La canalización del hartazgo

Mauricio, Daniel y Sergio (Últimos capítulos de la Miniserie): Macri, Scioli y la dependencia del sustancial peronista crítico.

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

Mayo/2012. En “la sociedad harta que espera” se dijo: “Lo que Mauricio no puede capitalizar es el creciente hartazgo de la sociedad agobiada, que carece de representación política”.

Tres años y medio después, se confirma que Mauricio, el Ángel Exterminador, representa la canalización del hartazgo de la sociedad. Agobiada por 12 años de kirchnerismo.

El adversario real de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, además de Macri, es precisamente ese hartazgo. La sociedad que oposita. Y que mantiene una agenda más radicalizada que la del propio Macri. Es quien debe esmerarse en contenerla.

Se trata de la sociedad sensible de decepción fácil, que reclama imperiosamente ser gobernada. Sin tomar demasiado en serio sus tendencias, que son siempre transitorias.

Hoy insulta a los kirchneristas, como en su momento insultaba a los menemistas (el litigio es siempre con el peronismo).

Nuestro Director, de los primeros críticos del kirchnerismo, cuenta que, en una presentación de su libro “La marroquinería política” (2006) se le acercó un sexagenario emocionado, para decirle: “Soy uno de los que lo escracharon en un bar. Hoy estoy de acuerdo con usted, lo admiro”.

Nuestro Director -soberbio, diría Majulito- respondió: “Lamento que me admire porque lo prefiero de enemigo. Dentro de un año puede volver a escracharme”.

Viento de cola de la algarabía

Hasta antes del 25/O, con Daniel, el peronismo agotado -vegetal, sin jefes ni ideas siquiera malas- vencía a Mauricio y Sergio. O la oposición torpemente dividida.

Hoy, a través de un guión insustancial, se canaliza el hartazgo y el 22/N, de continuar así, se cargan al peronismo. Con un revólver de juguete.

Por la atmósfera cultural, por el viento de cola de la algarabía, ya casi puede asegurarse que el 22/N gana Macri. Sin embargo, entre la euforia de Cambiemos, persiste el temor ataviado de prudencia.

Porque por cuestiones matemáticamente técnicas, el ganador puede ser Scioli. Siempre y cuando Scioli y La Doctora, y sus infantiles fragmentarios, tomen pronto una dosis doble de Avivol y se decidan profesionalmente a ganar.

El analfabetismo funcional no tiene en cuenta un punto de partida para destacar: para presidente, en La Buenos Aires Inviable, Scioli ganó 37 a 32. Cinco puntos de ventaja son bastante considerables.

Pero la provincia está perdida porque la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, notable macricaputista de Cambiemos, le ganó 40 a 35 a Aníbal, El Neo Corach.

En adelante, para el ballotage, Scioli podría emprender la campaña más liviano. Sin el peso del candidato condenado por la mediología. Pero condenado al fin.

Un funcionario solvente y eficaz -Aníbal- transformado en un mal candidato. Se asociaba su imagen a la idea de lo peor. Al extremo de simbolizarse una lucha desigual. Descompensada. Entre la transparencia de Heidi y la concepción del Mal.

Los fighters (peleadores) suelen ser básicos, necesarios, fundamentales para cualquier esquema. Pero por la específica condición de peleadores, de los que “la bancan todas”, por lo general no sirven como candidatos presentables. Sin embargo La Doctora, obstinada, lo sostuvo. Rescatable para la ética de la lealtad, pero reprochable cuando se trata de ganar elecciones. El mecanismo para conquistar, o mantener, lo esencial de la actividad política. El poder.

Varas selectivas

La mediología signa la magnitud del cansancio que registra el peronismo. Movimiento paralizado que reserva un agotamiento para cada generación.

El periodismo militante de los grandes medios, en alza, se empecina ahora en destruirlo. Mientras esta versión patológica -el cristinismo- responde con periodistas militantes oficiales, que tienen, en general, menos alcance. Ni gran poder de fuego ni envergadura.

