente mala praxis, se le debe agregar, en adelante, la mala fe. Semejante tergiversación colectiva admite que el país penetre, de pronto, en el laberinto del papelón. Del ridículo, sin salida.

Mientras tanto, desde los países vecinos, o un poco más alejados, se brindan muestras de solidaridad. Aunque se sonríen, en el fondo, por lo bajo. Se tapan la sonrisa con la mano. A los efectos de inspirar próximos chistes de argentinos. Para festejar. Y disfrutarnos.

 

Cláusula de aceleración

Los irresponsables sumergen a la sociedad en el descenso del default. Pero tratan de convencerla, paradójicamente, que no se trata, en definitiva, de ningún default. Como “la Argentina paga”, el default no es default. Es una alucinación de conspiradores furtivos. O sostenerlo es una elemental “pavada atómica”.

Aquí se movilizan sentimientos básicos de nacionalismo torpe. Pero combinado con dosis siniestras de anti-imperialismo tardío. A través de la creación de los enemigos imaginarios. Y del “carnaval del mundo” capitalista que nos condena por nuestros atributos.

Derivaciones de la manifiesta incapacidad para gestionar. De las picardías estremecedoras que salieron mal.

La estrategia dilatoria, a través de la estética deplorable del pedal, concluyó en el extraordinario bochorno. En el acto consciente de negar la realidad.

Y cuando todavía los ineptos, los que gobiernan, los que abusan de la complacencia opositora, no terminan de convencer a nadie acerca de las terribles maldades de la cláusula Rufo, tienen que sorprenderse con la previsible moda de las “cláusulas de aceleración”. Las que ya comienzan, según nuestras fuentes, a presentarse. Sin que importe un reverendo pepino la semántica narrativa del default. Si existe o no.

Por lo tanto habrá que preparar una próxima agenda defensiva, para imponer los discursos articulados de La Doctora y de Axel, El Gótico.

Faltaría pronunciarlos, en adelante, en la Organización Mundial de la Salud, en el plenario de la Interpol, en la Sociedad Masónica de Cangallo. O en la FIFA.

 

Martínez y Pigasse

Matthieu Pigasse, exquisito multimillonario francés, de la Banca Lezard, es editor de Le Monde y dueño de la revista rockera Los Inrockuptibles. También, según Heitz Dieterich, es el principal asesor externo de Nicolás Maduro. Y así le va, al presidente que agrava los escombros de la Venezuela Bolivariana.

Es a través de Venezuela que Pigasse desembarca, según nuestras fuentes, en los negocios abiertos de la encepada Buenos Aires. Y de algún modo, Pigasse se las ingenia para sugerir la conveniencia práctica del default para la Argentina. Idea perversa que, aunque lo desmienta con entusiasmo, también supo acercar el financista mejicano David Martínez, del fondo Fintech.

Para colmo socio de Héctor Magnetto, El Beto, el baluarte Martínez mantiene excelentes vinculaciones con el cristinismo. Hoy por los teléfonos, en un tiempo no muy remoto fue Ciccone, antes del ingreso de The Old Fund, artificio que marcó la gloria y la sepultura de Boudou y La Banda de los Descuidistas. Ampliaremos.

Hoy Martínez mantiene una sobria influencia moral, según nuestras fuentes, hasta con Carlos Zannini, El Cenador. Es acaso el máximo responsable de la estrategia que condujo al flamante naufragio de la Argentina. Presentado, como se acostumbra, como una epopeya.

Entonces Pigasse y Martínez coincidieron en instalar la idea que el default no es grave. Al contrario. Y ni siquiera tampoco es default. Y sin que nadie sospeche que ambos baluartes rápidos “están jugados en CDS”. O sea en el llamado Crédito Default Swap. Otro artificio teórico invalorable, inventado en 1994 por Blythe Masters, del JP Morgan.

Es uno de los instrumentos más modernos de Wall Street. Merecería ser estudiado por De Pablo, y tratado por el colega Monteverde. “Los CDS se utilizan en el aseguramiento de grandes corporaciones. En el aseguramiento de paquetes de referencia crediticia, o en el aseguramiento de los bonos de deuda soberana. Se dieron a conocer tras el estallido de la crisis subprime. Su monto mínimo de operación es de 10 millones de dólares” (referencias tomadas del Blog Salmon).

 

Don Julio no murió

Dijimos que todavía no terminó de clarificarse la cuestión irritante de la clausula Rufo cuando cae, sobre el cuello de la Argentina, el cadalso de la cláusula de la aceleración. Para ser más específico, se trata de la aceleración que gatilla el “cross default”. O sea el default cruzado. Melconián tendría que explicárselo pronto a Maxi Montenegro.

