Si algo es constante en la gestión K es la tremenda capacidad de Cristina Fernández de Kirchner para sorprender. Es más, cada vez que sorprende, redibuja el tablero. La designación de Carlos Zannini como compañero de fórmula de Daniel Scioli, con la consiguiente desaparición de la carrera presidencial de Florencio Randazzo, obliga al PRO a repensar su estrategia. Hasta hace dos días todas las encuestas mostraban a un Mauricio Macri como el candidato singular más votado en escenario de PASO. Hoy, como único candidato del FPV, Scioli ocuparía ese lugar. Y esto resulta complejo para la dirigencia del PRO. Sólo bajando las candidaturas de Ernesto Sanz y Elisa Carrió podría Macri tener alguna posibilidad de disputar esa cucarda. Y quizás una decisión de semejante magnitud podría hacer temblar la estructura de Cambiemos y destruir su propósito original. Continuar leyendo