Para colmo, la guerra equivocada, absurdamente plantada contra el Grupo Clarín, está perdida. Y culmina el ciclo espantoso con un Clarín soberbiamente fortalecido, golpeado, liderado por septuagenarios gastados, pero victorioso (ver “Deseos de invadir Polonia”). En condiciones de bajar línea y cobrar en las próximas ventanillas. Mientras tanto, el prestigio del peronismo se encuentra rigurosamente desmoronado.

Las varas hoy son tendenciosamente selectivas. Por ejemplo la señora Carrió, La Demoledora, le dijo en público a Miguel Del Sel, El Midachi, que fue candidato en Santa Fe: “A usted le robaron la elección”.

En todo caso -de ser cierto- los fraudulentos eran los socialistas. Y eso nunca, no cerraba. ¿Cómo se va a acusar de fraude a la izquierda mormónica?

En cambio, en Tucumán, por las irregularidades folklóricas, la mediología armó un escandalete extraordinario. Se trataba de la gran idea fuerza: pulverizar al peronismo. Entonces cerraba. Debía demonizarse el norte, bastión principal. La prédica armonizada con un minucioso diseño, y fue aceptablemente exitosa.

Al peronismo le comieron un viejo alfil. Jujuy.

Las cartas están en la mesa, las reglas del juego son claras.

Si gana Macri, con su onda irresistible y su viento favorable, es el triunfo de la democracia. La prueba de que “se puede cambiar”.

Si el peronismo en cambio toma el Avivol, suelda sus fragmentaciones, se recupera y gana Scioli, es el triunfo del fraude.

La continuidad del fracaso. La vigencia de lo horrible. La permanencia de los “feos, sucios y malos”. “Peronchos” chorros.

Y aquel que impugne semejante dialéctica, o al menos la describa, está condenado.

Es el eterno melancólico que entabla una batalla sólidamente perdida contra la modernidad líquida.

La derrota purificadora

Para ganar, Macri necesita los votos de los peronistas críticos del kirchnerismo. Los que votaron por Massa, El Renovador de la Permanencia, y De la Sota, El Cuarto Hombre.

Cabe consignar que peronista crítico del kirchnerismo en ningún momento puede identificarse con el antiperonismo. Con el neo-gorilismo que promueven los antikirchneristas pasionales. Los que utilizan a Macri como escudo.

Los hartos que canalizan el hartazgo en Macri. Emblema de la “esperanza”. “Se puede cambiar/ se puede”.

La segunda vuelta se decide entre este 21%. El electorado de Massa.

La Banelco de Macri debe conseguir que Massa y De la Sota no sean captados, tan sólo, para la vaguedad del “cambio”.

Ambos deben persuadir a los peronistas críticos que para salvar al peronismo, en la patológica versión kirchnerista, debe ser derrotado.

Como si la derrota fuera, más que el fuego, el elemento purificador.

Quien votó a Scioli o Macri, el 25/O, va a votarlos de nuevo el 22/N.

Si los puntitos de Stolbizer, La Vecina Adorable, van hacia Macri, y el puntito de Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad, hacia Scioli, se marcha al tiempo suplementario en un empate.

El decisivo 21% de Massa y De la Sota es el que desempata.

Los peronistas críticos que deben escoger entre La Purificación de la Derrota -el cambio que propone Macri-, o ser fieles a los preceptos, insistir con las botas puestas y desde el Peronismo Vegetal marcarle límites al neo-gorilismo. Si es que Scioli, La Doctora, Aníbal y los fragmentarios toman inmediatamente Avivol -en ayunas, efecto prolongado- y se dejan de clavarle al adversario las acusaciones más elementales, estéticamente sucias, abominables.