Trátase de las presentaciones que ya mismo pueden realizar los tenedores de bonos que se atrevan a juntar el 25 % de cualquiera de las 16 serie de bonos, y que de pronto se presentan por ventanilla a cobrar. Por ejemplo los tenedores de series de Bonos Par, los que vencen en 2038.

Si se juntan más del 25 por ciento de los bonos emitidos se mantiene “el derecho de acelerar”. De pedir cobrar al contado la totalidad. Obliga al Estado emisor a negociar. A abreviar los plazos. Y para semejantes desventuras Kicillof no está aún preparado. Aunque recurra a su ayuda Álvarez Agis, al que Morenito pronto lo apodó El Culata.

Pero según La Doctora y El Gótico el default no es, en definitiva, ningún default. Como sostener que don Julio Grondona, en definitiva, no murió. Se lo vela, se lo sepulta, pero su obra nada tiene que ver con la muerte. Por lo tanto don Julio vive. “Todo pasa”.

 

Alineamientos y envoltorios

La esquizofrenia cotidiana se encuentra garantizada desde lo más alto del poder. Y lo que se escriba aquí puede ser más tarde corregido. Impugnado de inmediato. Declarado falso. Inexistente. Persiste una crisis de superproducción de la conjetura. Instiga a diseñar los acuerdos que tampoco existen. Arreglos virtuales, soluciones mágicas que sólo encuentran refugio en el voluntarismo. O en la imaginación.

Lo que resultó admirable -y debe aceptarse- es la manera en que el cristinismo envolvente supo contagiar su propio desconcierto. Sobre todo a lo que puede denominarse “oposición envuelta”. A los “opositores envueltos” por el cristinismo que siempre sabe utilizar, y esmerarse, en la preparación del envoltorio.

“Están todos alineados”. Se lo aseguraron al importante gobernador que se anota, naturalmente, para la sucesión. Por más que se le esmeren en la presentación de trabas.

Por supuesto que Daniel, invariablemente “alineado”, no iba a representar ningún problema. Porque Daniel “es del palo”. Pese a los cotidianos esmerilamientos de La Doctora. Al énfasis ninguneador de Zannini, el máximo responsable del desastre.

El problema es que divulgan que mantuvieron también “alineados” a Mauricio y a Sergio. Los opositores mejor posicionados. Invariablemente envueltos.

El primero, a través de la línea magistral que bajara Durán Barba, El Equeco. Y que instrumentara Marquitos, El Pibe de Oro, que provocó la resignación piadosa de los economistas de cabecera.

El segundo, por el respeto visceral que, entre los economistas de la Franja de Massa, se le mantiene a Roberto Lavagna, La Esfinge.

“Lavagna fue de los primeros en alinearse”, confirma la Garganta.

Sospechan las fuentes que Lavagna, que es en el fondo un melancólico, mantiene la insólita esperanza de volver a caminar por los jardines. De ser convocado, acaso, como en 2002. A los efectos de aportar su innegable cuota de patriotismo y rescatar a la Argentina. Por segunda vez. Porque fue arrojada, por impericia, hacia el segundo foso del siglo.

Lo recomendable entonces, en tramos decisivos, era callar. Permitir. Otorgar. Mientras La Doctora, Zannini y Kicillof conducían la profundización del disparate.

No debían referirse demasiado al riesgo del default (“que no existe, ¿de qué default hablan?, si Argentina paga”).

Lo conveniente era plantear las inofensivas generalidades dilatorias. Ante la resignación, la sigilosa impotencia de los economistas de medialuna enarbolada. Los que no podían desconocer que se dirigían, frontalmente, hacia la debacle.

Para chocar, otra vez, la calesita de la improvisación.

 

Bernardo Maldonado-Kohen, para JorgeAsisDigital.com

Estamos, Butch, en problemas

Ineptitud, Mala praxis. Falta de credibilidad. Sin fiado.

Moncloa, cancelación de PASO y adelantamiento electoral

sobre Informe de Consultora Oximoron

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

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Introducción

Credibilidad agotada

“Para negociar, la Presidente argentina hoy es un impedimento” confirma la Garganta, telefónicamente, desde New York. “Y con su ministro de Economía es peor”.

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La Doctora y Menem, epílogos paralelos

Final de ciclos peronistas. Similitudes y diferencias.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Para el desenlace de la historia sólo resta saber si el Scioli de 2015, en volumen político, va a superar al Duhalde de 1999.

