Desesperados

Daniel Muchnik

El aluvión de emigrados, camino al norte de Europa, ha despertado los viejos prejuicios europeos. Los de los nacionalistas neofascistas que argumentan la presencia de los que escapan como una plaga peligrosa. Basta ver las fotos de las acciones policiales y civiles en distintos puntos de la ruta hacia el norte. Hay varias imágenes de los “custodios del orden” frenando a detenidos en una zona especial y apaleándolos frente a la menor protesta.

Hay civiles mezclados entre los uniformados que patean a los que quieren proseguir. Una sola foto de lo que sucede impacta, con la misma repercusión de otras imágenes dolorosas. La policía apresa sobre los rieles de un tren a un extranjero a quien acompaña su esposa y una hija. El hombre llora con desesperación y se ha orinado en los pantalones.

Los prejuicios contra este aluvión humano también han circulado por las redes sociales. “Su destino es el interior del África”, escribió uno. “Pueden ser combatientes del Califato disfrazados”, dicen otros. Y uno, que impacta: “Hay que mandarlos a los países musulmanes en el Asia rusa”. En la búsqueda del norte, hacia el paraíso, Hungría se ha portado con maldad. No así los países balcánicos y Austria, tras la odisea de cruzar el mar.

Finlandia ofreció su territorio para alojarlos. Y Alemania sabe que gran parte de lo que fue la zona comunista está deshabitada (solo dos ciudades tienen esplendor), las fábricas paradas, desocupación. Pero creando incentivos para dar trabajo podrían poner en movimiento a los recién llegados.

Los corridos por la guerra en Siria, Afganistán junto con Irak solo están afirmados al suelo de la ruta que tomaron en las décadas del cincuenta, del sesenta y del setenta turcos desesperados, españoles con hambre, portugueses sin destino, italianos desocupados, griegos que perdieron la brújula. Solo en búsqueda de trabajo, techo y cuidado estatal. Hoy son muchos los que tratan a los que se trasladan como si fueran terroristas peligrosos.

Un absurdo que ya resulta peligroso. El Papa ha rogado ayuda para ellos. Gran parte del mundo mira el horizonte creyendo que es un problema solo de Europa. Y no es así. En muchos sentidos todo Occidente, lo mismo que Rusia y China tienen responsabilidad directa.