Francisco conduce a La Doctora

Farsátira. Desde el rencor al afecto y la dependencia.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Francisco, Ex Cardenal, facilita el acercamiento de La Doctora con Vladimir Putin, El Zar.
Es la faceta pintoresca de la farsátira. Un sub género teatral que combina la Farsa con la Sátira (el gran exponente fue Agustín Cuzzani, ingenio olvidado).

Hoy Argentina cae bien parada en Rusia y en China. Pero no es sólo a través de Venezuela e Irán. Quien conduce a La Doctora es Francisco.

El Cardenal Bergoglio, en su momento, supo pulverizar el proyecto de Santacrucificación Nacional. La reelección indefinida que estimulaba Néstor Kirchner, El Furia, cuando era el presidente. Y cuando gracias al Trípode de Poder mantenía el país a sus pies. Con el apoyo sustancial de Hugo Moyano, El Charol, Encanto de la Negritud, que representaba el trabajo, y con Héctor Magnetto, El Beto, potencia de la comunicación.
Desde el centro del trípode, con los resortes del Estado, El Furia había conquistado la hegemonía total.

En Misiones, 2006, fue cuando El Furia inventó el globo de ensayo. El plebiscito para proponer la re reelección del gobernador Carlos Rovira, El Judas de Puerta.
Era la antesala para imponer la reelección indefinida, también para el presidente. El Furia no era partidario de ir por su reelección si no tenía asegurada la continuidad.
El Cardenal, como un experto guardián de hierro, captó la profundidad de la maniobra y decidió perforarla. Habilitó entonces al Padre Piña, el obispo ideal para enfrentar al pobre Rovira. Hasta vencerlo, asociado al San Miguel Arcángel. Aquel fracaso del Judas de Puerta signó el destino electoral de El Furia. Para legitimar la consagración de La Doctora, como La Elegida.

País friendly

Pero el Kirchner-cristinismo le puso tensión a la farsátira. Compulsión narrativa. Para vengarse con crueldad del máximo enemigo que pacientemente había construido.
El Cardenal. Que fue religiosamente humillado con la Ley del Matrimonio Igualitario. El casamiento de los homosexuales era para el Cardenal por entonces una afrenta. El Furia disfrutaba cada beso en la boca que se prodigaban los casamenteros. Los Kirchner supieron darle el peor escarmiento al enemigo mientras quedaban, de paso, como la vanguardia del progresismo en el universo. Un país friendly.
En adelante, para evitar el Tedeum, para no toparse con el rostro de constipación del Cardenal, Los Kirchner llevaron el festejo porteño del 25 de Mayo hacia Salta o Tucumán. Mientras tanto elaboraban diversas triquiñuelas para desalojarlo.
Entonces El Cardenal se convirtió, acaso a su pesar, en el referente del antikirchnerismo. Sólo podía ver a La Doctora por televisión, gracias al abuso de la cadena nacional.
En simultáneo, El Furia y La Doctora habilitaban los ataques más descalificadores al Cardenal. En varios tomos.

Revancha

La farsátira, entre los altibajos, reservó una revancha. Otra vuelta de tuerca de Henry James.
Ya sin la presencia de El Furia, nunca podía esperar La Doctora que El Cardenal, un eterno Papable, fuera elegido Papa, en marzo de 2013. Poco después que el Papa Benedicto abdicara, por “cansancio moral”.
A La Doctora desbordada no le quedaba otra alternativa que rendirse ante la más alta autoridad ética de la humanidad. Y la pobre debió capitular nerviosamente a través de la secuencia del regalo filmado, en directo, de un mate. Y con la explicación académica del “modo de empleo” del mate, que iba a festejar el vecino presidente Mujica, Minguito.
Con perversa piedad, El Cardenal, ahora Francisco, se puso a La Doctora en el bolsillo espiritual de la sotana.
Y en adelante caben todas las conjeturas de interpretación. La farsátira contiene un desarrollo abierto. Como el final.