En coche al muere

Entregan a Scioli, en 2015. Como a Duhalde, en 1999.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Cada 16 años

Cada 16 años se lo vence electoralmente al peronismo.
En 1983 renace la democracia con el peronismo agotado, necesitado de “renovación”. Vencido por el radical Alfonsín.
En 1999 se agota la versión menemista del peronismo. Vencido por otro radical, De la Rúa, con una venerable comparsa de centroizquierda.
En 2015 es Macri quien se propone para vencer, junto a los radicales, al peronismo agotado, en la versión kirchnerista.
Desde aquí se advirtió, una semana atrás, que el peronismo vegetal, sin ideas ni jefe, se encontraba en condiciones de vencer a la oposición dividida.
Pero hoy, aquí mismo, después de la primera ronda electoral, debe advertirse que la oposición liderada por Macri, con el guión simple y más insustancial, puede producir la matemática derrota electoral del peronismo. La tercera.
Una cada 16 años.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Menem y La Doctora

1999 y 2015 presentan similitudes llamativas y diferencias notables. Para discutirlas.
En su agotamiento de los 90, Menem supo ser más precavido, y acaso más inteligente que La Doctora, en el agotamiento actual.
Era bastante escaso el respeto que Menem le tenía a Duhalde. Como es escaso el respeto que La Doctora le dispensa a Scioli.
Pero Menem y Duhalde, enemigos íntimos, acordaron, ante el ventarrón de la adversidad, salvar la provincia de Buenos Aires, La Inviable.
La provincia fundamental que La Doctora y Scioli, en 2015 no pudieron -ni supieron- salvar.
Aparte, como candidato presidencial y simultáneo gobernador de la provincia, Duhalde mantenía un sentido trágico de la existencia. Y del destino.
En cambio Scioli, también candidato y simultáneo gobernador, se muestra como el eterno portador del optimismo agradablemente insalubre.
Pero en algo coinciden. El Scioli de 2015 se encuentra entregado, librado al sacrificio. Como aquel Duhalde de 1999.

Salvar la provincia

Menem sabía que Duhalde perdía (y Duhalde lo sabía también). Sin siquiera hablarse, acordaron salvar a la provincia.
El postulante a la gobernación de 1999 era el porteño Carlos Ruckauf, entonces vicepresidente de Menem (como lo fue Duhalde). Ocurre que Menem inició la moda de convertir a los vicepresidentes en gobernadores de Buenos Aires. Lo hizo primero con Duhalde y luego con Ruckauf. Pero lo imitó Kirchner, al convertirlo en gobernador al porteño Scioli, su vice. La moda se cortó con La Doctora por el incendio prematuro de su vice personal, Boudou.
A pesar de la excelente imagen positiva que lo hacía reinar en las encuestas, Ruckauf amenazaba ser vencido por una dama digna. Ella portaba una historia que conmovía. La señora Graciela Fernández Meijide.
Y en 2015, el candidato del peronismo, al contrario de Ruckauf, arrastraba una imagen negativa. Aníbal, el Premier de La Doctora, estaba acosado por otra dama digna. La señora María Eugenia Vidal.
Tanto Fernández Meijide como Vidal estaban aliados con radicales. En 1999, para ganar, los radicales se inclinaron hacia la izquierda, a través del Frente Grande. En 2015, para sobrevivir, los radicales se inclinaron hacia lo que todos presentaban como la derecha, a través de PRO.
Del centro izquierda los radicales pasaban al centro derecha. Con una extravagante curiosidad. Después del colapso de 2001 los radicales le dejaron al peronismo un obsequio de la casa. El Frente Grande, lo que quedaba. Para fundirse con el peronismo insaciable que llegaba para hacerse -como siempre- cargo.

Como “el general Quiroga que va en coche al muere”, del magistral poema de Borges, aquel Duhalde marchaba, en 1999, hacia la derrota. Pero para salvar la provincia se recurrió a quien entonces era el tercero en la cuestión. Domingo Cavallo, el ex superministro, hoy unánimemente impugnado. Cavallo tenía una Mutual que le servía para lanzarse a la presidencia.
(Y a Néstor Kirchner, gobernador de la época, de los mejores aplicadores de las recetas de Cavallo, se le ocurrió la brillante idea de bajarlo a Palito Ortega, el compañero de fórmula de Duhalde. Para colocar ahí a Cavallo.
“No nos conviene a ninguno de los dos”, le dijo Cavallo).
Como ya no podía salvarse el poder nacional, un Menem bien aconsejado prefirió, en el retroceso, salvar el poder provincial. Que Ruckauf fuera como gobernador de los dos postulantes presidenciales, Duhalde y Cavallo. Con la anuencia de Duhalde, que aceptaba ir “al muere”. Pero Buenos Aires quedó para el peronismo.

