Tercer Gobierno radical

Lógicas consecuencias de la política swinger descrita oportunamente. El vigente tercer Gobierno radical surge del club swinger de “la cambiadita”. Cuando se habilitan los cambios de parejas y brotan amontonamientos inesperados. Periplo que se extiende desde la recuperación de la democracia (de la derrota), en 1983, hasta hoy.

El primero que venció al peronismo fue Raúl Alfonsín. El segundo fue Fernando de la Rúa. El tercero es Mauricio Macri. Preside la flamante experiencia radical desde la insustancialidad filosófica de PRO. Lo llamativo, y acaso lo que resulta admirable, es que Mauricio preside el histórico tercer Gobierno radical acompañado por los radicales desconformes. Los radicales que creen que la humanidad siempre se encuentra en deuda con ellos. Reclaman más “puestos de combate”. Los radicales que se aferran acertadamente a Macri desde la Convención de Gualeguaychú. A los efectos de situarse cerca del electorado que tradicionalmente supo pertenecerles. Y que Macri, sin anestesia, les supo despojar.

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Del Chacho a Mauricio

El hartazgo del kirchnerismo produce otra aventura radical.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
El resurgimiento

La clavada consagración presidencial de Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, arrastra un acontecimiento complementario.
El resurgimiento de la Unión Cívica Radical, que se dispone a co-gobernar. A través de Cambiemos. Junto al ascendente PRO, expresión institucional del macricaputismo. Y con la Coalición Cívica, partidito menos trascendente que su conductora, la señora Elisa Carrió, La Demoledora. Radical originaria.

Como en 1983 con Raúl Alfonsín, El Providencial, en 1999 con Fernando De la Rúa, El Desairado. Cada 16 años. Otra vez los radicales, en 2015, se preparan para ejercer las responsabilidades del poder. Las que supieron asumir con relativa suerte. Sin gran originalidad para los epílogos.
Conste que “todo, en la Argentina, termina mal”.

Los radicales emergen como los máximos beneficiarios de la debacle kirchnerista.
Recuperan gobernaciones sustanciales. Multiplicidad de intendencias. Legislaciones innumerables. Y hasta la vice gobernación de Buenos Aires.
A partir del próximo domingo, los radicales consolidan la vigencia nacional. Ponen sus planteles a disposición para ocupar los casilleros de las dos administraciones conquistadas. La Provincia Inviable, Buenos Aires, y la Nación. En el reparto no se incluye el Artificio Autónomo de la Capital, donde los radicales compitieron a través de Martín Lousteau, El Personaje de Wilde. Entonces muy poco les faltó para que amargaran a Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol. Y que acabaran con la trayectoria de Mauricio, el benefactor que los devuelve al primer plano.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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En 1999 los radicales venían también en caída libre. Pero igualmente Raúl Alfonsín se las ingenió para capitalizar el agotamiento del peronismo, en su versión menemista. Y para volver, a través del acercamiento con el Frente Grande, del progresista por entonces hegemónico, Carlos Chacho Álvarez, El Renunciador. Vicepresidente de El Desairado.
En 2015, los radicales consolidan la epopeya del regreso a través del acercamiento con Mauricio Macri. Fue sabiamente instrumentado por el inmortal Nosiglia, El Coti, Nuestro Richelieu. Es -Coti- el verdadero hilo conductor de esta historia. Desde 1983.
Richelieu Nosiglia redescubrió en Macri al Sucesor Ideal de La Doctora. El más capacitado para aprovechar el agotamiento cíclico del peronismo, en su versión kirchnerista.

Desde El Chacho a Mauricio se registró un desplazamiento radical hacia el centro (no decir nunca hacia la derecha). Aparte, para el macricaputismo, esas (derecha e izquierda) son categorías ideológicas muy devaluadas. Mantenían su asidero en el siglo veinte, según la concepción del pensador Jaime Durán Barba, El Equeco, ampliamente reivindicado por Pablo Avelluto, El Teórico Tapado.
Como se descuenta, PRO mantiene la impertinencia que desconcierta a los cientistas sociales. La osadía de presentarse como la “nueva política”. Asociada a la idea casi privatizada del “cambio”.
Un cambio irresistible que cabalga sobre la ola del hartazgo cultural generado con impaciencia por el kirchnerismo.

Peronistas perdonables

Cambiemos contiene, también, otras relevantes promesas de la “nueva política”. De la magnitud de la señora Patricia Bullrich, La Heterodoxa. O peronistas originarios como Eduardo Amadeo, El Renovado Constante. Coinciden con los perdonables “peronistas críticos”. Los enemigos declarados del kirchnerismo. Los que priorizan, sin sentimientos de culpa, su indispensable eliminación. Aunque promuevan, como daño involuntario, el regreso radical que minimizan.
“Son peronistas que están con PRO, no con Cambiemos, no te confundas -confirma la Garganta- Declaran inexistente a la Coalición Cívica”.
Muchos de los peronistas perdonables se enrolaron en la Franja de Massa. Y hoy se encuentran a tiro de la Banelco de Mauricio.
Planifican, como objetivo estratégico, renovar al peronismo. Después de vencerlo. Para salvarlo.

Los peronistas perdonables apuestan fervorosamente por “el cambio”. Complementan la oferta surtida de Cambiemos, que entusiasma al nutrido periodismo militante de los abnegados morraleros de la comunicación.
Es de esperar que el entusiasmo de los periodistas morraleros, por Mauricio, les dure algo más que el entusiasmo manifestado oportunamente por Néstor Kirchner, El Furia.
Para que no vuelvan a ser de decepción fácil. Y no broten, en la primera de cambio, los distanciamientos.

Botas prestadas

Para imponerse, aparte del hartazgo, el macri-radicalismo tuvo, a su favor, el catastrófico fracaso de La Doctora. En su carácter, sobre todo, de estratega.
Junto con el desempeño reprochable de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, el competidor de Mauricio. En el último tramo, Scioli desperdició los méritos acumulados durante 12 años. En los que predominó “el misterio de su presencia ausente”.
Ahora resulta que la campaña de Scioli es mucho peor que mala. Es equivocada. Sin la menor inteligencia electoral. Se encuentra entregado a la siembra obvia del temor que no asusta, en definitiva, a nadie.
No obstante, al cierre del informe, persiste una vaga esperanza. Que el discurso apocalíptico lanzado sobre Macri haya prendido algo. Sobre todo entre los sectores dependientes de la población.

Cuando se encontraba en alza, y el triunfo parecía inapelable en la primera vuelta, Scioli se mostraba, hasta de manera corporal, como el próximo presidente. Fue cuando aquí se editó: “Se va el kirchnerismo, viene el peronismo”, cliquear. Anticipaba el conflicto entre la nueva estructura de poder, inspirada en La Liga de Gobernadores -la columna vertebral del peronismo- (cliquear), y los kirchneristas duros que arrastraban al país hacia el colapso.
Lejos estaba Oximoron de advertir que la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, iba a vacunarlo sorpresivamente a Aníbal, El Neo Corach, en La Provincia Inviable. Y que en adelante, quien iba a mostrarse como próximo presidente, hasta de manera corporal, era Macri.

