Más acá de la veda

Alivio para la sociedad. Final de la campaña.

escribe Oberdán Rocamora

Alivio. Culmina la campaña más insosteniblemente larga e insufriblemente monótona de la historia.
Se registra el cansancio moral de la sociedad por el desfile televisivo de los candidatos previsibles.
Salvo determinadas excepciones para concejales, la mayoría de los postulantes son demasiado conocidos. Al extremo de no sorprender.
De imposibilitar la espera de algo nuevo. Original. Lo que menos necesitan es tener un competente jefe de prensa.

Resta saber, en la provincia inviable, Buenos Aires, por cuánto ganará Sergio Massa, Aire y Sol II, a Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Por quien se juega -en defensa propia- Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I.
El resultado remite a una cuestión meramente académica.
Oxímoron insiste. Con que Massa triunfe por un sólo punto, se trata de un resultado extraordinario. Pero van a ser -para Oxímoron- entre 8 y 10.

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Aire a Urribarri para retener a Scioli

Martingalas atractivas y delirantes del cristinismo en retirada.

escribe Oberdán Rocamora

Urribarri, Rocamora, el Elegido es Urribarri”, confirma la Garganta.
Para inflarlo con aire político, y retenerlo a Scioli. Mantenerlo cerca. Pegado.
La estrategia, en el fondo, es clara.
“Como un anillo”, diría Neruda. “Casi simple” como un patio, diría Parra.

Para acotar a Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol, es necesario darle rodaje nacional a Sergio Urribarri, El Pato, o El Padre del Marcador de Punta.
El gobernador de Entre Ríos -que mantuvo la admirable confirmación electoral- emerge como la máxima garantía sucesoria para el cristinismo.
Es consciente Urribarri que la lealtad es un acto de la inteligencia que sirve, en definitiva, para escalar.
“El mérito de hacer buena letra. Y los deberes”. O sea, lo que le pidan. Estar presente, para acompañar y aplaudir.
Un mecanismo de lícita especulación que suele brindar réditos.
Aunque el entrerriano, según nuestras fuentes, sea frontalmente sincero.

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Ascochinga en Olivos

Por el miserable dolor de cabeza La Doctora interrumpe la epopeya de “duhaldizar” a Scioli y “delarruizar” a Macri.

escribe Oberdán Rocamora

Hasta que aceptó convertirse en otra paciente de la clínica de Favaloro, La Doctora movilizaba personalmente una epopeya tan explícita como memorable.
La receta audaz de “duhaldizar” a Daniel Scioli, el líder de la Línea Aire y Sol I. A los efectos de encarar “la Gran Menem”.
El proyecto de hacer de Scioli -y de todo lo inquietante que representa en materia de diferenciación- una adaptación de la perversidad que se le atribuye a Carlos Menem.
Conste que se trata del Menem terminal del 99, cuando operaba a través de algún ministro bastante inteligente.
Aunque la historia sea, en el fondo, fantasiosa e inexacta. Pero quedó instalada de esa forma y casi se la oficializa como cierta.
“La gran Menem” consistió en recortar las ambiciones presidenciales de Eduardo Duhalde, el futuro Piloto de Tormentas (generadas). A través del impulso tácito de Fernando de la Rúa.
Si existió, la epopeya concluyó, de todos modos, en un fracaso.

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La felicidad aplicada a la política

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO III: El macricaputismo. Entre Dale Carnegie, la meditación y Sir Bertrand Russell.

escribe Carolina Mantegari

Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, Jefe de Gobierno del Artificio Autónomo -máxima expresión del macricaputismo- se muestra contagiosamente feliz.
Tiene la vida abrochada. Planifica retirarse de la política en diez años. A los 64.
La asignatura pendiente -la única que le queda- es ser el presidente de la república.
Es la ambición lícita que comparte con los compañeros de la miniserie.
Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I, y Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II.
Ahora, a los 54, Mauricio se encuentra en perfecta sintonía con su historia. Se ve que disfruta, aparte, del presente.
Se le debe creer cuando confirma que está muy bien con su familia. Conforme con su cuerpo (hace 40 minutos de caminata diaria).
Explora discretamente los márgenes trillados del budismo. Para el circuito interior, la vaguedad que solía explotarse antes como “lo espiritual”. Con aquellos mantras colectivos -o con frecuencia individuales- que aportaron los sucesivos divulgadores que instalaron la trascendencia necesaria de la meditación. Un sistema de furtiva relajación que se trasplanta desde la lentitud del Tibet, para el consumo rápido de las grandes capitales.