Vidal

En 2015 La Doctora, llamativamente menos precavida, creyó que la provincia no contenía riesgos mayores. Y la mujer, Vidal, se quedó sorpresivamente con la provincia para cambiar de manera rotunda el mapa y la atmósfera política del país.
Aníbal fue derrotado y hoy es Scioli el general Quiroga que va “al muere”. Al sacrificio. Entregado a Macri. Como aquel Duhalde a De la Rúa. Pero con la provincia perdida.
Scioli va “en coche al muere” entre senderos completos de multiplicados hermanitos Reynafé, que lo aguardan en los recodos.
Pero tal vez se equivocan los que creen que Scioli no está para ser “tapado con diarios”.
En todo caso debe destacarse que Scioli va al sacrificio “con fe, con esperanzas, siempre para adelante”.

Gobernabilidad

Gracias al triunfo revolucionario de Vidal sobre Aníbal, es Macri quien se eleva para ser el tercer verdugo democrático del peronismo.
16 años después de De la Rúa y 32 años después de Alfonsín.
Ante el entusiasmo cultural de los sofocados. Los hartos de la versión kirchnerista. Y con el simultáneo temor que les cuesta, en el fondo, reconocer.
Por la gobernabilidad. Por la fragilidad del guión. Por las experiencias -casi extorsivas- de la historia.

Anibalicidio

Sobre informe de Consultora Oximoron.

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Al ritmo de Lanata

El periodismo sustituye -otra vez- a la política.
La condiciona, la diseña. La despoja de la amabilidad ficcional que suele caracterizar a los candidatos guionados.
Y le aporta tensión. Con la espectacularidad de Alfredo Leuco con el papa o La Doctora. Con la virulencia envolvente de Luis Majul. Con las irreverencias ingeniosas de Horacio Verbitsky.
Y con -por qué no- las reflexiones emotivamente racionales de la señora Mirtha Legrand.
Hoy la realidad vuelve a girar alrededor de la emisión televisiva de Jorge Lanata.
Se debe bailar al ritmo que impone su música.
Llega al extremo de marcar una frontera abierta, entre el antes y el después de cualquiera de sus coberturas. Sea con Amado Boudou, El Descuidista, o con “la ruta del dinero K” (por la marroquinería política).
O sobre la última entrega. El anibalicidio.
Con los testimonios cuestionables y frágiles que lo señalan a Aníbal como el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez (que en realidad aconteció en Quilmes). Por la muerte de aquellos tres muchachos obsesionados por los atributos del dinero rápido.
Exclusiva -y única- salvación espiritual en esta época nefasta.

Osiris Alonso D’Amomio

Director Consultora Oximoron

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Zannini y Sabbatella: dos tobilleras electrónicas

Polarización de perdedores
El regodeo se traslada desde Massa a Macri.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