El cambio de favorito desenfocó a Scioli. Lo desalojó de su propio eje. Motivó que Scioli culminara su batalla entre improvisaciones y bartolerismos. Con el recitado de las reivindicaciones fantasiosas que reclamaba el kirchnerismo más duro.
En su impotencia, Scioli decidía cesar con las botas puestas. Más grave aún, con botas prestadas. Botines desgastados que para colmo le calzan mal.

Conclusiones preliminares

Si Macri fuera lo que Scioli dice que Macri es, el macricaputismo sería, para la Argentina de hoy, lo más recomendable.
Lamentablemente de ningún modo Macri es lo que Scioli dice que Macri es. Pero sería fascinante que lo fuera.
En realidad, el Macri que hoy Scioli impugna, es precisamente aquel Macri que Scioli necesitaba ser.
Para resolver el mitológico clavo heredado de los holdouts. Reconciliarse con los capitales. Generar “un clima de inversiones”. Mantener una relación sensata con el Fondo Monetario Internacional.

Como Scioli, en el fondo Macri es otro centrista que mantiene, como techo ideológico, la vacilación tibia del desarrollismo.
Suficiente para quedarse -desde un partidito urbano menos interesante que la proyección de su figura- con la suma del poder público.

Así como La Cámpora es una Agencia de Colocaciones, el macrismo de pronto asume el riesgo de convertirse en una Agencia Seleccionadora de Personal. “Chasseur de Tetês”, al decir francés.
Ocurre que deben llenarse organigramas múltiples. Con funcionarios que podrán cubrirse con los gerentes disponibles. Y con los medialuneros que debieran precipitarse en enviar sus curriculums hacia la Fundación Pensar.
¡Rápido! ¡Llame ya! Como en la publicidad de Sprayette. Antes que los radicales, resucitados y sedientos, puedan ocupar los puestos, en su totalidad.

El guión y el cassette

MAURICIO, SERGIO Y DANIEL (Miniserie inacabable): Problemas de Mauricio con los radicales. De Daniel con los peronistas de Sergio.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Con la medialuna enarbolada, Los Buscapinas marcan la magnitud del momento político. El trillado “clima de época”, diría un cronista balzaciano (por Balzac, novelista francés).
Hasta el 25 de octubre, Los Buscapinas procuraban contactos para acceder al sustancial Alberto Pérez, Tacos Altos, a Rubén Moussali, El Galán Maduro, o Marangoni, El 5 de Boca.
Ahora buscan afanosamente puentes para acceder a Marquitos Peña, El Pibe de Oro, al enigmático Salvai, La Llave (para María Eugenia) o Emilio Monzó, El Diseñador.
Sin mayores inconvenientes digestivos, Los Buscapinas pasan de celebrar el cassette de Daniel, que invoca hacia la fe y la esperanza, la ideología del vitalismo, a recitar de memoria el guión del “cambio”, inspirador de “la nueva política” que invoca Mauricio, conscientes que aún “¡se puede, se puede!”. Mojar, por ejemplo, la medialuna. Se puede.

Cabe consignar que en este “Duelo de celebridades” (cliquear), entre Mauricio y Daniel, el que en gran parte decide el resultado es Sergio. El Titular de la Franja de Massa que se quedó en la banquina. Aceptablemente capitalizado. En una carrera extenuante, que fue más de resistencia y regularidad que de velocidad.
De los tres protagonistas de la miniserie, Sergio era, de lejos, el más veloz.
Pero hoy Sergio está más lejos del cassette de Daniel, el ex favorito. Y se encuentra más próximo al guión de Mauricio, el favorito actual.
Hoy no son fácilmente comparables las dos celebridades, Mauricio y Daniel, aunque hayan sido amigos e históricamente se encuentren unidos por los encantos de alguna misionera inusualmente bella. Y reina. No ampliaremos.
De pronto, se impone una obvia diferencia entre ellos. Mauricio, o el macricaputismo, ofrece muchas más oportunidades que Daniel.
A Mauricio le florecen inesperadas ventanillas. Ideales para la conformación de filas de medialuneros deseosos de participar.

Milagros apasionantes

Milagros apasionantes de la política. Consta que hasta el 25/O, Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, el costoso sucesor de Mauricio, para armar su gabinete en el Artificio Autónomo, aguardaba con impaciencia la digna derrota electoral del antecesor. Pero Mauricio no sucumbió en la primera vuelta. Perdió, pero para exhibirse como el ganador en la segunda ronda. Ocurre que se destapó -y no fue magia- la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo. Con el triunfo en Buenos Aires, La Provincia Inviable. Derivación efectiva del fracaso más rotundo de La Doctora, que reservaba Buenos Aires para refugiar a los medialuneros transitoriamente incondicionales de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
El colapso bonaerense ilustraba, con claridad, las dimensiones del daño que le producía a La Doctora la guerra equivocada con Clarín. Combate desgastante que La Doctora, con arrojo, perdió. En el balance impresionantemente negativo queda, para colmo, después de doce años de patología kirchnerista, un Grupo Clarín exhausto pero indeseablemente victorioso. Con un poder que se incrementa merced a la elaborada fragilidad de las estructuras dependientes que emergen.
Si por otro milagro apasionante triunfa Scioli los cañones mediáticos ya apuntan al ascendente Chernajovsky, El Padre de María. Si el que gana es previsiblemente Macri la artillería ya está enfocada hacia Nicky, El Paladín.

Al modificarse abruptamente el panorama, el macricaputismo ya mantiene, en el bolso, dos administraciones aseguradas. Con los casilleros para llenar que entusiasman, hasta la conmoción, a los radicales que resucitan, y que se desgastaron, en el presente siglo, bastante lejos de la luz y el sol.
Pero como indica el lugar común “no hay dos sin tres”. Si sigue la buena estrella puede sumarse pronto otra administración. La tercera y vencida. Nada menos que el presupuesto de la nación. Desafío titánico para cubrir sólo con las guitarras de la Fundación Pensar.
Significa confirmar que Mauricio está montado en la ola de la algarabía. Con el viento de cola de la euforia y la suerte. Y hasta se obstina en lujos para la tribuna, como clausurar su campaña en Humahuaca, Jujuy. En un mensaje que logra conmover al eficiente Prat Gay, El Alfonso Federal, tan castigado por la virulencia en banda de La Doctora.
Mientras tanto Daniel, El Líder de la Línea Aire y Sol, siente que puede ser exterminado por Mauricio, El Ángel Exterminador. Y ante la misma tribuna, se encuentra en el momento más sacrificado del partido. Cuando se manda hasta el arquero a cabecear.
La tribuna, aparte, podrá entretenerse con el debate más innecesario de la historia. Apenas un espectáculo televisivo. La confrontación entre el guión de Mauricio y el cassette de Daniel.

