Los unos contra los otros

Fernando Morales

Semana particular la que dejamos atrás querido amigo lector. Copiosos ríos de tinta; interminables minutos de imagen televisiva y una catarata de sonoras emisiones radiales, han permitido que hasta el ciudadano más distraído tome conocimiento que algo está pasando en la siempre pendular relación entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

A partir de la denuncia de una diputada nacional, el juez Claudio Bonadío intenta establecer si una empresa propiedad de la Jefa de Estado se fue más allá de la banquina…. Mientras realiza su tarea el juez es agresivamente atacado por los investigados y funcionarios varios dependientes del PEN ; se pide su jury de destitución y asimismo es denunciado penalmente por algo parecido a lo que se encuentra investigando. También es acusada penalmente la parte acusadora e incluso la testigo principal del caso.

Un grupo de senadores de la nación (28), en un poco ortodoxo “trámite parlamentario”, firma un compromiso en el que acuerdan no dar quorum para una aún no convocada sesión en la que se designe al sucesor de un juez supremo que aún no se fue. La respuesta oficialista no fue una réplica política sino una acusación penal por “sedición”. Por si los lectores más jóvenes no recuerdan el término, sedición era lo que hacían los jóvenes idealistas de los 70; los hijos de algunas de las madres (no de todas claro está) los montoneros, erpianos y toda esa lacra que arruinó buena parte de la vida de mis contemporáneos.

Cabría válidamente preguntarse, ¿por qué debieron firmar un pacto?, ¿no alcanzaba con realizar los procedimientos legislativos habituales; incluido el ausentarse del recinto para impedir la sesión?

El nivel de virulencia en los intercambios verbales o epistolares entre los distintos acusadores y acusados es realmente inédito; parecería ser que los protagonistas dejaran alternativamente de lado sus importantes roles institucionales y bajaran a la tribuna de los programas televisivos de chimentos en los que personajes mediáticos de distinta talla exponen sin tapujos sus grandezas y miserias más extremas. La diferencia claro está, radica en que estos contendientes no bailan por un sueño pero nos están metiendo en un verdadero… “baile”

Ayúdeme, querido amigo, con un análisis muy primitivo pero propio de quien no entiende mucho acerca de la arena política nacional; barajemos algunas de las posibilidades que pueden emerger de la actual coyuntura:

a)      La Presidente de la Nación es titular de un grupo empresario al que se le comprueban gravísimas irregularidades relacionadas con lavado de dinero. Todas las denuncias parlamentarias y mediáticas en su contra son ciertas… o es todo mentira

b)      El juez que investiga a la empresa de la Presidente esta corrompido y solo busca un golpe de estado judicial y cegado por sus minutos de fama, está excediendo sus funciones… o lo quieren ensuciar porque molestan demasiado sus investigaciones

c)       La diputada y líder de una parte del arco opositor realizó una denuncia temeraria, sin fundamento alguno y para ello cuenta con el testimonio de una ex funcionaria mendaz en sus declaraciones judiciales… o está totalmente en lo cierto

d)      Todos tienen algo que esconder y algo de lo que arrepentirse, o todos son personas intachables.

Para no enredar mucho la cosa, le dejo a Ud. la tarea de hacer- a partir de estas variables básicas- todas las combinaciones y permutaciones posibles; eleve a los altares a unos, demonice a otros, cambie luego los roles y verá que haga lo que haga, invariablemente la conclusión será terriblemente nefasta; sea quien sea el que nos mienta las consecuencias deben hacernos reflexionar.

Buenos no tan buenos, malos no tan malos; millonarios representantes de los más desposeídos enfrentando a aspirantes a las ligas mayores que rompen sus precarias alianzas antes de jugar el primer partido; actores de reparto en cada bando colaborando con la mediocridad general; pero ninguno con la menor intención de aportar ni tan solo una chiquita, pequeña, diminuta idea sobre que hacer con el destino de la patria.

Entre los unos y los otros, millones de personas que inician cada día con la ilusión de un futuro mejor y que se conforman agradeciendo a Dios si consiguen volver a ver por la noche a sus familias en condiciones más o menos similares a las que tenían cuando se despidieron por la mañana.

Según avance el calendario electoral, nuestros cinco sentidos no serán suficientes para asimilar lo mucho que leeremos y oiremos. Como nunca antes los veremos en acción, intentando destruirse a como dé lugar; también negociando si la ocasión lo amerita. Como le dije, querido amigo, los unos y los otros. Los unos contra los otros o los unos pactando con los otros. Fuera de la cancha esperando el final de la contienda, los eternos perdedores. Ud., yo, nosotros.