Cutzarida, te pido disculpas

Luis Novaresio

Acabo de entrevistar al actor Ivo Cutzarida en Infobae TV. Por casi media hora. Empiezo por donde debe ser: le pido disculpas.

Con sinceridad y de corazón. No por lo que piensa  respecto de cómo abordar el tema de la seguridad. Porque, en mucho, no lo comparto. Sino por haberlo prejuzgado. Por haberlo “condenado” con mi opinión pública sin antes escucharlo como hice en esta entrevista.

Lamento haber caído en algo que tanto suelo criticar que es la intolerancia como modo de relacionarnos. Estoy convencido de que estos tiempos serán recordados también por la incapacidad de escuchar al que piensa distinto y considerarlo, sin más, como un enemigo al que hay que derrotar. Eso también forma parte del relato de estos días. Yo soy la patria y la verdad, proponen unos, sin más mérito que el transitorio poder. Ustedes, los traidores y los mentirosos, agregan. Puro autoritarismo.

Creo sí en una división de base  en la democracia: entre los ciudadanos que creen en la ley y en el respeto por ella y los que no. Ahí sí hay una grieta. Entre los que defienden la organización de un estado de derecho y los delincuentes. Cutzarida dice en esta nota que respeta el código penal,  que merece se aplique al menos como está, que haya jueces expeditivos que hagan pesar la ley sobre el que la viola y que un sistema penitenciario en serio garantice el cumplimiento de las penas. Y eso hace que él y yo (nosotros) nos paremos en el mismo lugar de la convivencia racional de un estado moderno. Sea en Argentina, en Suecia o donde sea. En realidad, en donde se respete la ley como ordenador social de la convivencia pacífica.

No estoy a favor de la pena de muerte, no quiero salir a cazar chorros, no ando ni quiero andar armado para hacer justicia por mano propia, le dijo a Infobae este actor. Con eso me alcanza para aprender a escucharlo. No sé si a coincidir sobre los pasos a seguir. Pero sí a escucharlo en serio: con la convicción de que alguien que luce tan opuesto a mí pueda tener parte de la razón.

No creo que ayude ante este momento de inusitada violencia y pasmosa inacción de los inquilinos del poder (¡son ustedes, funcionarios voluntariamente asumidos para gobernar,  los responsables de que el simple ciudadano legítimamente asustado asuma el debate que, ustedes tampoco,  saben dar!) usar expresiones de “meter corchazo”, “volar los sesos” o “hacer pelota” a quien sea. Aunque sea un delincuente. La violencia verbal necesariamente desemboca en la física. Cutzarida fue violento en sus formas. Y, en esta nota, pide también disculpas.

No son reales las hipótesis que plantean “si a tu hijo lo está por matar un chorro, ¿vos qué harías? Porque alguien con una elemental cuota de humanidad tomaría con sus manos al asesino de su hijo y porque eso está ya previsto en el código penal como causal de no sanción al padre que defiende a su sangre. Es una chicana barata reducir el debate de la inseguridad a esta maliciosa metáfora ¿Y si el asesino, no la víctima, y si el asesino fuera tu hijo?, le pregunté a Cutzarida. “Prefiero ver morir a mi hijo antes que él mate”. Tampoco allí coincido con él. Pero lo escucho. Y pienso sobre ello.

No es justo que nosotros los periodistas sometamos a un coletazo de rating y calentura un tema central como la inseguridad. Ni que creamos que un televoto resuelve el sentir popular sobre la cuestión o encuentra salida a esta situación espantosa. Eso es demagogia. Tanta, y lo digo con autocrítica, como la que les reclamamos a los políticos.

Sí sé que luego de escuchar a este hombre de mi misma edad, late en él el sentir de muchos (no sé cuántos) nacido de la angustia por perder la vida o algo muy querido ante un panorama del estado organizado que sigue mirando para otro lado. Y aunque fuese un sentir de pocos ( no lo creo), la democracia es el sistema de gobierno de las mayorías con estricto respeto de las minorías.

Pido disculpas por no darme cuenta de que un actor con quien no comparto miradas y opiniones detona en la conciencia de muchos la necesidad de debate. Quien quiera oír, que oiga.