Co-gobierno

Sin embargo, en El Dorado, en plena abundancia por la fiebre del oro, los macricaputistas se sorprenden con un problema preocupante. Los radicales.
Son los radicales que le sirvieron a Monzó, El Diseñador, para diseñar. Pero resultan recíprocamente desconfiables. Los macricaputistas no los consideran históricamente aptos para gobernar. Y los radicales, por lo bajo, devalúan la capacidad de comprensión de los patriotas guionados del PRO. Ya se anticipan, según nuestras fuentes, ciertas reyertas en los territorios.
Los radicales emocionados suelen confundirse. Los sobran, no terminan de respetar a los macricaputistas más emblemáticos. Se ríen de ellos, imitan sus tonos.
Pero en la práctica, pese a las abismales distancias, Macri es para ellos, en el fondo, tan providencial como lo fue Alfonsín.
En realidad, Macri y Alfonsín solo mantienen un hilo conductor. Un vaso comunicante para ser estudiado durante la posteridad. Es el benemérito Enrique Nosiglia, El Coti, que renueva la vocación de titiritero y con el mérito de carecer de una fuerte Coordinadora detrás. Pero abundan radicales con ostensible abnegación participativa. Van por los cargos.
Los radicales creen razonablemente que el triunfo eventual del engendro Cambiemos les pertenece. Se sienten en condiciones, por lo tanto, de co-gobernar. Con su propia escudería. Con dirigentes capaces que también están asediados por Los Buscapinas que insisten con la medialuna enarbolada, para mojar la entre las innumerables vacantes de las tres administraciones.

“No se lo puede decir, Rocamora, pero creo que vamos a terminar gobernando con los peronistas”, confirma la calificada Garganta de PRO, prematuramente agobiada por los reclamos radicales. A los que mantienen a la distancia con el pretexto de hablar de cargos a partir del 23 de noviembre.
Y por supuesto que la Garganta no se refiere exclusivamente a los peronistas de Massa. Los que se mantienen indirectamente adheridos a la Banelco de Mauricio.
Los que proponen un sensato acuerdo de gobernabilidad, sobre todo para la provincia inviable. Y sin siquiera decir que lo apoyan a Macri. Les basta con decir que no votan por Scioli.
Dilema semántico. Confrontan sólo dos. Mauricio y Daniel. El guión y el cassette. Pero los peronistas de Sergio solo aclaran que abominan del cassette.

Peronismo Republicano

Así como el problema de los macricaputistas son los radicales, puede confirmarse que el problema principal de los peronistas que facilitan el triunfo de Macri, son los propios peronistas. Los que apoyan a Scioli.
Por lealtad, por mantenimiento de la fuente de trabajo, o por vocación melancólica. A pesar de las simplezas optimistas del cassette, muy útil en un escenario de victoria, continúan adheridos, aunque el clima haya empeorado y asome la tormenta.
Son peronistas que, estratégicamente, después del triunfo de Macri, los quieren renovar. Con la incandescencia del futuro Peronismo Republicano.
“Explicame cómo es este negocio, Rocamora”, reclama otra Garganta.
Es un peronista del Barrio Norte, que detesta el kirchnerismo pero apoya, sin mayor entusiasmo, el cassette de Scioli, el mejor que podían presentar, entre los fragmentos donde prosperan las facturas anticipadas. De los que se obstinan en no tomar el recetado Avivol, en ayunas, de efecto prolongado.
La Garganta confirma que vive atormentado por el neogorilismo ambiental. Minoritario, sí, pero significativo. Y que se fortalece, hasta la provocación, detrás de Macri.
“Explicame, estos peronistas de Massa que se van con el adversario para derrotarnos, primero, ¿pretenden renovarnos después?…”.

En coche al muere

Entregan a Scioli, en 2015. Como a Duhalde, en 1999.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Cada 16 años

Cada 16 años se lo vence electoralmente al peronismo.
En 1983 renace la democracia con el peronismo agotado, necesitado de “renovación”. Vencido por el radical Alfonsín.
En 1999 se agota la versión menemista del peronismo. Vencido por otro radical, De la Rúa, con una venerable comparsa de centroizquierda.
En 2015 es Macri quien se propone para vencer, junto a los radicales, al peronismo agotado, en la versión kirchnerista.
Desde aquí se advirtió, una semana atrás, que el peronismo vegetal, sin ideas ni jefe, se encontraba en condiciones de vencer a la oposición dividida.
Pero hoy, aquí mismo, después de la primera ronda electoral, debe advertirse que la oposición liderada por Macri, con el guión simple y más insustancial, puede producir la matemática derrota electoral del peronismo. La tercera.
Una cada 16 años.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Menem y La Doctora

1999 y 2015 presentan similitudes llamativas y diferencias notables. Para discutirlas.
En su agotamiento de los 90, Menem supo ser más precavido, y acaso más inteligente que La Doctora, en el agotamiento actual.
Era bastante escaso el respeto que Menem le tenía a Duhalde. Como es escaso el respeto que La Doctora le dispensa a Scioli.
Pero Menem y Duhalde, enemigos íntimos, acordaron, ante el ventarrón de la adversidad, salvar la provincia de Buenos Aires, La Inviable.
La provincia fundamental que La Doctora y Scioli, en 2015 no pudieron -ni supieron- salvar.
Aparte, como candidato presidencial y simultáneo gobernador de la provincia, Duhalde mantenía un sentido trágico de la existencia. Y del destino.
En cambio Scioli, también candidato y simultáneo gobernador, se muestra como el eterno portador del optimismo agradablemente insalubre.
Pero en algo coinciden. El Scioli de 2015 se encuentra entregado, librado al sacrificio. Como aquel Duhalde de 1999.

Salvar la provincia

Menem sabía que Duhalde perdía (y Duhalde lo sabía también). Sin siquiera hablarse, acordaron salvar a la provincia.
El postulante a la gobernación de 1999 era el porteño Carlos Ruckauf, entonces vicepresidente de Menem (como lo fue Duhalde). Ocurre que Menem inició la moda de convertir a los vicepresidentes en gobernadores de Buenos Aires. Lo hizo primero con Duhalde y luego con Ruckauf. Pero lo imitó Kirchner, al convertirlo en gobernador al porteño Scioli, su vice. La moda se cortó con La Doctora por el incendio prematuro de su vice personal, Boudou.
A pesar de la excelente imagen positiva que lo hacía reinar en las encuestas, Ruckauf amenazaba ser vencido por una dama digna. Ella portaba una historia que conmovía. La señora Graciela Fernández Meijide.
Y en 2015, el candidato del peronismo, al contrario de Ruckauf, arrastraba una imagen negativa. Aníbal, el Premier de La Doctora, estaba acosado por otra dama digna. La señora María Eugenia Vidal.
Tanto Fernández Meijide como Vidal estaban aliados con radicales. En 1999, para ganar, los radicales se inclinaron hacia la izquierda, a través del Frente Grande. En 2015, para sobrevivir, los radicales se inclinaron hacia lo que todos presentaban como la derecha, a través de PRO.
Del centro izquierda los radicales pasaban al centro derecha. Con una extravagante curiosidad. Después del colapso de 2001 los radicales le dejaron al peronismo un obsequio de la casa. El Frente Grande, lo que quedaba. Para fundirse con el peronismo insaciable que llegaba para hacerse -como siempre- cargo.