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Cobos y Scioli, almas gemelas

El vice de La Doctora y el vice de El Furia.

escribe Serenella Cottani

“Al final, vamos a quedar los dos” –dijo uno de los dos, Cobos o Scioli.
Fue en la cena secreta de diciembre de 2012, en Villa La Ñata, que tanto enojó a los cristinistas salvajes.

Julio Cobos, El No Positivo, y Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I, mantienen un pasado llamativamente común. Los unifica.
Ex vicepresidentes que padecieron las condenas respectivas de los dos presidentes que les correspondieron.
Scioli lo tuvo que aguantar a Kirchner, El Furia. Mal, aceptémoslo, no le fue.
Cobos debió soportar a Cristina, La Doctora. Y al salvajismo. Fue un calvario.

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Los que ponen votos y los que ponen versos

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO II: El conflicto que desangra al cristinismo en retirada.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

“Si adentro hay nada más que 60 mil, es fácil, te ponés 30 en un bolsillo y 30 en el otro y te vas. ¿Para qué vas a llevarte la caja?”.
La Doctora, según nuestras fuentes, ilustraba a los testigos perplejos. Todos “titulares”. Aludía, con indiscreta confidencialidad, al extraño robo filmado en la residencia de Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II.
El robo a Massa es casi tan inexplicable como el misterio del crimen de El Lauchón. Ampliaremos.

El episodio tratado de la caja transcurrió en la reunión “cerrada” del Hotel Patagonia, en Río Gallegos, ex Tierra Santa. Después que la santidad territorial se desplazara, oportunamente, hacia el Tigre.
Alude a la idea de la presunta abundancia. Reflejo de la prosperidad, en materia de expectativas.
Calibra la actualidad política en la provincia (inviable). Buenos Aires.

Los Sin Techo

Basta con confirmar que determinado empresario, de relativo primer nivel, buscaba, sin suerte, durante la semana anterior, una manera directa de llegar a Sergio. Mantenía el saludable propósito de acudir en auxilio solidario del vencedor.
“Mirá que no quiero pedirle nada”, advirtió el empresario, según nuestras fuentes, al canal confiable que podía intermediar.
Al contrario, “es para ponerle”.

El muchacho, en semejante aspecto, “está muy dulce”. Le sobra. Como para no preocuparse, en exceso, por el contenido de la caja extrañamente robada. De manera tan visible. Como estaba visible la “carta robada” del cuento de Edgar Allan Poe.
Trasciende que, a esta altura, por la demanda, cuesta obtener cinco minutos con Sergio.
Significa confirmar que Aire y Sol II, el actual propietario de la centralidad, casi no tiene espacio para recibir a la totalidad de los garrocheros que sobrevuelan a su alrededor. Y procuran aterrizar en Tigre, Tierra Santa.
Con la metafórica garrocha en la mano, los abnegados también hacen antesala, durante horas, en la puerta del edificio de Cerrito y Juncal. Es donde se habilitó un piso entero, “para el armado político”.
Llegan los audaces para postularse como referentes del “massismo”. Desde los puntos más alucinantes del país.
Aunque el muchacho -Sergio- deba prepararse, apenas, para las iniciales legislativas de octubre.
Proliferan los “sin techo” que llegan con la medialuna enarbolada. Pretenden, ansiosamente, los medialuneros, “cerrar algo”. Asegurarse un techo, estar “adentro”. Ahora, ya. Los profesionales no quieren llegar tarde. Ni “quedarse afuera”.

