Argentina en el dilema geopolítico

El enemigo del enemigo no es necesariamente un amigo.
escribe Osiris Alonso D’Amomio

“La batalla entre Irán y el Estado Islámico no convierte a Irán en amigo de Estados Unidos”.
Lo dijo Biniamín Netanyahu, primer ministro de Israel, en Washington, en el Congreso de Estados Unidos. Insolente provocación hacia Obama, que avanza en el acuerdo nuclear con Irán.
“Por daños colaterales” -confirma La Doctora- Argentina importa el dilema geopolítico. Derivaciones de los atentados de 1992 y 1994. Contra la embajada de Israel y contra la Mutual Amia. Agravadas, en la actualidad, por la “muerte dudosa”, o el asesinato del fiscal Alberto Nisman.
En el plano local, se registran también los cambios posicionales que La Doctora encara sin explicar con convicción.
Se reproduce, en versión doméstica, el desplazamiento y el giro que ensaya también Estados Unidos. A propósito de Irán.
Sin embargo no existe el menor punto de comparación entre el acuerdo nuclear, que Obama y Kerry discuten con Rohanni y Kamenei, y el desastroso Memorando de Entendimiento. Es la carta de intención que La Doctora y Timerman esbozaron con Mahmud Ahmadinejad, el debilitado antecesor de Rohanni. Con la conformación dilatoria de una Comisión de la Verdad. Una torpeza diplomática que debe tratarse, en adelante, entre las fojas de los expedientes de Comodoro Py.

Daesh

En el juego grande, hoy confrontan los dos máximos enemigos de Israel.
Daesh (por sus iniciales el Estado Islámico). Concentra a los sunnitas radicalizados. Vienen humillados como consecuencia de la desastrosa intervención occidental en Irak, y por la represión de cinco décadas en Siria. Combinan el califato medieval con las sofisticaciones en materia de marketing y comunicación.
Estos asesinos racionales le despojaron la centralidad a la suma de franquicias de Al Qaeda.
El otro jugador es Irán, con su autocracia chiita. Es el principal aliado de Siria. Una dupla, el alawita sirio y el chiita persa. Sólo por la versatilidad en materia de desconocimientos aún se habla en Argentina de “pista siria” o “pista iraní”.
Pero detrás de Irán-Siria está Rusia, con su fundamental base militar de Tartuz (y con la complacencia tácita de China).
En el entrevero, Estados Unidos busca el acercamiento con Irán. Hoy es el aliado contra el enemigo prioritario. El Estado Islámico. El alucinante califato de Al Baghdadi, que conmueve a la civilización occidental, con sus ejecuciones mediáticas y las barbaridades meticulosamente programadas.
Inicialmente, cuando estos sunnitas radicalizados combatían a la Siria represiva de Bashar Al Assad, fueron financiados por Arabia Saudita y por Qatar. Otros dos aliados petroleros de Estados Unidos, que contaban también con la funcionalidad de Turquía.
Es el país (Turquía) que fue cabeza de imperio. Aún abre sus fronteras para que los asesinos vocacionales, que escupen países de occidente, se anexen a la aventura de la jihad. A Daesh. Hoy contra Siria e Irán pero también contra Estados Unidos.
Pero aquellos combatientes tomaron distancia de los primeros financistas. De pronto, el Estado Islámico se convierte en un problema también para Arabia Saudita.
Recordar que el Irán persa, en su cruzada, pretende llegar hasta La Meca. Es el corazón espiritual de Arabia Saudita, tan aliado de Estados Unidos como Israel. Se sienten igualmente molestos por el acuerdo nuclear que Estados Unidos impulsa con Irán.

Ocurre que la jihad se territorializó. Hoy Daesh controla diez millones de habitantes y genera sus propios dividendos por el petróleo. Se triangula desde Turquía y es consumido por los mismos occidentales que lo combaten. Sobre todo Daesh explota los yacimientos de Mosul, la capital de Ninive. Es precisamente la región que Irán quiere conquistar a través de su Guardia Revolucionaria, GRI.