Como “el general Quiroga que va en coche al muere”, del magistral poema de Borges, aquel Duhalde marchaba, en 1999, hacia la derrota. Pero para salvar la provincia se recurrió a quien entonces era el tercero en la cuestión. Domingo Cavallo, el ex superministro, hoy unánimemente impugnado. Cavallo tenía una Mutual que le servía para lanzarse a la presidencia.
(Y a Néstor Kirchner, gobernador de la época, de los mejores aplicadores de las recetas de Cavallo, se le ocurrió la brillante idea de bajarlo a Palito Ortega, el compañero de fórmula de Duhalde. Para colocar ahí a Cavallo.
“No nos conviene a ninguno de los dos”, le dijo Cavallo).
Como ya no podía salvarse el poder nacional, un Menem bien aconsejado prefirió, en el retroceso, salvar el poder provincial. Que Ruckauf fuera como gobernador de los dos postulantes presidenciales, Duhalde y Cavallo. Con la anuencia de Duhalde, que aceptaba ir “al muere”. Pero Buenos Aires quedó para el peronismo.

Vidal

En 2015 La Doctora, llamativamente menos precavida, creyó que la provincia no contenía riesgos mayores. Y la mujer, Vidal, se quedó sorpresivamente con la provincia para cambiar de manera rotunda el mapa y la atmósfera política del país.
Aníbal fue derrotado y hoy es Scioli el general Quiroga que va “al muere”. Al sacrificio. Entregado a Macri. Como aquel Duhalde a De la Rúa. Pero con la provincia perdida.
Scioli va “en coche al muere” entre senderos completos de multiplicados hermanitos Reynafé, que lo aguardan en los recodos.
Pero tal vez se equivocan los que creen que Scioli no está para ser “tapado con diarios”.
En todo caso debe destacarse que Scioli va al sacrificio “con fe, con esperanzas, siempre para adelante”.

Gobernabilidad

Gracias al triunfo revolucionario de Vidal sobre Aníbal, es Macri quien se eleva para ser el tercer verdugo democrático del peronismo.
16 años después de De la Rúa y 32 años después de Alfonsín.
Ante el entusiasmo cultural de los sofocados. Los hartos de la versión kirchnerista. Y con el simultáneo temor que les cuesta, en el fondo, reconocer.
Por la gobernabilidad. Por la fragilidad del guión. Por las experiencias -casi extorsivas- de la historia.

Feria de vulnerabilidades

Mauricio, Sergio y Daniel (Miniserie perpetua): ¿Con qué o quién es preferible terminar? ¿Con Macri o con el kirchnerismo?

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especialpara JorgeAsísDigital

“De esta, Sergio puede salir de dos maneras”, confirma la Garganta, y agrega: “Sale presidente o sale rico”.

En el periodo transicional, la consagrada miniserie –“Mauricio, Sergio y Daniel”, cliquear– se vuelve conjeturalmente apasionante. La novedad consiste en la carencia de novedades. Abundan los amagues.

Lo cierto es que Mauricio, El Ángel Exterminador, y Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol, están estancados.

Como confirma el poema del chileno Nicanor Parra: “Todo está como era entonces”. Apenas con un leve retroceso de ambos polarizadores, que se topan con la resistencia del polarizado, que no quiere serlo (ver “Polarizadores y polarizado”, cliquear).

Ocurre que se asiste a un cierto repunte de Sergio, El Renovador de la Permanencia, merced al festival de vulnerabilidades que ofrecen los dos que polarizan.

Claro que Sergio está sostenido por el pulmotor de De la Sota, El Cordobés Profesional. Continuar leyendo

Tres centristas felices

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO (Instancia PASO): Llega la hora de hacer política en el bipartidismo fragmentado.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Conmueven. Los tres quedan conformes, contentos, felices. Eufóricos se abrazan, se besan, impera la auto-justificación entre los cánticos. En Costa Salguero, en el Luna Park, o en el Tigre.
En efecto, la pedantería electoral de las PASO transcurre, para la persistente miniserie, sin novedades significativas.
Primero Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol, que no llega al 40. Araña los 38. Segundo Mauricio, El Ángel Exterminador, que pasa los 30 y se acerca al objetivo del ballotage. Tercero Sergio, El Renovador de la Permanencia, que supera los 20, y emerge, en la distancia, como la fuerza sustancial.
La potencialidad de Sergio puede inclinar la balanza a favor o en contra de Daniel o Mauricio.
Los polarizadores -Daniel y Mauricio- dependen, en cierto modo, del polarizado.
De los sufragios que deben pescar en el muelle de Sergio. Es el polarizado que más resistió la compulsiva polarización.

Absorciones y abducciones

Al costado del camino queda Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, el radical absorbido. Y la coalicionista absorbida, la señora Elisa Carrió. La Demoledora.
Ambos -Ernesto y Elisa- para constar en actas le plantaron inútil competencia a Mauricio. Es quien los absorbe.
Aunque en realidad, con suerte relativa, ambos confrontaban con la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Amable, la única que resistió la abducción.

“Para las PASO votamos a Sanz”, confiesa el militante de la Franja Morada, expresión universitaria del radicalismo. “Pero para las presidenciales vamos todos con Margarita”, agrega. Por Stolbizer. Como si hubiera prendido la fórmula Lousteau, El Personaje de Wilde.
Para Mauricio resulta fundamental contener, en adelante, esos 4 o 5 puntos esquivos de los radicales que les duele, y no terminan de dejarse absorber.

Para consolidarse en su función de árbitro, Sergio debe enfrentar una problemática similar. Le ganó la elección de potrero a José Manuel De la Sota, El Cuarto Hombre, que sorprende al mantener sus 8 puntos y consolidar su vigencia en Córdoba. Sin embargo le queda ahora a Sergio el desafío de retener los votos de De la Sota. Para que Daniel no se los absorba.
Conste que son sufragios de los peronistas críticos del kirchnerismo, que perfectamente pueden desembocar en Scioli.
Ya que el kirchnerismo, en adelante, es un complemento que no controla siquiera Santa Cruz.