De pronto Francisco, para estupor del antikirchnerismo precario, se consagró como el máximo protector de La Doctora. Y hay osados que confirman que Francisco pasó a ocupar el lugar político de El Furia.
Porque es, verdaderamente, el Conductor de La Doctora. A través de la aplicación de “La estrategia de aproximación indirecta”, filosofía inspirada en el teórico Basil Liddel Hart.
Mientras tanto La Doctora, como clásica Serpiente, se dedicó a encantarlo a Francisco. Hasta instalar una suerte de “modo de empleo”. Como si Francisco fuera la extensión de aquel mate fundacional.
Y El Vaticano, que en un principio emergía con la fuerza de una nueva Puerta de Hierro, pasaba a ser confundido, en pocos meses, para La Doctora, con una versión mística y europea de El Calafate.
En cuanto puede, La Doctora se manda a Puerta de Hierro para consultarlo o recibir instrucciones. En búsqueda del consuelo espiritual, de contención moral para un alma atormentada.

La Doctora pasa de repente, gracias a Francisco, y a los pensamientos de Liddel Hart, a cambiar la receta del modelo ejemplar.
Del modelo Michelle Bachelet, que le reserva el inmediato lugar de jefa de la oposición, para volver en el ilusorio 2019, La Doctora pasa a preferir el modelo de Vladimir Putin. Cuestión de extender el oficialismo hasta lo que dé.
De la resignación silenciosa de irse para volver (Modelo Bachelet), se salta a la ambición de quedarse para siempre (Modelo Putin). Sólo le falta encontrar un adecuado Medveyev.
¿Es Daniel Scioli -el líder de la Línea Aire y Sol y buen amigo de Francisco- el mejor boceto del Medveyev sudamericano?
¿O le conviene acaso a La Doctora buscar otro rostro en el catálogo para ocupar aquel rol de Medveyev?
Como Randazzo, El Loco, o Rossi, El Soldadito de Milani.

La toalla del progresismo

La farsátira comienza y termina con Putin. Con la Iglesia Ortodoxa, que es el Partido Comunista que hoy sostiene al Zar Vladimir.
A través de La Doctora, Francisco le envía a su buen amigo Putin una invalorable carta personal.
Fue entregada por La Doctora a Putin, en la reunión del G-20, en San Petersburgo. Y luego caminaron un trecho, juntos, por la Avenida Alejandro Nevsky.
Y hoy, ya con un final feliz, La Doctora y El Zar, con la conducción de Francisco, consolidan la base espiritual de la nueva relación geopolítica.
La comprensión entre la máxima progresista que inspira el matrimonio igualitario, con el represor implacable que destrata a los homosexuales rusos, como si estuvieran en el Estado Islámico.

En virtud del pragmatismo a la bartola, La Doctora ya nada tiene en común con aquella Doctora altiva que maltrató al negrito Obiang, presidente de Guinea Ecuatorial. Para espanto de De Vido, El Ex Superministro, que lo traía a Obiang para hacer un indispensable negocio petrolero, aunque sorprendieron al visitante con una prescindible lección de moral cívica. La “lección del dedito” acusador. Y todo porque Obiang no respetaba los derechos humanos como La Doctora creía entonces que debían ser respetados.
Pero tampoco los respetan en China, en Rusia, en Irán, y mucho menos en la fraternal Venezuela Bolivariana, donde encierran a los opositores que carecen del menor derecho a la solidaridad. Pero por suerte a La Doctora eso ya no le importa, total la toalla del progresismo está arrojada, y la farsátira, acaso transitoriamente, debe terminar.

Irán entre Lausanne y Saná

Enemigo de Arabia Saudita. Aliado estratégico de Venezuela y (por carácter transitivo) de Argentina.

escribe Osiris Alonso D’Amomio
Geopolítica, especial

Entre las negociaciones en Lausanne y las violencias en Saná y Aden, en Yemen, se debate la actualidad de Irán. Un país cotidianamente incorporado a la agenda política nacional.
Trátase del regalito envenenado que nos deja Venezuela. El aliado estratégico principal de Argentina, en el subcontinente y en el mundo.
Pero Venezuela es aliado estratégico -sobre todo- de Irán. Por carácter transitivo, Irán es también nuestro aliado. Como Rusia y China. Potencias sobredimensionadas que ocupan un rol sustancial en el bartolero cambio geopolítico que se impulsa desde aquí. Y que ni el canciller Timerman, ni La Doctora, aún pueden explicar.