De la Sota y Massa suelen enojarse, con ciertos fundamentos, cuando se habla de la polarización entre Scioli y Macri. Los deja afuera. Polarizados.
Cuesta entender que se trata de una polarización de ganadores que pierden, con frecuencia, elecciones distritales. Polarización de perdedores.
Scioli perdió en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Río Negro, el Artificio Autónomo de la Capital. Hasta aquí, sólo celebró en Salta, La Rioja y Tierra del Fuego.
En cambio Macri, de acompañante, sólo ganó en Mendoza. Y ayer, de manera casi agónica, en su distrito, la Capital. Pero fue donde terminó de recibirse -según la evaluación- como verdadero político.
Consta que Macri perdió en 9 comunas de 15. Que un gran sector de la clase media le mostró la tarjeta amarilla. Sin embargo se comprobó que se encuentra en condiciones de construir la propia realidad. Para entregarse a la simulación de la alegría. Con la piel de cuero, como corresponde. Para modificar, en adelante, el discurso. Y empezar saludablemente a hablar de algo. Del cambio, por ejemplo, pero con alguna idea. Aunque sepa que hoy es el protagonista principal del regodeo. El flamante señalado por los oportunistas que explotan el error ajeno.
Tanto hablar de cambio, en abstracto, para que irrumpa, de pronto, Lousteau, en representación del cambio, en concreto. Y le brinde la lección que el macricaputismo, en el fondo, necesitaba.
Polarización de perdedoresEn adelante, para no sucumbir, Macri tiene que entregarse a la acción política, para la que está preparado. Sin confiar, apenas, en los slogans efectivos, que derrochan insuficiencia.
Cuesta entender que, pese a la proliferación de las derrotas, sean igual Macri y Scioli los que polaricen. Para indignación de los polarizados que no se resignan.
En el portal se escribió que la victoria aquí no está para el que acierte más. Está para quien se equivoque menos (ver “El error como motor de la historia”).
Del mismo modo, el que pierda menos es quien va a convertirse en el ganador final.
Es el sentido estricto de la polarización de perdedores. En una política signada por la derrota, en el país (derrotado) que debe “reconstruir su credibilidad”, al decir de Luis Gregorich.
Como los encuestadores, que hoy también son señalados como los graves vencidos.
Pero el tema -es una hipótesis- no es meramente contable. Es analítico. La falla no está en el número. Está en el error de la interpretación.

La obsesión por la pureza

Resuelto, angustiosamente, el litigio electoral del Artificio Autónomo, a favor piadoso de Macri, la atención -y sobre todo la tensión- se traslada ahora hacia Buenos Aires. La sustancial Provincia Inviable.
En simultáneo, se traslada el regodeo, desde Massa hacia Macri.
Justamente en el territorio único donde Massa aún conserva cierta fortaleza. Y donde Massa necesita recuperarse de la humillación de no haber sido aceptado, como aliado, por Macri. Para vencer al cristinismo hoy sciolizado. Como lo vencieron juntos, Massa y Macri, en 2013. En una victoria que sólo fue facturada por Massa, y que lo catapultó, ilusoriamente, hacia la presidencia. Hoy una ambición -por qué no decirlo- lejana.
Para algarabía de Scioli y de La Doctora, el entendimiento entre Macri y Massa no pudo recomponerse en 2015.
Polarización de perdedoresEn el regodeo, a Macri se le reprocha la reconocida obsesión “por la pureza”.

El sectarismo virtual de Macri lo instiga a cultivar la política de circuito cerrado. A proponer sólo fuerza propia, con incondicionales.
Pureza legitimada, según nuestras fuentes, por la desconfianza. Sobre todo por el temor a la traición.
En efecto, por la clásica desconfianza fue que Macri no llevó, en el primer plano de su fórmula, a un radical. Así se tratara del más confiable Sanz, que presentaba el atributo de no aportar votos decisorios.
Fue por temor a que, en la primera de cambio, los radicales pudieran plantearle la rosca de la diferencia.
Una reticencia profunda sirvió también para no acordar con Massa, al margen de las cuestiones personales, que (tal vez) no vienen al caso.
Por la sospecha que, ante la primera diferencia, Massa pudiera entenderse directamente con los peronistas y dejarlo a Macri mal parado. Colgado. O en el piso.

Pujas domésticas

Como si fuera el sabot del “punto y banca”, la dificultad pasa ahora desde Macri hacia Scioli.
Hasta hoy, Macri demoraba el desembarco final en la Provincia Inviable. Por la puja doméstica del Engendro Cambiemos. Entre el estático Rodríguez Larreta, que creyó tener la suerte atada, y el dinamismo de Lousteau, que llega con hambre lícito de poder.
Ahora es Scioli el que se encuentra atravesado por otra puja doméstica. La del Frente para la Victoria. Es entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez.
Polarización de perdedoresDos que confrontan, entre sí, para beneficio temporario de la señora María Eugenia Vidal, la candidata de máxima pureza del PRO. Y de Felipe Solá. Es el eterno sobreviviente que surfea entre la ola del repunte que lo favorece a Massa. En el distrito clave y exclusivo donde Massa aún conserva legitimidad y protagonismo. En todos los restantes, aunque se enoje, solo participa.