Bipartidismo fragmentado

En la Argentina, en el fondo, aun existe el bipartidismo, aunque fragmentado. Como si se votara peronista o radical.
Aunque el radicalismo institucional haya sido abducido por el ascendente partido vecinal PRO. Para conformar, con concesiva diplomacia, el colectivo Cambiemos.
Otra propuesta que se suma a los frondosos escenarios de centro. Ya que resiste una izquierda esclarecida y minoritaria, pero aquí, en la práctica, no existe la derecha. Es un territorio libre de derecha. Nadie habla de la antigualla de la economía abierta, de las fenecidas privatizaciones, o de la ficción del libre mercado. Temas efectivamente maldecidos que se unifican con el concepto más nocivo, el neo-liberalismo. Pese a los fracasados intentos de La Doctora por transformarlo, a Mauricio, en el representante de la derecha que tanto necesita. Para fundamentar que ella está situada a la izquierda de algo, vaya a saberse de qué.

En este bipartidismo fragmentado Mauricio produjo un cambio inadvertido pero astuto. Abandonó la ilusión de ser el candidato cautivador de los peronistas, para inclinarse por las bondades del bando radical. Donde, por la suma de desertificaciones, es mucho más útil. Acertó.
Mauricio les sacó los votantes que los radicales creían mantener conservados en la heladera. Entonces, para acercarse al tradicional electorado perdido, para reconquistarlo, los dirigentes radicales no tuvieron otra alternativa que rendirse. Y proseguir la conducción estratégica de la señora Carrió. Al demoler el colectivo de Los 5 Latinos de UNEN, con los mormones del socialismo incluidos, para construir el Colectivo Cambiemos. Es decir, abandonar el progresismo presentable de centro izquierda, para instalarse, con comodidad, en el centro, así los radicales en Cambiemos sean complementarios.

El bipartidismo fragmentado se pone también interesante para la persistencia cultural del peronismo.
Junto a una conjunción de sellos buscapinas, el PJ Vegetal es la fuerza principal del Frente para la Victoria, que hoy roza los 38 puntos.
Pero los fragmentos peronistas se encuentran diseminados entre los 20 puntos de la improvisación UNA. Es la estructura artificial de Sergio y De la Sota.
Pero también se encuentra en el alucinante partidito de Adolfo Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad.
Son los peronistas críticos distanciados del kirchnerismo. En aquel tramo donde se podía ser, a la vez, peronista y -en simultáneo- antikirchnerista.
Complejidad que cuesta explicar, en el país donde el que explica pierde. Pero que conserva los 22 o 24 puntos que Daniel, si no quiere arriesgarse a sucumbir en el ballotage, debe esforzarse en recuperar.
Aquí debe resaltarse que el antikirchnerismo salvaje se transformó, en su tontería, directamente en antiperonismo. Carece de sutilezas. Y en apariencia los pone, a los peronistas críticos del kirchnerismo, en una situación incómoda. Porque distan de coincidir con el antiperonismo más ciego de quienes los identifican, sin miramientos, con los kirchneristas. Sin matices diferenciadores. Porque, lo que agota, es el peronismo (leer Fernando Iglesias o Silvia Mercado).
El fenómeno no deja de ser curioso. Ni llamativo. Es el creciente antiperonismo de los radicalizados lo que más puede acercar, a Daniel, a los peronistas críticos del kirchnerismo.

Efecto Aníbal

Al cierre del despacho aún no se conocen resultados definitivos en La Provincia Inviable. Buenos Aires. Los números disponibles permiten registrar una formidable elección de la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Girondo. Baluarte oxigenante de Cambiemos. Y muestra también la recuperación de Sergio, a través de Felipe Solá, La Cigarra.
Pero marcan también una ajustada victoria de Aníbal, El Neo Corach, sobre Domínguez, El Lindo Julián.
La circunstancia, de confirmarse, incentiva el debate sobre la influencia excesiva que se le atribuye a los medios de comunicación.
La violenta denuncia contra Aníbal sirvió para consolidar, en definitiva, el voto más duro a su favor. Y para cumplir con la voluntad explícita de Cambiemos. Indica que lo prefieren de adversario a Aníbal, y no a Julián.
Pero Aníbal, hasta aquí, se impone no sólo sobre Julián. En especial se impone sobre el periodismo que lo demonizó, hasta convertirlo en otro “cajón de Herminio”. Incluido el Portal, que le recomendó dar un paso al costado.
Aníbal es en adelante un problema, tal vez el mayor, para Daniel. Ya que el Anibalicidio” es el tema vigente, el más explotable, hasta el 25 de octubre.

Felices los polarizadores

La Doctora se consuela en Tsipras y Scioli le envía señales a Schiaretti.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari.

Paulatino cambio natural de conducción. Se lo percibe entre las secuelas de la jornada negra del cristinismo.

Desorientada, La Doctora busca algún victorioso consuelo espiritual. Lo encuentra en la irresponsabilidad de Grecia.
Los deudores ejemplares, democráticamente desesperados, sufragaron en contra del maldito acreedor.
De la mano de Tsipras, un Chacho Álvarez menos inspirado, Grecia se instala más cerca de la inviable Albania que de la fortaleza de Francia o Alemania.
Y en Grecia La Doctora tiene el espejo donde se refleja y admira su propia -desmesurada- irresponsabilidad.

En cambio Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, desde el triunfo previsible, para nada sorprendente, de La Rioja, reacciona con algo más de tino. Intuición política.
Ante el descalabro, Scioli prefiere lanzar cuerdas afectuosas hacia los dos peronistas que lo embocaron. Los que vencieron, con capacidad y arrojo, al cristinismo de circuito cerrado.
A Juan Schiaretti, Vuelve Juan, en Córdoba, y en menor medida a Carlos Verna, El Perro, en La Pampa.
Son los rebeldes que mantuvieron la inteligencia de insolentarse ante las imposturas de “la caja”. Una doble lección para los peronistas vegetales que supieron inscribirse en las ventajas económicas de la felación metodológica.
Ambos (Schiaretti con De la Sota, y Verna con Marín) triunfaron sobre las invenciones cristinistas, instrumentadas por Carlos Zannini, El Cenador. El clavel que le encajaron a Scioli, que ahora asentía, a través del silencio, como si hiciera méritos con su nuevo jefe. Con aire y con sol.

Competidores y participantes

Ante la ansiedad de los participantes, en el plano superior, los dos competidores se consolidan. Felices los polarizadores.
Macri, El Ángel Exterminador, a través de Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, reconfirma la vigencia en el Artificio Autónomo. Saca 20 puntos de diferencia sobre el entusiasta Lousteau, El Personaje de Wilde.
Pero Sir Lousteau, acaso para incentivar el fastidio de los porteños, decide insistir en una segunda vuelta, a la que tiene derecho constitucional. Pero que le brinda a Macri, en definitiva, la oportunidad servida de mostrarse. Lucirse en los próximos quince días, como la alternativa nacional de oposición a su amigo Scioli. Con quien se comunica telefónicamente varias veces por semana.
Felices los dos, Macri y Scioli, por polarizar, y desplazar hacia el rincón a los polarizados. Con Massa, El Renovador de la Permanencia, les fue demasiado bien. Juntos lo transformaron en parte (aunque destacada) de la etcétera. Aunque Massa hizo suficientes méritos para lograrlo.