Lo difícil de explicar

Para colmo, la escuadra de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, el vencedor de 2009, pasa a convertirse en un aeropuerto que registra exclusivamente las partidas. Sin ningún arribo.
A esta altura, y con suerte, sólo le quedan votos para reservar una banca.

Con semejante perspectiva, el cristinismo se desdibuja. Solo. Se cuece en la tinta de sus contradicciones.

“El kirchnerismo es un fenómeno difícil de explicar”, dijo La Doctora, al estimable periodista de la casa. Propia tropa.
Dolorosamente altiva ante la derrota, La Doctora no puede explicar la admirable construcción del poder kirchnerista.
Menos puede interpretar, entonces, la abrupta declinación del cristinismo.
Del 54% al 29 actual, en menos de dos años.

Con el tiempo, cuando pasen las turbulencias y los divisorios rencores, podrá estudiarse -en seminarios privados como los del portal- tanto la construcción kirchnerista como el desmoronamiento cristinista.
Partes del mismo fenómeno “difícil” -para La Doctora- de “explicar”.

Votos y versos

Aquí tratamos, en exceso, el apoyo de las otras dos patas fundamentales de “El Trípode”.
De Hugo Moyano, El Charol, y de Héctor Magnetto, El Beto. Es el poder real que se intentó superar.
Hoy se asiste al desvanecimiento de la alianza tácita entre lo que queda. Los peronistas que ponen los votos y los progresistas que aportan los versos.
Es el resultado de la insuficiencia catastrófica del frepasismo tardío.
Lo supo diseñar Carlos Zannini, El Gran Consumidor de Pescado (Podrido). Es el antiperonista que alcanzó la proeza de conducir un gobierno de matriz peronista.
Al fin y al cabo, para La Doctora, los “buscapinas” de Unidos y Organizados resultaron aún menos útiles que los ambiciosos cobradores de sueldos de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.

En el intermedio de las derrotas, el conflicto hoy se da entre los que ponen los votos, que sienten peligrar el control de sus feudos, y los que ponen los versos. Los que perciben su anulación porque espantan, con sus brillantes ideas, justamente a los votos.

Las diferencias estallan, para colmo, en la delicada problemática de la inseguridad, que de pronto adquiere existencia.
Y no se trata, apenas, de recurrir a los servicios abusivos de la “Gendarmería para la Victoria”. De los miles de gendarmes que dejan las fronteras libradas a la suerte, para evitar los crímenes multiplicados del conurbano bonaerense.
Los que aportan el verso progresista ya no se conforman con la dignidad de los juicios, ni de los presos.
Se les esfuma, de repente, también la hegemonía argumental.
Hoy los verseros tienen que soportar la jura, como Ministro de Seguridad, del mini-gobernador de Ezeiza, Alejandro Granados, El Mangrullo.
Es el aportador de votos que supo alardear, incluso, hasta por su penosa “mala puntería”, que le impidió cargarse dos o tres delincuentes desesperados.
A quienes, según los que aportan los versos -a cambio de ejemplar humanismo y presos sin importancia-, debe tratarse con mayor consideración. Con firmes garantías básicas. Sin gatillos explicablemente temperamentales.

“Tanto pedir por la cabeza de Casal y ahora tienen que bancarse alguien que es mucho peor que Casal. Más duro aún, como Granados”, confirma la Garganta.
Es -Granados- el peronista clásico de colección. Readaptable al distinto tenor de las jefaturas que desfilaron, mientras consolidaba el dominio en su feudo. Ezeiza.

Desplazamiento de la responsabilidad

Pero ánimo, no todo está perdido. El retroceso del progresismo inspira una idea casi genial, apenas positiva para constar en actas.
Significa el desplazamiento de la responsabilidad por la próxima derrota.
La victoria abrumadora de Sergio, Aire y Sol II, que se aguarda para octubre, pasa a ser, en adelante, la exclusiva responsabilidad de Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol I.
En defensa propia, Scioli se pone al frente de la causa perdida. Una campaña compuesta por hombres especialmente seleccionados para la tarea de aislarlo. Cuando La Doctora ya carecía de brújula, estrategia. Sobre todo de buena información. Y la surtían de pescado que olía muy mal. Podrido.