Téngase en cuenta que La Doctora quería presentar una sola lista para presidente. Y otra para gobernador.
Para la fórmula presidencial, tuvo suerte. La Doctora decidió colocarle a Scioli la tobillera electrónica de Zannini, como vice. Y para gobernador quería ponerlo a Randazzo. Precisamente al instrumento descartable que Zannini utilizaba para ablandarlo a Scioli.
Significa confirmar que Randazzo, por el error de tomarse en serio, por adherir a la utopía superada de la coherencia, “absolutamente enfermo de importancia personal” (Jauretche), con la negativa, iba a provocarle, a La Doctora, un severo daño estratégico.
Entonces La Doctora debió tragarse el batracio de la desobediencia. Y armar las pesadas parejitas que hoy tanto le preocupan. Y con razón. Porque una pugna interna, elegantemente metropolitana, entre Rodríguez Larreta y Lousteau, nunca puede compararse con una interna en la provincia inviable. Entre Quilmes-Morón, o sea Aníbal-Sabbatella, y Chacabuco-La Matanza, o sea Domínguez-Espinoza.

“El peronismo pudo haberse amariconado un poco”, confirma la Garganta. “Pero algunas escenas de pugilato tiene que haber”.
Razonamiento simple. Si no se registran peleas, es porque el peronismo perdió su histórica virilidad. Si se registran sirven como imágenes potenciadoras. Útiles, como los “cajones de Herminio”, para espantar a la sensible clase media de “todo el país”.

En PRO lo prefieren a Aníbal

Polarización de perdedoresEn el PRO, según nuestras fuentes, lo prefieren a Aníbal. Es decir, que la señora Vidal, después de las PASO, compita por la gobernación con Aníbal, el famoso de lengua temible. Y no con Domínguez, menos conocido pero bastante más presentable. Porque trafica -sin confesarlo- el misterioso apoyo del Papa más “girado” de la historia del Vaticano.

Al contrario, ciertos mini-gobernadores del conurbano, como los significativos Curto y Othacehe, lo prefieren a Domínguez. Aunque se encuentre por debajo en las encuestas (que ya no tienen credibilidad). Con una diferencia -según los “anibalistas”- irremontable.
Ocurre que los mini-gobernadores no toleran la presencia de Sabbatella. Es la tobillera electrónica que padece Aníbal, por decisión de La Doctora, que es perversa y también lo prefiere a Domínguez. Como Scioli.
Los mini-gobernadores culpan a Sabbatella de la totalidad de paludismos y viruelas que asolaron la provincia. Por haberlos enfrentado y hacerles la gestión imposible. Desde los concejos. Con colectoras y comisiones investigadoras.
En PRO lo prefieren como rival a Aníbal pero no por cargar con la tobillera electrónica. Confían en la imagen negativa que Aníbal arrastra en las encuestas que ya nadie, en el fondo, toma con seriedad.

Sin embargo, digitar la preferencia del adversario suele presentar sorpresas desagradables. Le pasó a Alfonsín, en 1988. Cuando Alfonsín creyó que para el radicalismo era más fácil confrontar con Menem que con Cafiero. Polarización de perdedoresAl final Menem lo embocó primero al peronista Cafiero y después lo embocó al radical Angeloz. El riesgo es que Aníbal, el preferible, sin misericordia, pese a la alta negatividad, los emboque.

Bernardo Maldonado-Kohen

Polarizadores y polarizado

Mauricio, Sergio y Daniel (penúltima época): Impone PRO la Ortodoxia Amarilla para desairar a la Franja de Massa.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

“Durán Barba nunca se equivoca”, confirma la Garganta. “Cuando te parece que comete un error, es cuando más acierta”.

El etnocentrismo de Buenos Aires, La Inviable, aporta tensión narrativa a la lucha por el poder. El territorio donde se decide, en gran parte, si va a registrarse una transferencia en diciembre. O si habrá un mero recambio de figuritas. Con Daniel Scioli como ganador (si supera el Efecto Randazzo. Ampliaremos). Continuar leyendo

La política swinger

Escribe Oberdán Rocamora  -  Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

Frente UNEN. Las presencias se destacan por la ausencia de Macri.

