“Hay que reducir el déficit, no hay plata”, sostiene el Gobierno, con una obstinada ceguera, mientras despide a 11 mil trabajadores públicos cuyos salarios están contemplados en el presupuesto 2016. La crisis heredada se ahonda y golpea a los trabajadores. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los despidos del sector privado llegan a 55 mil y totalizan 120 mil sumando al sector público.
A pedido de las cinco centrales de trabajadores, el Congreso debatirá la ley de emergencia ocupacional, que plantea congelar los despidos entre seis meses y un año, pero el presidente Mauricio Macri prometió vetarla, porque agravará el problema. ¿Por qué la crisis la deben pagar los que menos tienen y no los que multiplicaron sus fortunas a costa de la corrupción y de políticas que los han favorecido en extremo?
Los bancos han tenido tasas de ganancias únicas en el mundo, que llegaron al 54% en el 2014 y las operaciones financieras no pagan impuestos. La impunidad con la que operan no tiene límites y junto al sector energético y la telefonía digital ganaron fortunas por sus constantes aumentos y la falta de inversión.
¿Por qué el Gobierno no plantea un bono de emergencia? Por el contrario, la habilidad de Macri ha sido satisfacer las demandas de los sectores más pudientes y de los fondos buitre, a quienes pagó 9.300 millones de dólares, y cumple con los que compraron dólar futuro (como Nicolás Caputo, José María Torello o Miguel Matías Galuccio, entre otros) al pagarles 46.500 millones de pesos. Continuar leyendo