La última alquimia consiste en transferir la responsabilidad de la derrota a Daniel.  A los efectos de atenuar los calamitosos errores de la dupla, de La Doctora y Zannini, que amparan a los aportadores de versos, y que hoy se encuentran en retroceso y en banda.
Son los máximos responsables del descalabro institucional que se viene. Y que permite aludir a la necesaria indulgencia de los vencedores. Como de los oportunistas que quieren sangre. O producir caídas dramáticas, situaciones límites. Imaginan renunciamientos. Ampliaremos.

Al cierre del capítulo de la flamante miniserie se registra, según Consultora Oximoron, en la Buenos Aires inviable, una diferencia de 14 puntos. En favor de Sergio. Sobre el buenito de Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo.
Para Oximoron, la próxima derrota de octubre produce un inapelable desplazamiento institucional del poder.
La alarmante fragilidad del Ejecutivo determina la próxima centralidad en el Legislativo, que a partir de diciembre tendrá no menos de cinco candidatos presidenciales.
Tres en la cámara mayorista, o sea Diputados.
Massa, Julio Cobos, El No Positivo, y Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto.
Y dos, hasta hoy, en la pasiva selectividad del Senado.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, el Reutemann de los radicales. Y Adolfo Rodríguez Saa, del Estado Libre Asociado de San Luis. Siempre y cuando, después del último papelón, El Hermano Alberto dé un paso atrás, como en el tango. Para dedicarse a la pintura, que lo reclama, como el teatro. O a los placeres del ocio, la gratificación del amor.

Oberdán Rocamora
Continuará | Manténgase conectado.

El cristinismo es mejor cuando miente

Oscar Wilde, Celedonio Flores, Alfred Hitchcock y Mikis Theodorakis.


escribe Carolina Mantegari
Editora del AsísCultural,

“Cuando bajas de tu pedestal dejas de resultar interesante”.
Lo dice angelicalmente Sir Alfred Douglas, el noble joven, bello y perverso, al desmoronado Oscar Wilde. En De profundis.
Sin honor ni moral, a Wilde lo aguardaba el encierro en la cárcel de Reading.
Entonces, ¿para qué bajarse del pedestal?

Montado sobre el pedestal del relato, el cristinismo -como Wilde- resulta también más interesante.
Cuando se sincera, asoma abruptamente la vulgaridad. Se muestra previsible, humano. Ordinario.
Entonces, ¿para qué demonios sincerarse?

El cristinismo es mejor cuando miente.
Conserva la identidad superior cuando baja, hacia el semejante, el verso colectivo.
Cuando los propagadores, con astucia relativa, recitan la caravana inagotable de logros imaginarios.
Y cuentan descaradamente “las hazañas” diseñadas. Como aquel guapo del tango “As de Cartón”.
El que “de grupo” se “hizo cartel”. Engrupía “a los giles”. Pero se creía, con convicción, el propio cuento.

Salvar el verso

Al aproximarse a la verdad, invariablemente el cristinismo se autodestruye.
Como se autodestruían, al ser escuchadas, las grabaciones de los films de espionaje, en blanco y negro. Con Dana Andrews o Victor Mature.
O como en la superior “Intriga Internacional”. Con Cary Grant, James Mason y el suspenso de Alfred Hitchcock.

Decepciona, sin suspenso, tanta verdad. De repente. Sin anestesia.
Por ejemplo, de nada sirve que Miguel Galuccio, acaso el empleado jerárquico más aventajado que responde a la Tía Doris, confiese, muy suelto de cuerpo, que la “situación energética es grave”. Delicada. Lo sabe cualquier atento a la ceremonia cotidiana de la dilapidación.
Estimulaba más Julio De Vido. Cuando solía castigar, por fracasados, a los antiguos Secretarios de Energía.
Una manga de infelices que sostenían lo mismo que Galuccio sostiene hoy. Que Argentina se dirigía derechito a la peor crisis energética. Pero los pobres quedaban como profetas de la negatividad. Superados que atentaban, con la impotencia de las malas ondas, contra el vigente “modelo de desarrollo, con inclusión social”. Una receta original.

