A lo largo de la campaña, Mauricio Macri insistió en que no iba a convalidar ni la violación de derechos humanos, ni la persecución ideológica, ni la violencia política en Venezuela. Por su parte, Lula Da Silva, ex Presidente de Brasil, sugirió que Nicolás Maduro, actual gobernante de Venezuela, debe entender que la democracia consiste en abandonar el poder cuando corresponde.
Maduro, en un reciente discurso ante militares, sostuvo que en su país se está librando una “guerra no convencional” tras haber perdido las elecciones legislativas el pasado 6 de diciembre. Convocó a la movilización de las fuerzas armadas para resistir a la mayoría que adquirió la oposición en la Asamblea Legislativa y dijo: “¡A costa de nuestra propia vida, no lo voy a permitir!”. Maduro pidió ayuda a los militares para “defender a la patria” de quienes le ganaron democráticamente por el voto popular.
Yo soy un hijo de la democracia. Nací en democracia y pretendo vivir toda mi vida bajo una democracia republicana que ofrezca garantías para el que piensa distinto, que cuide a las minorías y que ponga a las instituciones por encima de los intereses políticos de turno. Lamentablemente Venezuela hace muchos años, en nombre de una revolución popular, fue concibiendo un Estado liberticida que atropelló a quien piensa diferente; llegó así a extremos tan absurdos como la ley resorte, la lista Tascón o el encarcelamiento de Leopoldo López. El hecho de que haya elecciones es condición necesaria pero no suficiente para hablar de democracia y en Venezuela hace tiempo que la competencia se da en una cancha inclinada. Continuar leyendo