Objetivo militar de Daesh: no son sólo dos los jugadores fuertes de la región. Son tres. Irán, Arabia Saudita, y el propio Estado Islámico. Con quien necesitan acabar los dos primeros. Junto a las potencias occidentales encuadradas en una fuerza internacional que prefiere la destrucción sólo a través del combate aéreo. Sin intromisiones territoriales. Sin el cuerpo a cuerpo, contra los degolladores televisivos. Al que capturan lo aguarda un batón naranja, una filmación. Y una daga.
En la jerarquía valorativa de Daesh no cuentan para nada los pequeños y riquísimos emiratos petroleros. Ni siquiera el Qatar que se proyecta, con inversiones y el efectivo canal Al Jazzera.
Mientras tanto, prosigue inalterable la diplomacia extraña de Turquía. Le envía señales fraternales a occidente y prosigue, en simultáneo, con la generosidad de los pasos fronterizos. Ajustados, apenas, a la prioridad estratégica: la de evitar, como sea, en el desbarajuste, la formación de un estado kurdo.
Ocurre que en la región litigiosa estallaron las fronteras artificiales, diseñadas arbitrariamente durante el final de la primera guerra. Cuando Francia e Inglaterra se distribuían las fichas de influencia. Los saldos valiosos de ocasión del desmoronado Imperio Otomano.
El acercamiento entre Estados Unidos e Irán se consolida a partir de la existencia del mismo enemigo. El Estado Islámico. Estrategia que Israel, a través de Netanyahu, por la atendible prioridad de su subsistencia, se dispone ostensiblemente a perforar.

Maná de Buenos Aires

Y es precisamente aquí donde a Netanyahu, como maná del cielo, le cae el desborde bartolero de la presidente argentina.
La Doctora se lanza a despotricar contra la Suprema Corte, por no haber esclarecido el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992. Y sin saber que lo ayuda, lo provoca a Netanyahu.
“¿Por qué a Israel le interesa tanto la Amia y no la embajada?”.
Netanyahu supo aprovechar el reproche de La Doctora. Para transmitirle al congreso americano que Irán destruyo la embajada en Argentina, y la mutual Amia.
La Doctora se la dejó servida al pretender zafar de las derivaciones incómodas del asesinato del fiscal Nisman. Un crimen que instala, en el primer plano, la precariedad del repentino cambio geopolítico. Ella lo explica con vaguedades panorámicas que sólo atiende, desde la política, la señora Elisa Carrió. Impugna con valentía y claridad “la salida de Occidente”. Aunque cabe admitir que Carrió se extravía en los desvíos autorreferenciales, que hostigan su propia argumentación.

El cambio geopolítico local tiene que ver, también, con Irán. A partir de la hundida Venezuela (que magnifica la ausencia hegemónica de Brasil). Viene enlazado a Siria, a Rusia, con la aquiescencia de China. Sin compartir la misma línea de entendimiento con los Estados Unidos, que se inclina por acordar con Irán, aunque para controlarlo. Sobre todo en el ámbito nuclear. Lo que irrita al astuto Netanyahu que utiliza el caparazón del congreso americano para cerrar su campaña electoral en Israel, donde juega su destino personal. Se apoya en La Doctora para fulminar a Irán.
En campaña, Netanyahu juega su continuidad gracias a los republicanos de Estados Unidos que también desaprueban el acuerdo con Irán. Es John Boehner, el portavoz de los republicanos, quien le facilita el pleno del Congreso a Netanyahu, para que lo fustigue insólitamente a Obama.
Mientras el secretario de estado John Kerry, en nombre del presidente Obama, discutía el acuerdo en Montreux, Suiza, con su par iraní, el Bibi Netanyahu los pulverizaba a ambos en Washington, con los datos que le obsequiaban desde el maná de Buenos Aires.