Un “modelo” exitoso y por lo tanto envidiable. Generó ocho millones de puestos de trabajo. Diez millones de flamantes jubilaciones.
Devolvió la dignidad, la Aerolínea de Bandera, eliminó en la década la pobreza extrema.
Y cuidó, como no supo cuidar nadie, celosamente, la mesa -y sobre todo la deuda- de los argentinos.

La razón de la realidad deriva en el concepto meramente académico que a nadie, en definitiva, le importa.
Datos para el olvido estricto de la indiferente posteridad.

Lo importante es ganar, con el verso, la parada en el momento.
Sólo vale salir airoso en el presente.
Cuando la debacle se avecine se encontrará, en todo caso, a quien culpar.
O se hará lo imposible para que le caiga, la ceremonia del ajuste, a otro. Y responsabilizarlo.
Lo primero que debe salvarse, del aluvión adverso, es la fantasía.

Odiar la verdad

“Odiar a la verdad es lo más recomendable”, sentencia Teodoro CF, hondo filósofo de Córdoba.

Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo, también fomenta, sorpresivamente, el culto a la decepción que tanto retrasa.
Para ser convincente, a los efectos de remontar su barrilete imposible, Insaurralde confirma que tampoco cree en lo que no cree nadie.
En el expresionismo de las estadísticas dibujadas. En los números truchos del INDEC.
A Insaurralde se lo privilegió con la candidatura para competir con su amigo Sergio Massa, Aire y Sol II.
De ningún modo para que intente aproximarse a la verdad. La categoría que debe odiarse.
Corresponde negarla. Como si fuera la inflación.

Tampoco sirve que el doctor-teniente coronel Sergio Berni, El Licenciado Serial, después de tantas omisiones en la magia de los cuentos, admita que la inseguridad existe.
Que no se trata del artilugio sensacional del señor Blumberg.
Menos sirve que deba discutirse la imputabilidad de los feroces delincuentes de 7 años para abajo.

Pasar de un “castillo al otro”, como en aquel texto de Louis-Ferdinand Celine, es aún menos aconsejable que dejarse arrastrar por la catarsis sincera.
Del castillo de Marcelo Saín -o de León Arslanián- se pasa, en el cristinismo, al castillo de Alejandro Granados, El Mangrullo.
De las argumentaciones presentablemente progresistas, sin la menor explicación, se salta hacia la dureza implacable de la “mala puntería”.
Para pesar de Verbitsky asoma, otra vez, la influencia ostensiblemente intelectual de Carlitos Ruckauf.

Viejo smoking, Tango

“Basta de realidades, lo que queremos es más promesas”.
Lo sostuvo el mejor J.M. Vernet. Otro positivista inspirado que pugnó, oportunamente, por reivindicar la invalorable fantasía.
Como aquel trastornado que interpretó Carlos Carella, en “El Acompañamiento”, pequeña gran obra de Carlos Gorostiza.
Alucinado, el personaje de Carella se había encerrado en una pieza para ensayar como cantante de tangos. Mientras su amigo, Ulyses Dumont, pretendía regresarlo a la realidad. Sin suerte.
Cantan después los dos, Carella y Dumont, desentonados pero a dúo. “Viejo Smoking”.
Es el tango de Celedonio Flores que contiene versos que resumen la peripecia nacional.

“Yo no siento la tristeza de saberme derrotado/
ni me amargan los recuerdos de mi pasado esplendor”.

