La inflación, como cualquier otro fenómeno económico, ha sido explicada en sus causas por diversas teorías. Sin embargo, a esta altura es reconocido como verdadero que cuando se observa un proceso generalizado y sostenido de aumento en los bienes y servicios estamos frente a una expansión en la cantidad de dinero. ¿Qué significa esto? Que la inflación tiene orígenes monetarios, es decir, que uno debe enfocar sus miradas al Banco Central cuando desde la política se tiene la intención de solucionar el problema.
La fenomenal emisión monetaria de las décadas del setenta y ochenta del siglo XX tuvo como consecuencia niveles de inflación del 400% anual promedio, entre 1974 y 1991. Esos niveles altos de inflación generaron cuatro cambios de signo monetario, eliminando 13 ceros de los billetes; el proceso terminó en la hiperinflación de 1989 con un incremento anual de precios mayor al 5.000%.
Desde 2007 los precios en Argentina han subido, aproximadamente, un 330%, o sea más de cuatro veces. En el mismo período la cantidad física de dinero (base monetaria) creció un 365%, es decir, unas cuatro veces y media. Una gran parte de todo este dinero emitido fue a financiar el gasto público del Gobierno Nacional.