Un dato fuerte indica que Argentina -por intermedio siempre de Venezuela- transfirió tecnología nuclear hacia Irán. Por suerte es falso.
No pasó, según nuestras fuentes, del terreno del amague. De tener algún viso superior de realidad, semejante transferencia debería ser tratada en Lausanne. Es el paradisiaco paraje suizo donde Los Cinco Grandes más Uno negocian, hasta hoy, el acuerdo nuclear con la diplomacia persa. Algo mucho más significativo que el mamarracho del Memorandum de Entendimiento que Argentina intentó firmar con Irán, con el pretexto de esclarecer los atentados de 1992 y 1994. Un disparate que motivó, por sus altibajos y derivaciones, el crimen del fiscal Alberto Nisman. Una muerte inútil que naufraga entre querellas de peritos, de competencias judiciales, y que garantizan el ingreso -siempre imponente- en la impunidad. El desorden, como la desprolijidad, fue un objetivo de inteligencia. Tarea cumplida.

El cuento nuclear

Pocos días después del asesinato de Nisman, el portal investigó aquel cuentito de la transferencia de energía nuclear. Pronto se evaluó que se trataba de información poco confiable. Alcanzaba, apenas, para un twit. Como para constar en actas.
De todos modos, el semanario Veja, de Brasil, le brindó confiabilidad y multiplicó el acontecimiento de la transferencia de energía nuclear hacia Irán. Incluso, aquí llegó a ser tratado en las columnas principales del periodismo nada artesanal. Hasta que surgieron los detalles de las cuentas controladas por la señora embajadora Nilda Garré, Seducida y Abandonada. Para algarabía del anticristinismo bobo, en la abundancia de pescado podrido, aparecía Máximo, En el Nombre del Hijo, como titular de una cuenta compartida. Del 2005 y 40 millones de dólares.
Con migajas de criterio elemental, era perceptible la falsedad. Jamás Néstor Kirchner hubiera admitido en 2005 la apertura de una cuenta para Máximo. Implica apenas desconocerlo. No entender la metodología del despojo que se impuso en el país. En 2005 el chico se encargaba, con suerte, de cobrar los alquileres en Río Gallegos. Junto al Bochi. De quien muy poco, hasta hoy, se sabe.
Menos mal que Veja, hasta aquí, no se detuvo en el detalle placentero de la compra del yate. Para regocijo estético de la embajadora. Nunca ampliaremos.

Los Cinco Grandes y Los Huties

Los Cinco Grandes más Uno son los cinco países del Consejo de Seguridad más Alemania (que agiganta la ausencia de Brasil).
En Lausanne, tratan la incorporación de Irán al selectivo club de los tenedores de energía nuclear. El ateneo de los enriquecedores de uranio. Pero la única bolilla negra que surge en el paisaje blanco deriva de la desconfianza de los Cinco a que Irán pueda producir la bomba. Lo cual, según nuestras fuentes, es por lo menos hipócrita. Porque Irán ya está en condiciones de producirla, y por eso los Cinco se sientan. O lo eliminan para siempre o negocian, que es, en definitiva, lo más aconsejable.
Pero de ningún modo Irán se encuentra en condiciones de disponer la bomba (con la que cuenta) por la ayuda oculta y providencial de la tecnología Argentina. Por nuestra capacidad proverbial para enriquecer el uranio y convertir todo en moco. Quien está seguro de la existencia de una verdad semejante, según nuestras fuentes, es Netanyahu, el Primer Ministro de Israel.
Sin embargo, las amables conversaciones de Lausanne se encuentran tácitamente condicionadas por otros bombazos que la liga de los países árabes (que encabeza Arabia Saudita) lanza sobre Saná, la capital del miserable Yemen. Y sobre Aden. Al cierre del despacho, ni el canciller Timerman ni el vice Suain parecen haberse preocupado aún por el destino de los huties invasores. Los que son apoyados por Irán.
Como La Doctora sabe, los huties son los chiitas de la tribu zaidí.
Los huties desalojaron del poder al oculto presidente Abdurrabuh Mansur Hadi. Conquistó Hadi la presidencia de Yemen gracias a los saludables desórdenes colectivos provocados durante la denominada “primavera árabe”. Así la bautizó el canal Al Jazzera, cadena de Qatar. Y que desembocó en el “infierno salafista”, según Marine Le Pen. En visiones fanáticas que como exclusiva Constitución y dogma de vida enarbolan una arbitraria interpretación de la literatura de El Corán. Fueron interpretaciones emotivas de la historia que terminaron con Ben Alí en Túnez, donde hoy explotan las bombas hasta en los museos como El Bardo. O con Mubarak, en Egipto, para beneficio electoral de los Hermanos Musulmanes que facilitaron, con sus estupideces, el regreso de los militares. Pobre Egipto.
O lo destriparon a Kadafi en Libia y transformaron lo que fue un mal estado en un conjunto de fragmentaciones entre tribus que se masacran.
O como en Irak, aquí como consecuencia de la desastrosa intromisión americana e inglesa, con coro español.
El caos -en el que indirectamente Argentina se introduce- llegó a su punto culminante con la creación de Daesh. Es el Estado Islámico de los sunnitas radicalizados. Desde territorios artificiales que pertenecieron a la devastada Siria e Irak, Daesh se planta con estridencia en el vacío, pero como el tercer gran jugador de la región. Como si fuera un par de Arabia Saudita (sunnitas rigoristas). O con la magnitud de los persas chiitas de Irán.