Si las presencias se destacan por una gran ausencia, están en problemas.

En efecto, el protagonista fundamental, en el lanzamiento del Frente Amplio-UNEN (FAU) fue el gran ausente. Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.

Con las invalorables luminarias que presentaron en el escenario del Teatro Broadway pudo gestarse un excelente acontecimiento social. Abundante material, entre sus reconocidas figuras, para producir cuantiosos meses de emisiones televisivas de cable. Pero el amontonamiento de presidenciables no basta, de ningún modo, para ganarle al peronismo.

Bien de ausencia. Mauricio fue quien más se hizo notar en el eufórico lanzamiento del FAU, frente que nació partido.

Tajeado entre los que no lo quieren adentro al Niño Cincuentón. Y los que quisieran pactar. Impulsados por el objetivo apasionante que legitima la militancia política. La conquista del poder. Ganarlo. O sea: despojárselo a quien lo detenta.

 

Partidas simultáneas

“Hay que especializarse y jugar partidas simultáneas, como en el ajedrez”, confirma la Garganta. Un Sofista sabio. Debe entonces operarse en diversos tableros al mismo tiempo. “Al estilo Najdorf”.

El Sofista, a su manera, coincide con los lineamientos del Portal, que llega a la delirante conclusión de que la actividad política, en la Argentina actual, adquiere la modalidad del Club Swinger. De los contados que abundan secretamente en la Buenos Aires adulta, discreta, sofisticada.

La política swinger permite explicar que cualquiera, en el juego por llegar a calzarse la banda, puede terminar con cualquiera.

Todos hablan con todos. Al amparo consensual del diálogo. Como si fuera una interminable cena de la ONG Conciencia.

La insustancialidad imperante facilita las conjeturas. Se mantiene algún resabio del tradicional “baile de la escoba”. La modernidad del club swinger remite a la “cambiadita”, como se la llamaba en el suburbio, medio siglo atrás.

 

Macri-Sanz

Para terminar con la agobiante hegemonía del peronismo, que representa el lugar común “del pasado”, se instala la necesidad del acercamiento entre Macri -líder del PRO, expresión institucional del macricaputismo- con los radicales. La fusión de un buen candidato sin esqueleto (Macri) con el esqueleto del partido centenario que no tiene aún su candidato. A Sanz, La Esperanza Blanca, no le alcanza, y a Cobos, El Cleto No Positivo, no comienzan a quererlo ni valorarlo, como -acaso- merece.

Cualquier periodista deportivo, a esta altura, ya se atreve a esbozar la fórmula posiblemente imbatible. Es Macri-Sanz.

“En segunda vuelta, con esa fórmula, nos la ponen”, confirma un peronista, pero a los peronistas no hay que creerles.

Aunque trascienda que tanto Macri como Sanz mantienen también sus canales respectivamente simultáneos con el ascendente Sergio Massa, la Rata del Tigre, Aire y Sol II.

Para colmo, en el centro del boliche swinger, Massa tiene que desautorizar -aunque sin cerrar del todo la puerta- a los voluntaristas que proclaman, en nombre del peronismo, la necesidad de acercarse y pactar con Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I.

Entre ambos, Scioli y Massa, se reparten la sustancial provincia (inviable) de Buenos Aires. Donde a Macri le cuesta instalar algún fortín satisfactorio, como para competir con los malones.

Más allá de la aceptable abnegación de la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego, y de las proyecciones de Jorge Macri, El Primo (que era) Pobre, que se propone arrimarlo a Macri con Massa. Como lo impulsa Ramón Puerta, El Experto en Simultáneas, y Diego Guelar, El Canciller sin Despacho.

Aparte, en la Buenos Aires Inviable, el conglomerado del FAU, todos sumados, no puede, con sus breves fortines, ni asustar ni defender a nadie.

Apenas tienen para mostrar a la admirable señora Margarita Stolbizer, La Buena Militante de su Casa, de repente estilizada. Ella hace forzados méritos para parecerse físicamente a Evita.