Cambio geopolítico y crimen

Se teme un “tiempo de desprecio”. Tiempo de sicarios. De facturas.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

1.- La plasticidad admirable del suicida

Hay que destacar, ante todo, la plasticidad admirable del suicida. La originalidad que debiera destacarse.
Porque la bala del final entró hacia abajo. A tres centímetros detrás de la oreja.
Si se agrega que en la autopsia no se nota el apoyo del arma en la cabeza, debiera rescatarse también, en el fiscal Alberto Nisman, el (presunto) suicida, la matemática habilidad de contorsionista para efectuar el disparo.
Tal vez, una segunda autopsia hubiera proporcionado aún mayor rigor analítico, como para tratar semejante destreza mortuoria.
En un principio, reclamaba la nueva autopsia la doctora Arroyo Salgado, ex de Nisman. Pero no insistió. Trasciende que un inapelable médico legista la convenció que no era necesaria.
“Lo que se perdió en la primera autopsia ya no podía recuperarse”, confirma la Garganta.

2.- Mensaje de la comunidad

De todos modos, el mensaje de la comunidad es claro: al fiscal Alberto Nisman se lo sepultó en La Tablada como si fuera otra víctima del atentado a Amia. La número 86.
No se lo apartó, como corresponde hacerlo, en su religión, con los suicidas.
Cambio geopolítico y crimen“Quien quiera oír que oiga”. Quien quiera saberlo que lo sepa. Para Israel no existió ningún suicidio. Ni con la pedantería teórica de la inducción.
Al fiscal, simplemente, lo “pusieron”. Lo asesinaron.
¿Más claro?

3.- Los hechos y la interpretación

Como si se tratara de una dilatada conferencia de prensa en un estudio de abogado, en la plenitud del desorden se discute la interpretación de los hechos. Sin tener los hechos, aún, bien claros.
Significa confirmar que importa más la interpretación política. Pese a los esfuerzos de la presionada fiscal Fein, que está en vísperas de jubilarse y se preparaba para dedicarle tiempo a sus nietos. Y de la jueza Parmaghini, que amontona correos electrónicos, en los que amenazaban a Nisman con suicidarlo. Cumplieron.
Entonces la política, desde su magnitud berreta, banaliza la discusión. Sostener que fue un suicidio implica pronunciarse a favor del gobierno. Sugerir la certeza del asesinato es una postura para ser inmediatamente calificado de oponente conspirador.
Cambio geopolítico y crimenEsta manera berreta de entender el instrumento transformador (la política) empantanó la investigación compleja del atentado a la Amia. Derivó en una causa casi inadmisible, que sirve, de todos modos, para historiar los últimos veinte años.
Sin embargo se tomó una orientación, sin estar en el fondo demasiado seguros. Entre tantas fojas signadas por las operaciones. La inculpación definitiva alude a los altos funcionarios de Irán. Donde, según nuestras fuentes, estaban más preocupados por las trabas de Interpol que por la clarificación del atentado.
Hasta que se produjo, entre los altibajos, el cambio geopolítico acordado con el extinto Chávez, al que era muy difícil decirle en algo que no. Va a ser aún más difícil si se derrite Maduro aún más, y alguien se dispone a investigar números alarmantes y valijas innumerables.
Aquel cambio fue complementado, en pavorosa simultaneidad, por la guerra de espías más insólita. Ya produjo dos muertes. Se habla sólo de la segunda y apenas se alude a la primera. Mejor omitirla.
Entre tanto anecdotario que desborda, y que improvisa una sucesión de especialistas televisivos, no se trata de saber si se habilitó o no, de verdad, una diplomacia paralela. Un tema político que excede a la fiscal Fein, y menos para plantearlo en el borde del fin de semana. Cuando los nietos esperan.