La indigencia de Yemen

El caos se traslada, ahora, hacia Yemen. Es el país indigente que tuvo hasta su propia unificación, en 1990. Fue bastante menos promocionada que la unificación de las Alemanias. Cuando la renacida Alemania Federal se anexó a la República Democrática Alemana. Tan pobre como vetusta, sin fe y destruida por la cultura bolchevique. Leer “Toda una historia”, de Gunter Grass.
La cuestión que Irán, nuestro aliado estratégico por carácter transitivo, acumula conflictos en la zona de influencia, donde es indudable potencia regional.
Compite, aparte, con Turquía, con su diplomacia tan flexible que merece un próximo despacho. Turquía tiene la exclusiva prioridad de evitar, en el desbarajuste, la creación del Estado Kurdo.
Sin embargo la rivalidad geopolítica principal de Irán la representa Arabia Saudita, que supo ser el principal aliado de Estados Unidos. Y que produjo ya dos guerras. Irak-Irán, con Sadam Hussein como preservativo. Y luego Irak-Kuwait, con Sadam demonizado.
Pero Arabia Saudita sigue las negociaciones de Lausanne con más desconfianza preventiva que Israel. Por la legitimación nuclear de Irán. Se explica que la mejor alternativa para boicotearlas, para el poderoso saudita, consiste en bombardear a los huties que apoya Irán en el miserable Yemen. El país -Yemen- bicontinental más pobre de la región. Yemen amontona las complejidades que caracterizan al Oriente Medio. Alberga hasta la franquicia de Al Qaeda de la península arábiga, y representa el nuevo escenario de confrontación entre Arabia Saudita e Irán, el estado persa que ya forma parte de la agenda cotidiana nacional.

Para prevenir las guarimbas

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción

Marcas de la real politik

Ricardo Forster, presentable exponente del carterismo abierto, supo expresar la previsible desaprobación.
Antes fue también Horacio Verbitsky, titular del CELS, El Ganges. La consideró un retroceso.
Como también coincide Luis D’Elía, El Falso Negro, el levantino que representa a los “miles” de las organizaciones sociales (principales damnificados del recorte que se viene).
Nunca es demasiado tarde para que La Doctora se ponga seria. Y adopte categorías inusuales de estadista.
Al extremo de elevar, hacia la docilidad del parlamento, La Ley de Convivencia en Manifestaciones Públicas.
Trata la regulación de la protesta social. El mero planteo espanta a los progresistas de decepción lenta (pero decepción al fin).
Los que prefieren participar de la euforia irresponsable que brindan las “buenas”.
Pero suelen ponerse ostensiblemente críticos cuando arrecian las “malas”.
La receta es tradicional. Consiste en anotarse con entusiasmo a la hora del reparto. Para distanciarse cuando llega la hora del recorte.
Entran en lógicos conflictos con su público. Un choque con la realidad. La que se vuelve, de pronto, antagónica, al menos con los “deseos imaginarios” (al decir de Sebrelli).

Al comprar el discurso que venden, les cuesta coexistir con los cambios obligados.
Con las marcas que impone la pestilencia de la real-politik.