La obstinación de Sir Lousteau por obligar a los porteños a la espesa inutilidad de la segunda vuelta subraya la lateralidad y la falta de liderazgo del radical Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca. Y de la coalicionista huracanada, la señora Elisa Carrió, La Demoledora.
Dos figuras decorativas del espectro Cambiemos que quedan relegadas -para Oximoron- a la condición de participantes. Con sus vicepresidentes de adorno y todo.
Es una lástima que ninguno de los dos invalorables participantes (Sanz y Carrió), encuentren cómo ubicarse en esta alianza extraña. Donde Macri los emboca como complementos subalternos.
Tampoco termina de entenderse por qué razón Macri opta por el selectivismo distrital. Le sirve para habilitar amplios acercamientos en Mendoza, Córdoba o La Rioja. Aunque contrasta con los enfrentamientos en Santa Fe, o en el Artificio de la Capital. Como si disfrutara con la esquizofrenia pintoresca de los radicales fragmentados.

Por su parte Scioli levanta manos en La Rioja. Del flamante Casas y de Béder Herrera, El Diablo. Pero levanta manos riojanas con el objetivo puesto en Córdoba.
La Rioja le sirvió para acumular. Para extender el menú ideológico del peronismo, siempre generoso en la campaña electoral. Es el sentido político del elogio hacia Menem, su inventor. El mismo Menem que, ante su silencio, fue redituablemente demonizado por los Kirchner, durante el primer tramo, cuando Scioli era el vice de Néstor, El Furia. Aunque debieron recurrir, sin pudores, al voto del senador Menem, a los efectos de apoyar las leyes elementales. Otra muestra que la rivalidad fue una impostura. Nada es terminante, en definitiva, en el peronismo vegetal. El anti-noventismo de El Furia y La Doctora fue otro cambio de piel del peronismo, movilizado siempre para conservar el poder. Clave principal de la ideología que, por otra parte, tampoco existe.

Córdoba, tierra de relativismos

Entre los participantes que desean ascender hacia la magnitud de competidores, debe registrarse el minuto de gloria de De la Sota, El Demócrata Cristiano. Largamente lo esperaba, y acaso lo merecía, después de tantos cartelones que producen una densa indiferencia en las encuestas.
Es el minuto de gloria que De la Sota comparte con Sergio Massa, con generosa relatividad. Es otro socio en la aventura de otra extraña alianza. Una.
Ambos participantes -De la Sota y Massa- se juntan para celebrar el triunfo de Schiaretti, en Córdoba. La provincia más adicta a las originalidades.
En cierto modo, De la Sota se reconfirma en Córdoba, aunque en adelante debe compartir el liderazgo con Schiaretti. Porque, el que “vuelve”, que quede claro, es “Juan”.

En la tierra de los relativismos, el ajustado triunfo compartido de Schiaretti y De la Sota, sobre la improvisada alianza de Macri con los radicales, no habilita a legitimar ningún retroceso en la postulación del propio Macri. Ni siquiera de Scioli, que supo simular el lejano tercer puesto de Accastello, paladín de Zannini.
De todos modos, De la Sota prefirió perdonablemente presentar el resultado original de Córdoba como la gran derrota de Scioli y de Macri juntos. Pero es comprensible. Es la reacción del polarizado que busca rebelarse contra los felices polarizadores que también lo embocaron. Como si fuera otro Massa.

El plazo fijo del 9 de agosto

En realidad, nadie puede asegurar que Schiaretti vaya a apoyarlo a De la Sota más allá del 9 de agosto. Aunque gane, incluso, en el entretenido match de participantes que De la Sota va a jugar con Massa. La fecha se impone con el rigor del plazo fijo.
Razonablemente, para asegurar que sigan juntos hasta octubre, y que se extienda el plazo fijo, Massa insiste en proponerle, a De la Sota, el armado de una fórmula conjunta. Con Massa, por supuesto, en el primer término. Como si fuera el Cafiero de 1988, y De la Sota lo acompañe, 27 años después. Un volver a vivir un tanto forzado. El epílogo merece, acaso, mayor grandeza.
Sin embargo, hasta el cierre del informe Oximoron, marchan hacia la competición en las PASO, en el plazo fijo del 9 de agosto. Por la fuerza que Massa aún conserva en la provincia (inviable) de Buenos Aires, le gana a De la Sota, por lo menos, 6 a 4. Y nada autoriza a pensar que Schiaretti vaya luego a apoyarlo a Massa para la presidencial.

Aquí radica el centro del nuevo relativismo cordobés. Massa, según nuestras fuentes, lo sabe.
Ocurre que Schiaretti mantiene mejor relación con Scioli -y en especial con Zannini- que De la Sota.
Para conjeturar un acercamiento entre Schiaretti y el Frente para la Victoria -o sea con Scioli- no hay que tener, al decir de Ignacio Zuleta, “la glándula de la profecía”. No se trata de ninguna especulación en el aire. Al contrario, es lo más recomendable para el funcionamiento racional de la tierra castigada de los relativismos. La provincia, en materia de orgullo, poco gana con el cordobesismo que la condena, en el fondo, a una soledad política bastante cruel. Signada, incluso, por el aislamiento presupuestario.

Lecciones morales de Santa Fe

La dificultad estructural de vencer a los oficialismos

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

Sin los oportunos cortes de luz, como en 2011, el evangelismo socialista de Santa Fe vuelve a retener angustiosamente el poder en 2015.
Desde Hermes Binner se pasó la posta a Antonio Bonfatti, y ahora a Miguel Lifschitz, que se sumerge en el festejo por anticipado. Junto a la señora Norma Fein, que también retiene la alcaldía de Rosario, base sustancial del evangelio.
En adelante, a llorar al parque.
Por más que Mauricio Macri se obstine en el sentimiento convincente de su invocación moral, a los socialistas nadie les va a ganar, en la relativa moralidad de recontar los votos.
Otra muestra de la dificultad estructural de vencer a los oficialismos. Aquí la continuidad emerge como un contagio. Sea en Salta o en Chaco, como en Río Negro y Santa Fe. Hasta hoy, sólo Mendoza puede alterar el rumbo político de su administración. Mientras tanto Córdoba, el Artificio Autónomo de la Capital, La Provincia Inviable de Buenos Aires, o la misma Nación, mantienen la vigencia invariable de los oficialismos.