O tienen a Ricardito Alfonsín, Portador Sano de Bondad.

En el boliche swinger, Stolbizer y Alfonsín tampoco quieren saber nada con acercarse a Macri. Como si El Niño Cincuentón fuera el mal.

Y por supuesto tampoco quieren acercarse a Massa. Aunque Massa mantenga una relación públicamente entrañable con el joven radical Ramón Mestre, el alcalde de Córdoba, a quien querría llevar como copiloto en la fórmula presidencial. Massa-Mestre. Acaso para atenuar las ambiciones de Reutemann. Pero sobre todo para fortalecerlo a Mestre, según nuestras fuentes, en la interna radical de Córdoba.

 

Juez y el flit

Pero ocurre que Mestre está ausente, en el escenario del Broadway, sólo por la presencia casi inexplicable de Luis Juez, alias James Cagney. Otro gran maestro de partidas simultáneas, que casi ni tiene peones y ya no le queda ningún alfil. Pero Juez se transformó en el extraño paladín de la anticorrupción.

En el interior del boliche swinger, Juez lo masacra a Mestre. Le echa flit como consecuencia de las posibles salpicaduras en el derrumbe de una financiera.

Pero también duele mencionar los acercamientos swingers que se le atribuyen a Juez.

Tanto radicales como peronistas lo estampillan a Juez con las relaciones peligrosas que incluyen a Amado Boudou, El Descuidista (porque le facilita la cantidad de nombramientos en el Senado). Y con Zannini, El Cenador, que comparte con Juez la obsesión por destruirlo a De la Sota, El Cordobés Profesional.

Justamente fue por destruir a De la Sota que El Cenador entorpeció el ascenso, en el palo enjabonado, de Milton Capitanich, El Premier. Quien irrumpió para quedarse con el gobierno y lo convirtieron propio en objeto cruel de imitación.

Los entendimientos que subrayan los enemigos de Juez (delasotistas y mestristas) son perfectamente antagónicos con los intereses de la colección de presidenciables. Los que se entusiasman en el escenario, entre ellos. Aquí se destaca Fernando Solanas, El Dirigente Universitario, con ínfulas renovadas gracias al crecimiento de la señora Carrió, la Empresaria en Demoliciones.

Solanas, para espanto de Carrió, también le echa flit a Macri. Como le echa flit también Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que se muestra como el presidenciable natural. Sin siquiera impresionarse por la presencia de Carrió, con quien recíprocamente se detestan.

Y no sólo porque Carrió, en el juego swinger, promueva el acercamiento con Mauricio, en coincidencia con su también detestado Coti Nosiglia, El Richelieu. Y sin pasarle ninguna factura al ingrato de Solanas, al que sólo ella pudo, con su soberbia, hacer senador, y legitimarle la ficción actual de considerarse presidenciable. Como si fuera Binner, un Sanz más. Otro Cobos.

Cobos, a propósito, también saluda en el Broadway. Finge emocionarse con la masturbación colectiva, aunque no le escapa a la jeringa del acuerdo eventual. Con Macri. El que resultó, por bien de ausencia, el más favorecido en la velada del FAU.

Más acá de la veda

Alivio para la sociedad. Final de la campaña.

escribe Oberdán Rocamora

Alivio. Culmina la campaña más insosteniblemente larga e insufriblemente monótona de la historia.
Se registra el cansancio moral de la sociedad por el desfile televisivo de los candidatos previsibles.
Salvo determinadas excepciones para concejales, la mayoría de los postulantes son demasiado conocidos. Al extremo de no sorprender.
De imposibilitar la espera de algo nuevo. Original. Lo que menos necesitan es tener un competente jefe de prensa.

Resta saber, en la provincia inviable, Buenos Aires, por cuánto ganará Sergio Massa, Aire y Sol II, a Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Por quien se juega -en defensa propia- Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I.
El resultado remite a una cuestión meramente académica.
Oxímoron insiste. Con que Massa triunfe por un sólo punto, se trata de un resultado extraordinario. Pero van a ser -para Oxímoron- entre 8 y 10.

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