Daniel, Mauricio y Sergio

A Cristina, La Doctora, le despojaron la centralidad.

escribe Oberdán Rocamora

“Cristina, Mauricio y Daniel” es la consagrada miniserie del Portal que mantiene su continuidad.
Sólo que hoy se asiste al desplazamiento de Cristina, La Doctora. Al personaje femenino se le reserva la gravitación lateral.
A su pesar, Cristina cede importancia. En favor de Sergio.
Es -Sergio- el protagonista que, desde La Franja de Massa se dispone a alborotar los destinos de los otros tres. A condicionarles las respectivas cuadraturas personales.
En principio, Sergio desaloja a Cristina del centro de la escena.
Mutis por el foro, durante algún capítulo. Sólo se escucha esporádicamente su voz, con aplausos menos convincentes.
En adelante, la miniserie pasa a titularse “Daniel, Mauricio y Sergio”.
Con suficientes actores de reparto. Podrán lucirse, incluso, con alguna aparición tangencial.

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Coppertone para todos

El cristinismo se evapora entre pases recíprocos de facturas veladas.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

Con el tiempo -cuando cese el apasionamiento precario- va a estudiarse la admirable construcción de poder del kirchnerismo, entre 2003 y 2005.
Como se va a estudiar también la evaporación del poder cristinista, entre 2011 y 2013.

La Doctora dejó de ser la solución. Es el problema.
Su presencia comprime, sus palabras alejan. Pero nadie se atreve, entre los suyos, a insinuarlo.
Pese a la declinación que alarma, al descenso paulatino del respeto colectivo, aún -según nuestras fuentes- se le teme.
Al extremo de asegurar que algunos viceministros decisivos, a través del correo electrónico, lo consultan a Máximo. Como si el vástago fuera de verdad un conductor solvente. Con el básico objetivo de mostrar, entre la incertidumbre, un poco de aprobación.

“La hipótesis del helicóptero, con La Doctora, no corre, olvídese”, confirma la Garganta.
Un peronista, electo con legitimidad, sólo abandona el poder como consecuencia de un golpe militar. Como en 1955. O 1976.
“O porque le pegan un tiro en la cabeza”, continúa. Por cuestiones más pasionales que políticas. Como al Gringo.

Cuando se es portador del ADN peronista, no debe consignarse ninguna hipótesis de renuncia.
“El helicóptero es una solución reservada para los radicales, que se toman más en serio y suelen ser más dramáticos”.
En la cultura de referencia, son los propios peronistas los que jamás van a admitir abdicaciones.

Entonces el cristinismo se debate en el pase recíproco de las facturas veladas.
Se impone la indulgencia interpretativa. Se recomienda evitar el ensañamiento innecesario contra los derrotados.
La catarata de adversidades acentúa el rigor de la mala praxis.
Son demasiado crueles consigo mismos, y se registran enfrentamientos en cada ministerio. Secretaría de Estado. Dependencia.
Las descalificaciones y los odios impregnan el “pálido final” (Tango).

La bronca con Zannini

“Así que nosotros somos los corruptos y Zannini un impoluto, mirá vos” -nos confirma el cercano a Julio De Vido, el Ex Superministro.
“¿Y Electroingeniería? Es Joda. ¿Romanticismo de celda? Si todo salió para el demonio es porque se hizo lo que decidió Zannini, el Jefe de La Cámpora”.
Crece, en el sigiloso peronismo, la bronca contra Zannini.
Cuentan que Zannini los arrastró con el cuento de la Democratización de la Justicia.
Por el progresismo efectista de designar, por votación popular, a los miembros manipuladores del Consejo de la Magistratura.
Es la línea de interpretación que respaldan los peronistas que absuelven a De Vido. A quien quisieron responsabilizar por la derrota. Por encargarse de repartir las espiritualidades entre los municipios. Muy tarde, muy mal.

“El responsable fue Zannini. Quiso ser el candidato nacional en el distrito único y saltar, desde la plataforma de la Magistratura, hacia la candidatura presidencial”, insiste la Garganta.

De manera que, cuando La Doctora y Zannini utilizaban a los gobernadores infelices, enrolados en el Grupo GESTAR, no era sólo con el propósito de aislar a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I.
Ni porque contaban con la información distorsionada sobre las andanzas de Sergio Massa, la Rata Del Tigre que los embocó, Aire y Sol II.
Era porque se preparaba, en baño María, al sucesor preferido. Carlitos Zannini, El Gran Consumidor de Pescado. Podrido.

