La reciente Cumbre del Mercosur, tras una larga serie de postergaciones, deja un balance que merece cuidadosa reflexión. De los extensos y variados comunicados de la reunión, la agenda política parece haber opacado los propósitos comerciales a punto que dio la impresión que los objetivos del Tratado de Asunción, documento básico del proceso de integración, se encontrarían lacrados en un cajón. No hubo ningún acuerdo relevante de orden económico.
El Comunicado Conjunto del Consejo Mercado Común es básicamente una lista de buenos propósitos comerciales donde cada país incluyó, como en un catálogo, los puntos que más le interesan. Sin embargo, se eludieron los temas centrales para revitalizar de manera efectiva la integración subregional.
A más de 25 años del objetivo de crear un Mercado Común, los resultados son todavía desilusionantes. La escasa relevancia de la reunión de Caracas, que pareció un espejo de Unasur, fue puesto en evidencia por el Presidente del Uruguay, José Mujica, al sugerir como alternativa a futuras reuniones el uso del teléfono.