Osiris Alonso D’Amomio
Director – Consultora Oximoron

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El desangradero

El espejo del cristinismo es Venezuela. Lo confirma el último informe reservado de Oximoron.
El espectáculo del caos venezolano representa la imagen anticipada del porvenir inmediato. Pero no se lo dice ni se lo acepta. Ni siquiera se lo piensa.
El extinto Hugo Chávez dilapidó la ventaja geopolítica que le brindó el flujo permanente del petróleo. Pese a la inagotable riqueza natural, hoy Venezuela se desangra entre la anarquía y la disolución.
Otro extinto, Néstor Kirchner, El Furia, supo dilapidar también la irrepetible oportunidad geopolítica que brindó la soja.
Aquí su heredera, La Doctora, contribuyó también para agigantar la estricta visión del desperdicio.
Pero Argentina, al contrario de Venezuela, aún está a tiempo de evitar “El desangradero” (título que se toma prestado de la gran novela homónima de Federico Moreira).
A través de la presidencia inepta de Nicolás Maduro, Venezuela marcha hacia el desmembramiento social. Consecuencia lógica de las alucinaciones desastrosamente hegemónicas de Chávez.
Se asiste al enfrentamiento desigual entre los jóvenes resistentes. Hartos, catalogados como “fascistas” por el régimen, que signan su rebelión con el formato de las guarimbas (aquí piquetes). Contra los represores democráticos de las fuerzas de seguridad, controlados sustancialmente, según nuestras fuentes, por la inteligencia cubana. En combinación con los militantes francos, y con los desposeídos que luchan por mantener su idea revolucionaria. Abrumados, todos, guarimberos y bolivarianos, por el desabastecimiento y la especulación. Por la división de una sociedad que se desgarra hasta el infinito. Entre brigadas civiles de autodefensa y grupos oficialistas de choque. Para prevenir las guarimbasLos reclamos sectoriales, con creciente violencia, imposibilitan el romanticismo de cualquier diálogo. Marcan la impotencia del sistema multilateral que debe recurrir al Papa. La inutilidad compartida de la OEA, y de Unasur, el invento chavista de sustitución, que patrocinó Lula y arrastró al subcontinente entero.

Control de la calle

En un rapto de sensatez, ante la Asamblea legislativa, La Doctora reclamó el 1° de marzo La Ley de Convivencia. A los efectos (bastante seductores para las capas medias) de acabar con los obstáculos cotidianos. Los que impiden el constitucional derecho a circular.
El objetivo real consiste en asegurarse el control de la calle. Por lo tanto hay que evitar por fin los cortes (las guarimbas) que el kirchnerismo facilitó precisamente durante once años. Cuando la protesta aún era honorable y no debía criminalizarse. Pero, por la dinámica del desgaste, adquirieron la modalidad del bumerang. Hasta volverse pesadamente en contra. Con un margen de violencia que admitiría la despreciable represión. Algo que El Furia, en vida, siempre quiso evitar.
La ley consta de 34 artículos. De aprobarse, las autoridades dispondrán de la competencia (ilusoria) para calificar una protesta como legítima o ilegítima.
ley es, aparte, preventiva, y por lo tanto es necesaria para controlar las protestas que se vienen. Consecuencia del ajuste irremediable.
Es clave, también, para entender el fortalecimiento del general César Milani.
Más que la Gendarmería (en problemas), o la policía (cada vez menos confiable) emerge el Ejército como garantía para mantener el control de la calle. Y evitar los desbordes anunciados, como los que se registran en Venezuela, con el respectivo destino de desmembramiento social y vigencia imperial del narcotráfico.

Espejo bolivariano

Para Oxímoron, corresponde entender las razones estratégicas del cristinismo a través del espejo bolivariano. Y del descontrol temible de la calle.
Sólo a partir de esta constatación debiera analizarse la “Ley de convivencia en manifestaciones públicas”. Para regular tardíamente las protestas. En la práctica, para criminalizarlas.
El sinceramiento económico -aunque se evite la palabra ajuste- admite prever que las protestas, en la Argentina, tienden a multiplicarse. A medida que se consagren las nuevas medidas. Los próximos recortes de subsidios. Con los estancamientos de los planes sociales.
Con el avance de la inflación, los planes se tornan insignificantes, y serán motivos de movilizaciones.
Desventuras que tienden a reducir aquello que los técnicos, con su técnica frialdad, denominan el gasto público.

En otro rapto de usual perversidad, La Doctora instruyó que la ley fuera presentada por los diputados más emblemáticos. Comprometidos con la virulencia categórica del cristinismo. Como Carlos Kunkel, El Sopapeado, y la señora Diana Conti, La Frepasista, a los que debe sumarse el peronista Díaz Bancalari, un nicoleño de progresismo relativo, como el de los chaqueños Pedrini, de apellido histórico, o la señora Sandra Mendoza, ex de Capitanich, El Premier.