En versión casi grotesca, quince años después se reitera otro final de ciclo peronista. Con el respectivo gobernador de la provincia de Buenos Aires, La Inviable, entregado al proyecto sucesorio.

Aquel Duhalde de 1999 mantuvo un clavado epílogo de derrota. Confirmó el maleficio esotérico de la gobernación. La condición de destino final, y no de mera escala intermedia, para una conquista de envergadura superior. Aunque ser un aceptable gobernador de Buenos Aires es tan dificultoso como ser un presidente eficaz.

Hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, apuesta otra vez por la anulación de aquel designio que adquiere el carácter de fundamentada superstición. Con el objetivo de perforarlo. Sin repetir, en lo posible, el mal interrumpido de Antonio Cafiero, Oscar Alende, el propio Eduardo Duhalde, y tantos gobernadores que se propusieron después saltar hacia la presidencia. Para quedar colgado de los cables.

Sólo Duhalde, en cierto modo, alcanzó a quebrar el citado maleficio. Pero de un modo ultra-excepcional. Accidente previsible del sistema democrático.

 

Estilos imperiales

Acontece que aquel Menem del 99, o La Doctora de 2015, más allá de sus circunstancias, distaron de caracterizarse por producir continuidad.

Antes de destacarse como el Piloto de Tormentas (generadas), Duhalde logró imponer su candidatura. A pesar del escaso interés del presidente Menem, que invariablemente se iba.

Del mismo modo hoy Scioli, con suerte bastante relativa, trata de imponer la suya. A pesar del esmerilamiento cotidiano que le aplica La Doctora que -invariablemente- debe irse.

Consecuencia absoluta del estilo imperial para el ejercicio del poder. Típica del caudillismo peronista.

En la patología, el comportamiento de Menem parece unificarse con el que comparten Kirchner, El Furia, y La Doctora. Situados en las antípodas, en materia de ideología impostada. Del rumbo que, cada uno de ellos, le dio al peronismo, adaptable hasta el pragmatismo.

Por la inacción de sus conductores, el peronismo dejó de ser un Movimiento para transformarse, en los distintos periodos históricos, en un complemento apenas partidario. Un instrumento vacío para sacarlo a relucir en las vísperas de la competencia electoral.

Este Scioli de 2014 se muestra mucho más aferrado, en cierto modo, a los lineamientos compulsivos que baja La Doctora. Mientras aquel Duhalde, ya en 1998, plantaba diferenciaciones erróneas con el modo de empleo que bajaba Menem. Lujos que le facilitaron, en definitiva, la derrota.

En la previa de la campaña, Duhalde manifestaba claras disidencias con la política medular de Menem. Entonces pasaba por la Convertibilidad.

En cambio Scioli hoy se diferencia de La Doctora sobre todo en el estilo. En las formas que pulverizan el todo. Tiende más al consenso, a la cohesión, que a la confrontación, fenómeno que dejó de ser redituable.

Lo que atormenta a La Doctora, como lo atormentaba también a El Furia, en vida.

Sin embargo, al menos exteriormente, Scioli respalda cada una de las catastróficas políticas implementadas por el cristinismo que declina. Aún así, Scioli debe someterse a una especie de examen rutinario donde en general es aplazado. Con retos descalificatorios para cualquier dirigente normal. Pero que el personaje de la referencia ni los registra.

Como si las agresiones le resbalaran, el Milagro Scioli continúa, como si nada, con el atletismo positivista del Aire y del Sol.

 

Disolución en varias candidaturas

Otra diferencia sustancial de La Doctora de 2014 con aquel Menem de 1998 consiste en la perversidad de estimular precandidaturas, a los efectos de atenuar la postulación del gobernador de La Inviable Buenos Aires. Por peso prepotente de provincia, el gobernador siempre suele considerarse el candidato natural.

En algún momento Menem supo alentar al popular Palito Ortega (que fue rápidamente absorbido por Duhalde, que lo estampilló de vice). Y también hasta estableció alguna breve complicidad, a mediados de 1999, con la ambición recatada de Adolfo Rodríguez Saa, en una fórmula de literatura pendiente con Jorge Asís. Pero no pasó, por suerte, del amague.

En cambio La Doctora alienta la instalación de otras cuatro precandidaturas que sirven, en el fondo, para disolver con vaselina la postulación del gobernador de La Inviable.

Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, catapultado por la potencia estructural de la Tía Doris. Domínguez, El Lindo Julián, con su tráfico admisible de francisquismo. O Florencio Randazzo, El Loco de la Florería. Cuesta mencionar también la carta de intención de Agustín Rossi, El Pollo de Milani.

Por lo que trasciende, semejante pluralidad que convoca a la abundancia de la oferta, no termina de conformar a muchos de los kirchneristas desasosegados de paladar negro. Los que más presienten la proximidad del final. Son los incondicionales que apostaron por la revolución imaginaria, que exhiben la conformidad hacia “las políticas públicas”.

Son los kirchneristas que no contiene Scioli. Los que renuevan las imágenes de la angustiosa soledad de aquellos menemistas que tampoco Duhalde podía contener.

 

Para salvar los trapos

“Nos vamos mal, no tenemos ningún candidato que nos represente”, confirma la Garganta K.

Como si se enfrentara, de pronto, a la desolación del fracaso prematuro.

Sin continuadores confiables, el kirchner-cristinismo se desvanece con celeridad. Persiste la tierra arrasada, y a los adeptos incondicionales les queda el consuelo de dedicarse a una suerte de resistencia, a los efectos de lograr el regreso triunfal de La Doctora. En 2019. El regreso que Menem no pudo consolidar en 2003.

Se explica que La Doctora, antes de partir, planifique ilusoriamente el regreso con gloria. Para aproximarse a semejante objetivo, La Doctora impone que los presidenciables del diluido Frente para La Victoria lleven la misma lista de diputados. Seleccionados, por supuesto, por ella. Por la próxima jefa de la oposición. Para oponerse a Macri, El Niño Cincuentón, o a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Y también, por qué no, para oponerse, llegado el caso, a Milagro Scioli. Si no consigue desmoronarlo antes. Con estampillas y condicionamientos.

Los kirchneristas huérfanos de paladar negro también saben que, a medida que pasen los meses, y que se acorte el duro momento de la despedida, a La Doctora le será más difícil asegurarse el rol de la conducción. Y como ni los contiene Urribarri, que se dispone frontalmente a comprar -llave en mano- el kirchnerismo, en su versión cristinista, en el estado (piadoso) en que se encuentra. A pesar de la magnitud desgastante de Lázaro, El Resucitado, y del clavel inerte de Boudou, El Descuidista.

Urribarri compra la mercadería en bloque y en pie. Pero no logra entusiasmarlos.

Tampoco, hasta hoy, los contiene Domínguez, El Lindo Julián. Ayudado, en su caso, con su densidad espiritual, y por saberse depositario de la esperanza de determinados kirchneristas históricos como Eduardo Valdés, cada vez más privilegiado por La Doctora, por Carlos Kunkel, El Bataclano, Pepe Albistur y sus cartelones. Por su parte Rossi aún no encuentra ningún perfil y mantiene el discurso extraviado. Tampoco los contiene Randazzo, aunque suene, en este caso, a obcecación que deriva en injusticia. Como con Scioli, que bancó la totalidad de los arrebatos y aún no lo aprueban.

La última esperanza que les queda a los nostálgicos peronistas de la izquierda, que se encuadraron en el kirchnerismo, como a tantos buscapinas independientes que se referencian en Unidos y Organizados, es que se presente la candidatura de Jorge Taiana, El Inadvertido. Aunque sea meramente testimonial. “Para salvar los trapos”.

 

Soledades comparadas

La soledad de Menem, en el último año del poder, después de haberse desvanecido el intento equivocado de la re/reelección, contuvo la mansedumbre lenta y triste de alguien resignado, que no quería despedirse. Fue menos patética, en realidad, que la soledad de La Doctora. Después de haberse derrumbado el sueño de la Cristina Eterna. La pedantería del “ir por todo”.

La Doctora contempla el universo como si la humanidad siempre estuviera en deuda con la magnitud de su obra. Hostiga cuando puede a Scioli, ya de manera casi deportiva, como si fuera un comodín. La pobre cada vez habla con menos elegidos. La mayoría de sus funcionarios pueden verla para aplaudirla en los actos ya menos convincentes. Y su mecanismo de consulta y de toma de decisiones se encuentra cada vez más acotado.

Sobre el final, Menem pasaba largas horas de golf. O pensativo, solo, en Olivos, mientras tal vez Alberto Kohan, Jorge Rodríguez y Carlos Corach se encargaban de las tareas administrativamente rutinarias del gobierno que partía.