Saltos y simbologías

Santa Fe marcó también el inicio simbólico de la declinación de la Franja de Massa. Por aquello que su titular, Sergio Massa, denomina hoy sus “errores”. Genéricamente.
Sorprende la simbología del doble salto de Reutemann (al que Rocamora llama Planta Permanente). Desde el peronismo hacia la Franja, primero. Y desde la Franja hacia el PRO, después.
El último salto resultó fatal para Massa. Generó la legitimidad del efecto cascada. Hasta facilitar la sucesión de los otros desplazamientos que debilitaron la Franja. Para fortalecer, más que al PRO, al peronismo expresado en el Frente Para la Victoria. Con el regreso a “la casita de los viejos”. Sin las “frentes marchitas” ni las nostalgias previsibles. Sólo con la intención frontal de ganar. Mantener la continuidad de las cajas. Lecciones morales para constar en actas. Libros de quejas quedan al costado. Inútiles como los recuentos.
La asombrosa recuperación del peronismo santafesino se debe a lo que Graham Greene llamaba el “factor humano”. La coincidencia entre la promoción provincial del ascendente Omar Perotti, dirigente que se impone por sus calificados atributos, con el fortalecimiento (casi inexplicable) del gobierno nacional, sobre todo desde que se atenuaron las derivaciones de un crimen despreciable. Un fenómeno de transformación que ni siquiera supo prever la calculada astucia de Reutemann.
El conflicto se traslada ahora a la frialdad de los escritorios del Tribunal Electoral. Donde a los oficialismos es más que difícil vencerlos. Imposible, se diría.

Santa Fe marca también otra lección moral. La insuficiencia de la soberbia cultural que se apoderó del PRO, a través de la selectiva preferencia por la pureza. Y por la distinta actitud ante los también selectivos acuerdos. Por ser víctima del propio relato construido. Por no contaminarse con nada que oralmente aluda a “lo viejo”. Que dificulte la necesidad del cambio que inspira -y moviliza- la vaguedad de “lo nuevo”.

Siempre la mini-serie

La tradicional mini-serie “Mauricio, Sergio y Daniel” parece concluir en la procurada polarización entre Daniel y Mauricio. Y con el exterminio del polarizado, o sea Sergio, disuelto a baño María en la salsa genérica de sus “errores”.
Ninguno de los tres protagonistas de la miniserie forma parte del socialismo evangélico que gobierna Santa Fe. Desde que el extinto gobernador Obeid se recibió repentinamente de gran demócrata e impulsó la derogación de la Ley de Lemas. Instrumento que permitía que el peronismo, pese a sus desastres, se sucediera en medio de la declinación.
Pero los polarizadores Mauricio y Daniel, en este 2015, se aproximaron bastante a la idea de desprenderse temporariamente de los instalados socialistas. Mauricio a través del carismático comediante Miguel Del Sel. Y Daniel con el citado Perotti, que literalmente ya superó en velocidad al saltarín agotado, Reutemann. Y hasta atenuó el vaporoso prestigio de la señora María Eugenia, la exponente más sensata de Los Bielsa.
Quien se quedó en el camino fue el polarizado Sergio. Sobre todo después del “error” de no haber podido retener al simbólico Reutemann. Para inclinarse por dos candidatos que, lejos de consolidarlo, lo redujeron. De todos modos con Oscar Martínez, alcanzó a retener el cuatro por ciento que deja de ser piadoso. Cuatro puntitos que, por otra parte, hubieran sido indispensables para desalojar a los adventistas del socialismo. Ya que de haberse entendido Mauricio y Sergio, no sólo podían haberse quedado con Santa Fe. Desalojaban a los socialistas hasta del bastión inexpugnable. Rosario.

El extraño vandorismo del PRO

Aunque por arriba Mauricio y Sergio lo nieguen, en niveles intermedios continúan las negociaciones autorizadas. Entre el PRO y (lo que queda de) la Franja de Massa. Para desconcierto de De la Sota. Una suerte de rehén incómodo en la estrategia final del socio. Massa. Con quien De la Sota se dispone a confrontar, en una campaña costosa donde exhibe más el apreciable tesón que la inteligencia electoral.
La lección moral de Santa Fe puede repercutir, sobre todo, en Buenos Aires. Queda apenas una última semana para avanzar con las decisiones que pueden repercutir en el plano nacional.
Desde la innovación intelectual del PRO se inspira “el massismo sin Massa”. Es el rescate de lugares de poder para los massistas que resisten, aunque sólo después de la capitulación incondicional de Massa. Ya que dista, a esta altura, de conciliar un financieramente imposible proyecto nacional. Al que se entrega, con más arrojo admirable que fundamentos.

Mientras confronta con el peronismo, Mauricio suele rescatar, en cambio, a Perón. Como si le perdonara la vida. Pero a quien Mauricio reivindica, en realidad, es a Augusto Timoteo Vandor.
Fue -Vandor- aquel dirigente sindical que planteaba el pragmático “peronismo sin Perón”. Como corresponde, terminó asesinado. Según nuestras fuentes, se trató de un crimen iniciático, decidido en Roma, durante una mañana soleada, mientras dos señores insospechables que ya habían adquirido corbatas en la vía Condotti disfrutaban de la escalinata espectacular de la Piazza Navona.
Nadie debe temer por la reiteración del destino.

Cancha Rayada

Al cierre del despacho, en Buenos Aires aún se reservan tres o cuatro lugares. “Para salir”. En la lista de diputados.
Son para los miembros rescatables de la Franja de Massa que atraviesen los certificados tácitos de pureza. Y tal vez se resguarda por cuatro días otro lugar más enaltecedor. La candidatura a la vice-gobernación de Buenos Aires, para acompañar a otra señora María Eugenia. Pero Vidal. Reserva preciada. Casi un caramelo de madera para el mini-gobernador de San Miguel. Un astuto dirigente que privilegia, según nuestras fuentes, la inteligencia de la lealtad. Que aunque parezca poesía, aún “paga”.
Para avanzar con la idea del vandorismo extraño y perverso, Massa tendría, apenas, que apartarse.
Para la evaluación, El PRO pide demasiado. Invoca una falsa reciprocidad, por el apartamiento de Macri en 2013, que permitió la consagración de Massa.
Un renunciamiento histórico de Sergio. Para aceptar, con excesiva nobleza, su “cancha rayada” personal.
Después de todo, el pretexto de la juventud siempre admite otra ilusoria oportunidad.

Tangos del cierre

“Una”, “Cambiemos” y “Progresistas” completan el frepasismo tardío del FPV.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“Sin novedad en los frentes”, diría Erich María Remarque.
En el camino hacia la pedantería electoral de las PASO, para el primer cierre sólo concentró algo de suspenso Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia.
Sustancialmente depilado a la cera negra (cliquear), con su reconocida astucia se las ingenió para hacer, de su desdicha política, un objeto de consumo. Y de centralidad.