4.- Instancia de boletas

Cambio geopolítico y crimenUn conflicto de poder entre empleados del estado que se desenvuelven como espías. Profesionales de inteligencia. Es la Servilleta’s War, cliquear.
La resultante del cambio geopolítico que los presidenciables no se atreven a tratar. Y eso que cuentan con auténticos expertos en política exterior. Como Andrés Cisneros, en la Franja de Massa. O Diego Guelar, en el macricaputismo de Macri.
Del viraje geopolítico y de la guerrita de espiones emerge el crimen expresivo de Alberto Nisman. Sometido hoy a las multiplicadas interpretaciones que se independizan de los hechos que la produjeron.
El riesgo es evaluar que, después de veinte años, no se aprendió absolutamente nada. Que todo sigue inalterablemente igual, apenas algo más trucho.
Sólo se repite, se reitera. En versión más trágica que grotesca. Incertidumbre que logra que en la Argentina, el Neuropsiquiátrico de hoy, impere el estado de sospecha.
A la desconfianza se le agrega, en adelante, un miedo que puede transformarse, por su propia dinámica, en pánico.
Se teme, en definitiva, que se renueve la instancia de las boletas. Un tiempo de desprecio, como lo definía Sábato, convertido hoy en un tiempo de sicarios.

Cambio geopolítico y crimenSe oscurece el límite impreciso entre la información y la operación. Cualquier comunicador, en su afán investigativo, puede ser parte, sin saberlo, de alguna operación. Ante la divulgación de teorías temerarias, que se comparten por lo bajo, corresponde dudar. ¿Publicamos o no? Ampliaremos.
Abundan, para pasar, talonarios de facturas.

Bernardo Maldonado-Kohen

Egipto: la democracia imposible

Golpe técnico militar o islamismo de estado.

escribe Osiris Alonso D’Amomio

La pomposa “primavera árabe”, a través de sus manifestaciones románticamente sociales, sirvió en Egipto para derrocar el autoritarismo sombrío de Hosni Moubarak. Pero produjo, en simultáneo, una aceptable acotación a la democracia. Al proporcionarle -a la democracia- un riesgoso certificado de inutilidad práctica. El carnet triste del fracaso.
El retroceso golpista deja a su sociedad en una encerrona filosóficamente trágica.

Continuar leyendo

La desgracia de Egipto

La convivencia imposible del islamismo y la democracia. Satisfacción en Siria y Arabia Saudita. Preocupación en Túnez.

escribe Osiris Alonso D’Amomio

El diario Al Watan anticipó el expresivo diálogo del final.
Fue entre Mohamed Morsi, el presidente de Egipto a derrocarse -de la Hermandad Musulmana-, con el general Abdel Fattah Al Sissi, el derrocador. Ministro de Defensa y jefe del poderoso ejército. La única institución que mantiene, en el desbande de la fragmentación, su integridad.
“Parte, Morsi, con dignidad” -le dijo Al Sissi.
“Pero éste es un golpe de estado militar, los americanos nunca te lo van a permitir”, dijo Morsi, después de todo un cándido que trataba de salvarse.
Cuesta creer que Al Sissi se haya atrevido a desalojarlo del poder a Morsi sin la luz verde “de los americanos” (surten al ejército de mil millones de dólares por año, en “concepto de ayuda”).
“Nos interesa la opinión del pueblo egipcio, no del americano”, dijo Al Sissi.
“Pero yo soy quien te designó y puedo desplazarte”, replicó enojado el presidente. Lo rodeaba su guardia defensiva.
“Olvídate, ya no tienes ninguna legitimidad”.
Entonces Morsi fue detenido por quienes estaban, en el lugar, para defenderlo.

Continuar leyendo

La Doctora, Massa y la planta permanente

CHARLA EN SEVRES (I): La interna peronista de la provincia inviable de Buenos Aires y el complemento de los radicales rebozados de progresismo.
por Jorge Asís

Un grupo inicial de argentinos, con algún otro exponente latinoamericano, junto a sus respectivas parejas francesas, se reunieron en una casa elegante de Sevres, respetable banlieu situada a diez km de París. Fue para escuchar durante cuatro horas al director del Portal JorgeAsísDigital. Interesados en la indagación de la actualidad política argentina, de cara a las elecciones legislativas. He aquí la primera parte del resumen de la exposición. Es de esperar que transcurra sin ninguna impureza propia de toda desgrabación. Claudine Pons-Grévy

* * * * *

Continuar leyendo