Frepasismo tardío para todos. A los efectos de acelerar la superación del peronismo anacrónico, representado paradójicamente por los gobernadores peronistas aferrados al“Vestidito negro”.
Ellos iban a recibir, también, con alguna excepción, la lección de la derrota de agosto. O del empate.
Son los que conversan, ahora, como tías en el velatorio. Y tratan, con relativa elegancia, de descolgarse. Para caerse del Vestidito.

La Justicia, otra vez, iba a clausurar definitoriamente el sueño.
Bastó, apenas, con declarar la inconstitucionalidad del zafarrancho legislativo de la Democratización. Volteado por la Justicia que precisamente buscaban “democratizar”.
Los aferrados al Vestidito Negro, instrumentados todos por Zannini y La Doctora, para colmo sin saberlo, iban a terminar, todos, en El Mangruyo de Granados. A los aplausos en Ezeiza, con aclamaciones favorables hacia Aire y Sol I. Como si Scioli fuera la reencarnación de Sandro.

Coppertone para Todos

En “El vuelo de los garrocheros”, se anticipó la moda previsible del invierno.
Saltar hacia el “Tigre, Tierra Santa”, también.

Se instala la creencia que 2015 contiene la atmósfera de la utopía.

Emerge octubre de 2013 como la próxima frontera. La elección legislativa aguarda con la derrota más severa en la provincia que les importa. Buenos Aires, La Inviable. Por más de 10 puntos de diferencia.

De poco le sirve, a esta altura, a La Doctora, asumir tardíamente el estallido del relato.
Aceptar la existencia de la inseguridad, de la inflación, subir el mínimo no imponible, para taparle la boca a Massa o a Moyano, El Charol.
Tampoco le sirve ocultar, en lo posible, los símbolos más cuestionados. Como si, de repente, Amado Boudou, El Descuidista, máximo error de la estadista hormonal, no existiera.
Hoy El Descuidista participa de onerosas excursiones, tan lejanas como extravagantes. Útiles para quitarlo transitoriamente del escenario.
Y carece de sentido desactivar totalmente a Guillermo Moreno, el Antonio Das Mortes, El Cumplidor de Instrucciones.
Ningún otro Das Mortes se encuentra en condiciones de apretar a los cambistas. Cueveros que se divierten con el ascenso del Blue.

Pero ánimo, no todo está perdido.
Probablemente la salvación provenga de El Consultor Providencial. Con su receta posiblemente mágica.
El Consultor Providencial fue llevado hacia La Doctora, según nuestras fuentes, por el buenito de Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo.

Para colmo Insaurralde sospecha, en el fondo, que efectivamente podrá ser el candidato a gobernador de La Provincia Inviable. Pero impulsado, llamativamente, por el adversario actual. Su buen amigo y colega Massa, Aire y Sol II.
Insaurralde podrá disputar, acaso, la Provincia Inviable, con el devaluado Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, que hoy enarbola el discurso de Heidi. Aunque impulsado -secreto de multitudes- por Scioli.
Pasan cosas lindas en la familia del peronismo.
Marche más Crespi Seco.
El Aire y el Sol, en definitiva, se imponen.
“Coppertone para Todos”. Como instiga, con saludable desenfado, un airesolista del primer tipo, que se siente en la antesala del poder, y reparte embajadas como si fueran estampitas de Francisco.

Oberdán Rocamora

Franquicias del peronismo

Ante el riesgo de la derrota, como en 1983 y 1999.

sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Calas políticas

¿Y ahora? ¿Cómo se sigue?
Cuesta, en adelante, ante el aroma penetrante de las calas políticas, sostener las imposturas de La Doctora. La trivialidad de sus desmesuras.
Acosada -la pobre- entre la derrota de agosto, que no empieza a aceptar, y la derrota más grave, que se perfila en octubre.
Cuesta también recurrir a la indulgencia democrática de ayudarla. Para que “el gobierno termine lo mejor posible”.
O mejor, simplemente, para que termine. Para que se llegue a 2015 con reservas de aire. Y alguna dignidad.

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