En cambio, en la plena crueldad de la etapa lazarista, La Doctora inicia sus consultas con Máximo, En El Nombre del Hijo, para terminarlas, según nuestras fuentes, en el propio Máximo.

Entre ambas terminales pasa el inmanente Carlos Zannini, El Cenador, acaso el próximo integrante de la Corte Suprema, a los efectos de encargarse de atajarle los penales posibles que se vendrán desde el lado de la Justicia. En medio de la peste de transparencia, de la epidemia de moralidad que vaticina el portal, de los bacilos de decencia que irreparablemente van a apoderarse de la Argentina.

Después de Zannini es el turno de De Pedro, El Wado, el instrumentador discreto y de criterio, que hizo un curso acelerado de resolución de problemas. Después probablemente, la consulta roce a Kicillof, El Gótico, al que considera genial y casi la arrastra, con desenfado y cierta jactancia, hacia el pantano. Para concluir el ciclo decisorio exactamente donde se inició. En Máximo. Sin que ningún exponente de la sociedad pueda imaginar, siquiera, el motivo. Para ocupar semejante rol, el muchacho debe ser necesariamente idóneo, certeramente eficaz. De una sabiduría conmovedora. La sociedad merecería descubrir, acaso, las claves secretas de tan invalorables atributos.

Oberdán Rocamora

para JorgeAsisDigital.com

Siete samurais y cuatro poderosos

sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Dos bonaerenses, un porteño, dos mendocinos, un santafesino y un cordobés. Siete samuráis que se encuentran aspectados para calzarse la banda. En el siguiente orden.
Conste que los dos primeros pertenecen a la superstición peronista.
Sergio Massa, Aire y Sol II; o El Renovador de la Permanencia.
Daniel Scioli, Lider de la Línea Aire y Sol I, o El Milagro.
Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, el que crece por ausencia. Pilar del macricaputismo gerencial.
Integrantes de “Daniel, Mauricio y Sergio”, la consagrada miniserie del Portal. Se sostiene en la carencia desde hace dos años. Protagonistas exclusivos de “la política swinger” también.

En la misma línea, con diferencias leves, pueden situarse los cuatro restantes. Tres de ellos representan la necesaria alucinación del Frente Amplio UNEN. La conjunción de esmerados radicales que hacen el amor a oscuras, con los socialistas mormones que lo hacen vestidos. Y con un despliegue de admirables buscapinas que la ponen como pueden.
Los unionistas nacieron infortunadamente partidos. Amontonamiento de presencias luminosas que sirvieron para agigantar la ausencia mediática de Macri.
Una de dos, El Niño Cincuentón se impone como el límite o como la salvación. Es el providencial que facilita, en la segura segunda vuelta, la perspectiva del triunfo electoral.

Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, el socialista mormón. Y dos radicales que reivindican, otra vez, la tradicional receta institucional de “acción y aventuras”.
Julio Cobos, El Cleto No Positivo, es el radical menos querido por los radicales etimológicos, pero el más valorado por el público normal.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, es el más valorado por los radicales, pero casi un desconocido para el público normal. Un misterio insondable porque La Esperanza Blanca, gran parte de su tiempo, la pasa alojado en las emisiones del cable. Cama adentro.
La primera línea de los siete samuráis la cierra José Manuel de la Sota, El Cordobés Profesional. Para terminar con su influencia en Córdoba, Carlos Zannini, El Cenador, y La Doctora, no vacilaron en incinerar al hasta entonces ascendente Capitanich, El Premier. Es quien irrumpió como aspirante a primer samurai, pero después del desastre de Córdoba derivó en un “oficial de atrás en caballo blanco”. Como lo diría Enrique Wernicke, el notable novelista olvidado.

Banco de suplentes

Los siete samuráis de mayo mantienen una segunda línea de samuráis en el banco de suplentes. Con más entusiasmos que posibilidades, los banqueros tratan de desplazarlos, a los efectos de ingresar en la primera línea.
Aquí puede ubicarse al entrerriano, Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta. Es quien compra la totalidad del cristinismo en pié, tal como está, “llave en mano”. Cuenta con el apoyo insufrible de la Constructora Quebrantada de las Madres, y con el aval relativo de los acomodaticios buscapinas de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. No obstante, por un puñado de bancas, los camporistas, según nuestras fuentes, están a punto de saltar hacia el milagro de Aire y el Sol I, Scioli. Saben que la línea real de La Doctora viene por ese lado. Que el hombre es Scioli, y el resto son sparrings.

