A comienzos de este año entró en vigencia el nuevo impuesto a los autos de alta gama creado a través de la Ley 24.674, que establece un gravamen del 30% para los vehículos nuevos que cuesten entre $ 170.000 y $ 210.000, y del 50% para los que tengan un valor superior. Este impuesto, que estaba destinado a desalentar las importaciones de automóviles, terminó afectando los precios de casi todos los vehículos, provocando una importante caída en la venta de las empresas automotrices.
La baja en el nivel de actividad del mercado automotor hizo que varias empresas suspendan a su personal, anticipen vacaciones y recorten turnos para atenuar el efecto negativo que les generó la menor demanda. En enero de este año, casualmente el mes en el que comenzó a aplicarse este impuesto, la producción de autos bajó un 17,9% interanual, y las ventas de automóviles nuevos cayeron un 19,5%, según datos de ADEFA.