El factor Milani

El factor Milani (I): por primera vez en 30 años un militar tiene cuotas de poder real.

escribe Oberdán Rocamora

El control de la calle

En Egipto, Bolivia, Túnez, Argentina o probablemente pronto en Venezuela, lo que derriba gobiernos es “la calle”.
Es la lección positiva que dejó Néstor Kirchner, El Furia. La necesidad de mantener controlada “la calle”. E impedir que el adversario sea quien la ocupe.
El Furia invirtió dinero en abundancia del Estado para compartir la calle con los sectores inofensivos de la izquierda. Fue a través de las “organizaciones sociales”. Padecimiento organizado, adicto al arte de aferrarse al presupuesto.
Aparte entonces contaba a su favor con el espectro de Hugo Moyano, El Charol. Y con el encanto de la negritud disuasoria.
No iba a ser nada fácil disputarle “la calle” a Kirchner.
Pero el primero que lo atormentó, hasta el desequilibrio, fue El Ingeniero Blumberg. Aquel que convocó cientos de miles de inseguros portadores de velitas.
A Blumberg, El Furia logró controlarlo con leyes y billetes. Llegó hasta a exhibirlo en aquel penoso Corsódromo de Gualeguaychú.
Hasta que ocurrió el (auto) devastador conflicto del campo. Cuando hubo que recurrir hasta a la trompada previsible de Luis D’Elía, El Falso Negro Levantino.
Y después fue la ocupación trágica del Parque Indoamericano. Resuelta por el bolso mágico y el banco móvil del teniente coronel médico Sergio Berni, El Licenciado Serial (que tiene mucho que ver en la miniserie que hoy se inicia).
En adelante se registraron los sustanciales cambios en el área cosmética de la Seguridad. Se le concedió el poder inusual a la Gendarmería, que irritó a la Policía (y también al Ejército, aunque aún no contaba).
Emergía Gendarmería como la fuerza geisha del cristinismo (Ver “Gendarmería para la Victoria”). Hasta que al cuerpo le estalló la propia crisis que asustó al gobierno desprevenido hasta el espanto.
Era tarde, aparte, para entregarse a la policía. Contenía el flagelo del conflicto que estallaría definitivamente en el último diciembre, en la vanguardia de Córdoba. Para expandirse.
Con el marco desolador, como paisaje brutal, de la estrategia triunfal del narcotráfico. Y con las catástrofes del gobierno inepto, a la deriva, surcado por la mala praxis y atemorizado por el presagio del mal final.
Desde entonces, el Ejército es la única fuerza en que confía el cristinismo. O sea, para ser rigurosos, Carlos Zannini, El Cenador, La Doctora y a veces Máximo, En el Nombre del Hijo.
Es en el Ejército donde persiste el General inquietante. El Seductor de Sexagenarias. Casi carismático, poco escrupuloso, de ascenso irresistible. Acumula cadáveres en los placares, pero ya supo proporcionar muchos más servicios de los necesarios.
Está encuadrado, es “del palo”. Enternece hasta a la señora Hebe de Bonafini, La Comandanta, improvisada como entrevistadora.
Supo desgastarse en el periodo de los méritos y en la tensa eliminación de competidores.
Y se pronuncia, por si no bastara, a favor de “la causa nacional”. A la que pone el Ejército a su disposición.
En un cierre circular, llegado el caso, ya transformado en el Jefe de Estado Mayor, el Teniente General César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani asegura la movilización de tropas para sostener al gobierno. Apenas hay que darle todo lo que pide. Tragarse sapos. Y bancarlo.

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La Doctora, Massa y la planta permanente

CHARLA EN SEVRES (I): La interna peronista de la provincia inviable de Buenos Aires y el complemento de los radicales rebozados de progresismo.
por Jorge Asís

Un grupo inicial de argentinos, con algún otro exponente latinoamericano, junto a sus respectivas parejas francesas, se reunieron en una casa elegante de Sevres, respetable banlieu situada a diez km de París. Fue para escuchar durante cuatro horas al director del Portal JorgeAsísDigital. Interesados en la indagación de la actualidad política argentina, de cara a las elecciones legislativas. He aquí la primera parte del resumen de la exposición. Es de esperar que transcurra sin ninguna impureza propia de toda desgrabación. Claudine Pons-Grévy

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