Camporistas de medialuna enarbolada perciben que los gobernadores del Partido Justicialista Vegetal se encuadran con Aire y Sol I. Muchos de los gobernadores no tienen reelección, y distan de garantizar los triunfos. Paco Pérez, El Flaco Gioja, el Eduardista Béder, la señora Corpachi, el Gordo Kloss. Es preferible entonces adherir al milagro, antes que los exponentes del vegetalismo se tienten con saltar hacia la Franja de Massa.
Como Romero, El Desperdiciado, Reutemann, El Más Desperdiciado aún, o el puntano más confiable de los Rodríguez Saa. Adolfo, del Estado Libre Asociado de San Luis.

Dos bonaerenses emergen también, en el banco de suplentes, como sparrings de Scioli. Es Randazzo, El Loco de la Florería, y su rival perpetuo de la Cuarta Sección. Domínguez, El Lindo Julián.
Ambos amagan con ir por la nación pero con la perspectiva incierta de cerrar por la provincia, La Inviable.
Aquí Randazzo y Domínguez tendrían que enfrentarse con “compañeros” de la misma superstición que se anotaron en la Franja de Massa. Graves renovadores de la permanencia como Giustozzi, mirado con la desconfianza del reojo por el resto del massismo. Y con Cariglino, de La Compañía de Jesús.
La segunda línea de samuráis la completa un salteño de la superstición. Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero. Reconocido experto en el arte de hacerse el tonto. Por lo tanto Urtubey puede mojar alguna vicepresidencia. Van cuatro.
Siguen en el banco de suplentes dos inclasificables que se reportan al UNEN quebrado. Elisa Carrio, La Empresaria en Demoliciones, habilitada para jurar donde sea. Como presidenta o gobernadora. Y el cineasta Fernando Solanas, El Dirigente Universitario que se atreve a disentir con La Demoledora que lo hizo senador.
Con ambiciones que nadie siquiera comienza a tomar en serio, debe mencionarse también a Agustín Rossi, El Chivo. De los funcionarios doblemente leales que suele reportarse a dos pesados de verdad. La Doctora, y el general César Milani, el Irresistible Seductor de Sexagenarias.

Los poderosos

El Informe Oximoron culmina con la significativa alusión a los cuatro poderosos.
La Doctora mantiene vigente el poder del Estado, mientras estimula el mito bacheletiano del regreso. Conserva el atributo de la decisión, la conducción de la Nada Vegetalista, y la extendida capacidad de daño.
Milani, en cambio, concentra el poder letal de los fierros. Aunque los explosivos se encuentren deteriorados.
Ocurre que los fierros tienen un jefe, por primera vez en treinta años (y más aún). La autoridad que le concede La Doctora a Milani se derrama sobre las tres armas.
Emerge entonces Milani como el controlador de la calle. Con el avance progresivo del ajuste, la calle se va a poner cada vez más difícil, más dura. Aquí Milani convive obligadamente con Berni, El Licenciado Serial, que está muy enojado con Milani porque no lo incluyó en el ascenso para coronel.

El tercero de los poderosos es Hugo Moyano, El Charol. Encanto de la Negritud.
Alude Moyano a una realidad consolidada, aunque indeseable para los adictos al esquema plácido que invoca lo políticamente correcto.
Contiene Moyano la anunciada certeza. Puede parar cuando le plazca el país.
Junto a Luisito Barrionuevo, alias Harry, El Charol supo perforar la plácida negatividad de las encuestas. Reducirlas a la dimensión de la papelería intrascendente. Mera temperatura anímica de una sociedad sin líderes.

El cuarto y último de los poderosos es Marcelo Tinelli, El Cuervo de Poe. Representa a la temible comunicación.
Aquí el informe prefiere evocar a Roberto Galán, cuando a principios de los 80 lanzó un exceso en el Rond Point.
“Con “Si lo sabe cante”, si me dejan hacerlo, le salvo la vida política a Viola”, dijo. “Lo que quiere el pueblo, quiere reírse y cantar”.
34 años después, con los 30 puntos de rating de Showmatch, El Cuervo de Poe confirma y aumenta la sentencia del viejo Galán. Tanto los samuráis como el resto de los poderosos temen los efectos de su voluntad.
Salvarlos o desmoronarlos, creen que Tinelli todo lo puede. De manera que persiste el equívoco apresurado. Indica que El Cuervo de Poe decide las elecciones. Sin impugnar los atributos de la popularidad, se asiste, para Oximoron, a una subestimación frontal de la sociedad. Aunque el pueblo quiera reírse y bailar.

