En estos días el terrorismo se yergue como la gran amenaza a nivel planetario, principalmente de la mano del Estado Islámico (EI) (o ISIS) y sus famosas decapitaciones. Hay miedo y preocupación. Las amenazas se multiplican. Van orientadas sobre todo a quienes forman parte de la coalición internacional que hoy bombardea sus posiciones. Hace unos días Irak descubrió un plan del EI para atacar en los subtes de París y Nueva York, y el propio grupo expresó la intención de atacar iglesias, comisarías y ayuntamientos en España. Por otra parte, mal presagio en Libia, donde una ciudad de 75.000 habitantes juró lealtad al grupo.
Obviamente este tema no pudo ser obviado en la 69ª Asamblea General de Naciones Unidas, con sede en esa última ciudad, inaugurada el día 24 de septiembre y finalizada el martes 30.
El primer día, el Presidente norteamericano sentenció que el único lenguaje que entiende el ISIS es el de la fuerza y planteó una estrategia de combate al grupo extremista. Asimismo, la campaña #notinmyname tuvo un rotundo efecto mediático en el sentido de concientizar que la comunidad islámica a nivel mundial en nada avala los desmanes provocados por el ISIS en Medio Oriente y que, por otra parte, eso no es Islam. Continuar leyendo