Diez maneras de motivar la lectura en los niños

Ismael Cala

A pesar del desarrollo de las redes sociales y los medios electrónicos de comunicación, considero que el libro sigue siendo un arma esencial para la cultura y la educación humanas.

La nobleza y la relevancia de un libro nunca formarán parte del pasado. No importa que algunas mentes adormecidas por la tecnología lo consideren un objeto anacrónico, solo con valor museable.

Fomentar el hábito de lectura se convierte hoy, más que nunca, en una tarea impostergable, sobre todo en niños, desde las edades más tempranas. Incluso cuando no hayan aprendido a leer. ¿Cómo? Leyendo para ellos.

Hoy comparto diez técnicas que motivarán al niño y, a la vez, permitirán que cuando le leamos, lo hagamos de una manera más entretenida y provechosa.

-Leerle diariamente en voz alta, pero con medida, sobre todo antes de dormir.

-Permitir que el niño tome el libro en sus manos y que él mismo cambie de páginas si lo desea.

-Leer con intenciones, interpretar personajes, utilizar gestos, aprovechar los sonidos onomatopéyicos.

-Si el niño se ríe, esperar a que termine para continuar con la lectura.

-Si la familia es bilingüe, no leerles nunca en el idioma de la escuela.

-Si no le gusta la historia y el niño se aburre o prefiere dormir, dejar de leerle.

-Permitir, dentro de lo posible, que seleccione la historia que desea escuchar.

-Hacerle preguntas sobre la historia, para tener una idea de su nivel de comprensión y, a la vez, estar preparados para responder cualquier pregunta.

-Comparar la historia y los personajes del libro, cuando sea posible, con la vida real, con el ambiente que rodea al niño: personas conocidas, familiares y hasta mascotas.

-Explicarle la puntuación. Si el niño ya es capaz de leer, hacerlo juntos, un rato cada uno.

Günter Grass, premio nobel de literatura y autor del clásico El tambor de hojalata, comparte una bella idea: “No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee”.

De nosotros depende que podamos disfrutar de ese hermoso espectáculo. Para lograrlo, estamos en la obligación de promover entre los menores el hábito de la lectura; por supuesto, sin pretender aislarlos del andamiaje tecnológico de estos tiempos.