Meter mano en la Justicia

Sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
La advertencia del Viejo Saadi

“Son lógicas diferentes”, reflexiona La Garganta (calificada). Mientras la oposición se entretiene con planteos electorales, el cristinismo pragmático se moviliza con planteos de poder.
Ganar una elección nunca basta para conquistar el poder.
Y de poder, La Doctora entiende. No sólo por una cuestión de herencia.
Cualquier observador hoy registra las lícitas preocupaciones en el ámbito sobrio de la justicia. Trasciende que La Doctora, para su próximo rol de jefa de la oposición, y para cumplir con el “mito bacheletiano”, necesita contar con la mayor cantidad posible de diputados leales. Pero también necesita asegurarse la posición más inapelable con los jueces propios. Aunque los llamen conjueces.
Poder concreto. Deriva del dominio ilusorio en los juzgados. Como si continuaran con las enseñanzas magistrales de Vicente Saadi, catamarqueño sabio.
“Nunca te olvides que los jueces que creíste tuyos son los que siempre te c….”. Un consejo que otra Garganta, menos académica, le atribuye también a Saadi.
El lugar común alude a que los jueces tienden a despegarse de quien los designó. O los ayudó a llegar.
La lealtad sólo se garantiza mientras se mantienen cuotas de poder. O perspectivas fuertes de recuperarlo.
La advertencia del viejo Saadi no desanima a los cristinistas que se proponen cubrir las 290 vacantes, de la justicia nacional y federal, con “tropa propia”.
Junto a Carlos Zannini, El Cenador, La Doctora instruye a Julián Álvarez, El Soberbio de Lanús, vice ministro de Justicia. Y al diputado Eduardo de Pedro, El Wado.
 Ante el retroceso de Los Profesionales Tardíos, hoy El Soberbio y El Wado son los operadores principales del Ejecutivo en el Judicial. Ambos son accionistas de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. Integran el artificio del Consejo de la Magistratura y se encargan de instrumentar el copamiento de los 290 despachos vacantes. De los 900 que existen. Aunque no dispongan, en realidad, de postulantes capacitados para cubrirlos. Aunque sepan leer y escribir y dispongan del título reciente de abogado.

Osiris Alonso D’Amomio
DirectorConsultora Oximoron

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La mano en la Corte

Resulta casi imposible, en 2014, meter mano en la Suprema Corte.
Aún son siete los miembros. Según la innovación tendrían que ser, en adelante, sólo cinco. Entonces para meter mano en la Corte hace falta matemáticamente que partan más de dos. Sólo con la partida del tercero el cristinismo podrá meter la mano.
De los siete, trasciende que alguno se encuentra en la sala de embarque. Con el equipaje despachado. Con la tarjeta en la mano para emprender viaje final.
Otro, El Profesor de Derecho Político, colega de cátedra de Silvio Frondizi, persiste en la antesala del centenario. Va por los 97 y no les va a dar fácilmente el gusto de cesar. Por más desplantes que La Doctora le dedique, con mal gusto y por cadena nacional.
Otros dos, en cambio, amenazan con jubilarse. A más tardar, según Oximoron, hacia final del año. Ambos cumplen los 75.
Zaffaroni, El Garantista del Frepaso, cada mes muestra menos pasión por el trabajo. Cuentan que acude a su despacho, apenas, una vez a la semana. Y brinda dilatados cursos por el mundo. Trató de polarizar con Sergio Massa, Aire y Sol II, que de pico y de pícaro le volteó la invención del Código. Para algunos maliciosos, El Garantista polarizó con El Enemigo Massa con la esperanza de seducir a La Doctora. Para que lo tuviera presente en sus oraciones, como posible candidato. Pero por el lado del cristinismo, según nuestras fuentes, llegaron a la conclusión que El Garantista ya les sirve para muy poco.
“Mejor dejar que se jubile”, confirma otra Garganta. “Ni resuelve los problemas que provoca”.
La que también quiere rajarse, por las derivaciones de su corazón sensible, es la doctora Argibay. Demasiados años de prestigio accesible en los foros internacionales para aferrarse a un buen empleo de ministro decana. Cuentan que está surcada por una intransferible decepción.
De los siete, según nuestras fuentes, sólo están fuertes tres. Lorenzetti, el Presidente, el Pelado Pescia del Derecho. Y Maqueda, el Pato Cordobés, de reconocida chapa política. Y la doctora Highton de Nolasco, cada vez más asediada por abogados que sólo pretenden encontrar la atracción de su hija.
Por lo tanto, sólo dos de los cuatro que parten -o que partirían- podrían ser suplantados por elementos más confiables para el cristinismo. Juristas que sepan representar los intereses de La Doctora. Sobre todo cuando se atraviesa “la etapa lazarista” (por la vigencia maldita de Lázaro, El Resucitado). Y cuando la “capacidad ambulatoria”, alias La libertad, peligra. Aunque no debiera preocuparse. Ninguno de los sucesores de la grilla mantiene el menor interés de encerrarla. Por más que los jueces, a veces, suelen fanatizarse con esa altiva cuestión de la independencia.

