Más acá de la veda

Mundo Asís

Alivio para la sociedad. Final de la campaña.

escribe Oberdán Rocamora

Alivio. Culmina la campaña más insosteniblemente larga e insufriblemente monótona de la historia.
Se registra el cansancio moral de la sociedad por el desfile televisivo de los candidatos previsibles.
Salvo determinadas excepciones para concejales, la mayoría de los postulantes son demasiado conocidos. Al extremo de no sorprender.
De imposibilitar la espera de algo nuevo. Original. Lo que menos necesitan es tener un competente jefe de prensa.

Resta saber, en la provincia inviable, Buenos Aires, por cuánto ganará Sergio Massa, Aire y Sol II, a Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Por quien se juega -en defensa propia- Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I.
El resultado remite a una cuestión meramente académica.
Oxímoron insiste. Con que Massa triunfe por un sólo punto, se trata de un resultado extraordinario. Pero van a ser -para Oxímoron- entre 8 y 10.

Es el brazo (Massa) que se desprende del cuerpo (el FPV), a los 44 minutos del segundo tiempo.
Y el brazo le gana por goleada al cuerpo, o sea al aparato del Estado. En el distrito numéricamente más gravitante.
Si después del triunfo del domingo, Massa es inmediatamente un presidenciable depende, en adelante, de los astros. De su capacidad de deslizamiento y de su buena estrella.
La manera de encarar -de soportar- los rigores que le aguardan en 2014.
Como dato de color, aquí se expresa una voluntad editorial.
Es el deseo que Gerónimo Venegas, El Momo, el último peronista clásico, logre conquistar la banca.
Al cierre del despacho, la banca de Momo parece estar asegurada.

La fiesta del macricaputismo

En el Artificio Autónomo de la Capital, las contradicciones estructurales de la alianza UNEN, junto el bartolerismo conceptual del Frente para la Victoria, garantizan otra goleada del PRO. La expresión institucional del solitario macricaputismo.
El domingo, de nuevo, en Costa Salguero, estarán de fiesta los macricaputistas.
Volverá a televisarse la euforia de los globitos de colores, a registrarse el desenfreno inofensivo del bailecito de Gilda, entre macricaputistas estilizados.
No olvidar que en sus filas el PRO no admite ni viejos ni gordos.
Aparte del folklorismo de tarjeta postal, se consolida la señora Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida.
Con no menos de 15 puntos de ventaja sobre Fernando -Pino- Solanas, el Dirigente Universitario.
Por su parte, Solanas probablemente va a postergarlo a Daniel Filmus, El Psicobolche.
Aunque, para esta nueva versión de la permanente derrota, Filmus cuenta con una justificación inapelable. Brota el culpable.
El “correctivo” de Cabandié es equiparable a la quema del cajón de Herminio. Cuando se instaló la razón falsa.
Porque Alfonsín, en 1983, al peronismo iba a ganarle igual. Con cajón quemado de Herminio o sin.
Del mismo modo que en 2013, Solanas iba a ganarle igual a Filmus. Con “correctivo” de Cabandié o sin.

Michetti emerge como la candidata más sólida para sucederlo a Mauricio Macri, El Niño Cincuentón.
Para lamento borincano de Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Pompeya y Flores Sur. Y cierta postergación casi heroica de María Eugenia Vidal, acaso la exponente más calificada del macricaputismo.
Pero Vidal decide cumplir con la instrucción de Macri que no atendió Gabriela. Encarar la conquista de Buenos Aires, La Inviable.

Peronistas culturales

En el Artificio Autónomo de la capital no existe el peronismo, pero proliferan los peronistas culturales. No tienen a quién votar.
El PRO, a pesar de la presencia protagónica de Santilli y del Potro Ritondo, aún no los convence del todo.
Sobre todo en un momento en que el discurso que Macri dedica al peronismo mantiene diversos puntos de contacto con las oraciones que suele dedicarle la señora Carrió.

A propósito, el máximo atractivo que muchos porteños (peronistas o no) encuentran en Solanas consiste, según nuestras fuentes, en ser el canal más útil para dejarlo afuera a Filmus. Argumento poco movilizador.

Abundan los peronistas culturales que votarían, por formación, a Solanas. Como lo anuncia Julio Bárbaro, junto a Piumato, dos puntales de Hugo Moyano, El Charol (que se quedó enredado a Francisco de Narváez).
Pero de ningún modo van a votarlo a Solanas como Bárbaro. Simplemente porque Solanas va asociado a la señora Carrió.
La dama sobreactúa el orgánico gorilismo. Para acusar, genéricamente, a los peronistas, en bloque, en la práctica, de mafiosos.
Aunque en la diatriba Carrió pretenda detenerse “en el PJ”. El partido que, por otra parte, no existe como tal. Y que será intervenido, según nuestras fuentes, a fin de año, por su conductora real.
La doctora Servini de Cubría, conductora otra vez de los harapos del Movimiento Nacional Justicialista.

Otra situación límite de los peronistas culturales, que no tienen peronismo, lo representa el Frente para la Victoria.
Lo apoyarían a Jorge Taiana, pero no a Filmus.
Tampoco admiten (los numerosos peronistas culturales) que Cabandié sea la cabeza de lista de los diputados. Y que Taiana vaya, en definitiva, de concejal.

Sin novedades en los frentes

No se esperan grandes sorpresas. Puede escribirse hoy lo que perfectamente se publique el lunes.

Se consolida el expresivo retroceso del peronismo en las provincias que gobierna. Desde Jujuy a La Rioja, el Chaco o Formosa.
Consecuencia de la desastrosa mala praxis del cristinismo. Y de la sujeción compulsiva, y pasiva, hacia políticas catastróficamente equivocadas del poder central.

En el federalismo, errores semejantes se pagan. En votos.

Con la excepción exclusiva de Entre Ríos, que catapulta, hacia el relativo estrellato, al gobernador Sergio Urribarri, Padre del Marcador de Punta.
Pero sobre todo Urribarri emerge como el preferido del comisario. O sea La Doctora, y Carlos Zannini, El Cenador.
A los efectos de hostigar levemente, y en simultaneo estimularlo, a Scioli.
Para no hacerle tan fácil (a Scioli) el camino de la sucesión.
La carambola es a tres bandas. En principio, utilizar a Urribarri para que Scioli no se agrande. Pero sobre todo para asegurarle a Scioli:
“A alguien, después de todo, tendrás que ganarle. Que sea a Urribarri”.

El domingo se consolida también el arco no peronista.
Dato gravitante si se descuenta que los dos Aires y Soles, Massa y Scioli, irán por cuerdas separadas.
Son los dos triunfos rotundos de Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre quieto, en Santa Fe. Y de Julio Cobos, El No Positivo, en Mendoza.

En la frontera del cierre, más acá de la veda, el Portal le da la bienvenida a la revelación aún no descubierta. No tiene la trascendencia de Massa, pero posibilita la osadía del análisis político, para mejor comprensión de la sociedad. Es, en Córdoba, el macricaputista Héctor Baldassi, El Soplapitos.
Con una ínfima estructura, apenas con el rostro creíble de ser buena persona, Baldassi comienza a hacerse notar. Como aquel Del Sel en Santa Fe.

Oberdán Rocamora