Modelo de inclusión

El favorito es -quién iba a decirlo- el Frente para la Victoria. Pese al frepasismo tardío y a los desastres seriales que arrastra desde hace doce años. Llega sostenido por la carencia de solidez en la reacción del oponente, que parece postularse más para complementarlo que para sucederlo.
En la práctica, lo vertebra el Partido Justicialista Vegetal. Un Ogro invertebrado que adquiere vitalidad sólo cuando se trata de contar los votos, que comparte con una decena de adyacencias. Son sellos presupuestarios que se limitan a contener un vociferante conjunto de buscapinas que pasan mensualmente por ventanilla con gesto reclamatorio, y con la tendencia a creer que participan de la Revolución Imaginaria que aplica el “modelo de inclusión”. Tan generoso que los incluye, incluso, a ellos.
Semejante patología del frepasismo tardío hoy debe obedecer verticalmente las decisiones de La Doctora. Justamente ella vuelve cargada por la espiritualidad que le aporta el Conductor más inesperado. Francisco, mal llamado San Borocotó.
La Doctora tiene que decidirse en los próximos nueve días. Primero y fundamental, ¿qué va a ser de su osamenta?
Si va a anotarse como parlamentaria en la nadería del ficcional Parlasur. La expresión burocrática del Mercosur que ya no existe. O si va a apuntarse, convenientemente, como diputada, para arremeter con la idea alucinante de la Presidencia Legislativa. O acaso, de máxima, como gobernadora de la provincia (inviable). Buenos Aires. Si es que no tiene la autoridad suficiente como para desplazar a Florencio Randazzo, El Loco, de sus ilusiones presidenciales, y proponerlo como gobernador. En ese caso, sin otra alternativa debe avalar, como heredero, a Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, a pesar de su voluntad. Al que habrá, en todo caso, que acotar, pero sólo después de asegurarse el triunfo, de ser posible en la primera ronda, sin asumir el riesgo de perder, entre otros valores, la libertad.
Ahora, si le da luz verde a la confrontación, y el patológico frepasismo tardío presenta la bifrontalidad, a través de Scioli y Randazzo, el máximo beneficiario será Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, transformado en El Ángel Exterminador. Del artefacto Cambiemos, Macri es el aspirante más aventajado.

Cambiemos y UNA. Tangos

“Cambiemos” puede ser el ajustado título de un tango. Como Soñemos “que los dos estamos libres”. Pero es el PRO, expresión institucional del macricaputismo, que emerge con otras dos adyacencias bastante respetables. El retrasado radicalismo que conduce Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, que aporta el hilo de la territorialidad. Y la Coalición Cívica, sello que aún sobrevive y aún no fue asombrosamente destruido por la señora Elisa Carrió, La Empresaria en Demoliciones.
“Cambiemos”, o Soñemos “con la gloria de este amor”, aporta también el conglomerado juvenil de Gerónimo Venegas, El Momo. Es un gratificante exponente de “lo nuevo”, categoría inventada por el pensador don Jaime Durán Barba, El Equeco. Orienta el bolero llamado Fe. Es una religiosidad que por lo menos puede servirle a Macri para contar los votos, en la Provincia Inviable, donde tal vez no alcance con el voluntariado moderno recopilado a través de las redes sociales. La Provincia Inviable es el territorio de la equivocación coral. Aunque puede presentarse, también, como de la esclarecida genialidad. Depende de cómo salga la invención.
La equivocación consistió en haber desairado, y sometido a la humillación civil, al tercero en cuestión, Sergio Massa. Del tango UNA.

UNA “busca llena de esperanzas”. Pero no. Es UNA, “una nueva alternativa”, que le sirve a Massa, al menos para los próximos nueve días, para cotejar con José De la Sota, el apartado peronista que se aferra reglamentariamente a la Democracia Cristiana.Los acompaña otro grupo de honorables buscapinas y la curiosidad del MID, sinónimo semántico del apellido Frigerio.
Hoy el Frigerio más sensato que vive responde al PRO. No pertenece al tango UNA, milita en el tango Cambiemos y aspira a la vicepresidencia. Al cierre del despacho, aparece con menos fuerza que la señora Michetti, La Novicia Rebelde, y en especial que Marcos Peña, El Pibe de Oro, ídolo del voluntariado que recita a Durán Barba.

Progresistas

Para constar en actas, debe rescatarse el recatado grupo de los “Progresistas”. Son los tibios y sensibles que impulsan, hacia el primer plano, a la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Buena.
Es la “gauche” socialmente presentable que no llega a ser de izquierda. Pero que tampoco se resigna culturalmente al pragmatismo que impregna a la indigerible “derecha”.
Es la sintomatología que suele tratar el psicoanálisis y la homeopatía. Eficaz para combatir testimonialmente las imposturas del peronismo, pero sin deslizarse entre la antipática atracción que genera el antiperonismo. En definitiva es el espacio ideal para que sea apoyado por el erudito contratapista Jorge Fontevecchia, como también por la iluminada señora Beatriz Sarlo, y con seguridad también por el novel novelista Tomas Abraham. Aquí se agrupan los frepasistas inquietos que hubieran apoyado con tenacidad a Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que dejó pasar el 2015 para jugar entero por la continuidad del evangelio socialista en Santa Fe. Son mormones idealmente maltratados por la violencia narco que ni siquiera se conmueve con sus oraciones, ni por sus creencias en el hombre mejor. Territorio en peligro electoral por el énfasis que adquirió el PRO a través del entrañable Miguel Del Sel, El Midachi, y por el apoyo siempre “hasta por ahí nomás” de Carlos Reutemann, Planta Permanente.

Liguillas

Reutemann insiste en la obstinación de permanecer lo más pancho en el Senado. Aunque sin el afán participativo del otro anotado en la Planta Permanente. Adolfo Rodríguez Saa, el Padre de la Puntanidad.
Fue una lástima que Rodríguez Saa no haya alcanzado a convencer al cineasta Fernando Solanas, El Prestigioso Dirigente Universitario. Para armar la liguilla menor y simular juntos que quieren ser -si no presidentes- al menos candidatos. Por suerte el cineasta mantuvo un poco de pudor estético y decidió inteligentemente abrirse para disfrutar, en adelante, ya sin culpas ni simulaciones, de la parsimonia del Senado.
Por último, en el Tango del Cierre nos queda el esclarecimiento de la izquierda real, que insiste con Juan Carlos Altamira, El Trotskista Enciclopédico. Merecería Altamira ser presidente por una semana, cuando irrumpa la reiteración grotesca de otro 2001. Tiene pergaminos superiores, como los amontona también el obrerista Víctor De Gennaro, Nuestro Lula que no Fue. Y es lamentable que tampoco sea de la partida el histórico Otto Vargas, aquel líder de “La Fracción”, que sólo los refinados lo recuerdan aún como Rosendo Irusta

Polarizadores y polarizado

Mauricio, Sergio y Daniel (penúltima época): Impone PRO la Ortodoxia Amarilla para desairar a la Franja de Massa.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

“Durán Barba nunca se equivoca”, confirma la Garganta. “Cuando te parece que comete un error, es cuando más acierta”.

El etnocentrismo de Buenos Aires, La Inviable, aporta tensión narrativa a la lucha por el poder. El territorio donde se decide, en gran parte, si va a registrarse una transferencia en diciembre. O si habrá un mero recambio de figuritas. Con Daniel Scioli como ganador (si supera el Efecto Randazzo. Ampliaremos). Continuar leyendo