Los Girados

En 2015, en cambio, meter mano en la Corte es una aventura viable.
Aunque en un año electoral -según Oximoron- les va a resultar difícil imponer un postulante que supere los dos tercios del Senado.
Que lo aprueben 48 de los 72 venerables. En la actualidad, el cristinismo cuenta con la mayoría simple. Tiene asegurados los 37. Y con los aliados -de acuerdo a la evaluación de Oximoron- puede llegar a los 41. Faltan siete venerables. La persuasión de la Banelco siempre emerge como una alternativa al arte sutil de la negociación.
Ya comienzan a girarse los nombres para saltar hacia la Corte. Dos baluartes de Justicia Legítima. Alejandro Slokar, El Versado, juez de la Cámara de Casación Penal, por quien suspiran ciento dos secretarias, y Alejandra Gils Carbó, La Jurista de la Minifalda, una dama turbulenta que acumula más de veinte denuncias en su contra. Gils Carbó es la instrumentadora de los “fiscales ad hoc”. Mal llamados, en el ambiente, “los fiscales truchos”.
“Olvídense, ninguno de los dos pasa por el filtro del Senado”.
Aunque sean competentes. Los contadores de porotos del Senado sostienen que Slokar y Gils Carbó podrían repetir la experiencia de Reposo.
Resultaría más factible llegar a un acuerdo (sin Banelco) con los radicales. La aprobación pasaría (como por un tubo) si se lo propone a León Arslanián, o a Gil Lavedra, aunque haya irritado como opositor. Mantienen la estampilla original de juristas jugados por los derechos humanos.
El penúltimo nombre que se baraja para acceder a la Corte es de un efectismo inquietante. Se lo menciona sólo para constar en actas. Es Carlos Zannini, El Cenador que ensaya inadmisibles discursos de barricada, como si fuera el mismo maoista desorientado. Ocurre que El Cenador anda necesitado de fueros. Para cuando esté afuera. En el llano.
A propósito, “el llano es mucho peor que la traición”. Lo consignó Mazón, El Chueco, filósofo positivista que hoy arma, con cama adentro, algún diseño para Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol.

El Artificio de la Magistratura

El venerable artificio del Consejo de la Magistratura se merece un informe aparte (Oximoron lo tiene en carpeta).
Aquí apenas se subraya que, de los 13 miembros del artificio, son 7 los que responden al cristinismo y su modelo de inclusión. Y mantiene 6 opositores.
Para tener la mayoría, los dos tercios, se necesitan 9. Les faltan 2.
De la tarea ablandadora se encarga El Soberbio de Lanús, el pibe Álvarez. Conste que tiene menos poder que De Pedro, El Wado. Pero cuenta con mayor capacidad expresiva.
Ambos camporistas hasta suelen quedar como chicos simpáticos cuando se los compara con la pesadez de Marcelo Fuentes, El Duro. O con la astucia enfática de Moreno, El Cuto, que mantiene el atributo de hacer quedar siempre al interlocutor como si fuera un idiota.
En el artificio -para Oximoron- brilla el academicismo platense de Urriza. Y ya hasta es notoria la ostensible recomposición de Fera. El pobre venía algo deprimido desde que le soplaron la presidencia. La que hoy ocupa Sánchez Freites, El Cordobés.
Estos siete baluartes del cristinismo tienen que lidiar en las tensiones del artificio con los seis antagónicos. Ostropolsky, Cimadevila, Aguad, Radicales de Ética Republicana. Como Recondo, Piojo Conducción, o Fargosi, la espada prioritaria del macricaputismo.
Se explica entonces que cueste tanto hacer funcionar al Consejo. Persiste el riesgo latente de la paralización, que obstaculiza la presentación de las ternas que deben ser sometidas a la consideración dirigida de La Doctora. Para cubrir los 290 juzgados vacantes, con leales, tropa propia.
Aunque la propia tropa sea, según la regla, la que “te mande en cana”. Siempre.

Continuará