Sueldo en rojo para ellas

Francisco Quintana

El mismo trabajo, pero con distinto salario es la regla entre varones y mujeres en la Argentina.

La desigualdad salarial es uno de los problemas más importantes y persistentes que hoy afecta la calidad del empleo de las mujeres. Es un fenómeno complejo y multidimensional y conocerlo y difundirlo es un paso fundamental para solucionarlo.

En la Argentina, la brecha salarial anual entre mujeres y varones es del 27%, esto quiere decir que en igual condición laboral, si la remuneración en un año fuera de de $1000 para el hombre, la de la mujer sería de $730. Esta situación indignante deviene en una clara discriminación, puesto que representa un incumplimiento de la Constitución que establece la regla de “igual remuneración por igual tarea”.

Sin embargo, ésta no es la única inequidad que deben afrontar las mujeres en el ámbito laboral. En nuestro país la tasa de actividad, es decir la cantidad de personas que trabajan efectivamente en relación a las que están en condiciones de hacerlo, en el caso de los varones es del 74%, mientras que en el de las mujeres ronda el 48%. De este porcentaje, casi la mitad de las mujeres lo hacen en situación de informalidad, sin protección social.

La simple observación de estas cifras lleva a resaltar los estereotipos implícitos que predominan en nuestra sociedad y que constituyen razones de índole cultural que perpetúan a lo femenino como inferior y legitima con ello su dominación, opresión y subordinación.

El denominado “techo de cristal” que imposibilita a las mujeres al ascenso a puestos de responsabilidad, la infravaloración de su trabajo y su preeminencia en trabajos temporales con reducción horaria son algunas dimensiones que subyacen a la diferencia salarial.

Las características del fenómeno y sus facetas obligan a considerar que cualquier intervención dirigida a reducir la desigualdad entre mujeres y varones requiere enfoques integrales, con responsabilidad compartida entre trabajadores, sindicatos, empresas, partidos políticos y gobiernos.

En este camino, desde la Legislatura impulsamos el 22 de abril como el “Día de la Igualdad Salarial“. Esta fecha es reflejo del período extra de días que deben trabajar las mujeres para obtener la mismas ganancia salarial que los varones obtuvieron el año anterior.

Así, Buenos Aires se convierte en la primera ciudad latinoamericana con normativa destinada a la sensibilización, concientización y comunicación a la sociedad sobre la realidad salarial de las mujeres.

Consolidando estrategias orientadas a la igualdad de oportunidades, a la formación en el trabajo en condiciones igualitarias de acceso garantizando también el derecho fundamental a la promoción profesional entre varones y mujeres, es que podremos garantizar una plena democracia.

Necesitamos forjar entre todos una nueva forma de ver al otro, para construir juntos una ciudadanía que se comprometa con un país más igualitario.