Corrupción: la gran pandemia de nuestros tiempos

María Belén Chapur

Vivimos en un mundo plagado de corrupción. Manejado por unos pocos , en desmedro de unos muchos. Pareciera que ya no hay ideales sino necesidades, y que todos quieren llegar al poder para usufructuarlo, teniendo como único fin el de enriquecerse. Quedan unos pocos idealistas que quieren ver a sus naciones entre las primeras y que pelean por ello, aunque esto signifique tomar medidas antipopulares que los condenen a no ser reelectos. Estos verdaderos patriotas están en extinción en el mundo de hoy. ¿Quién quiere gobernar para el largo plazo cuando será el corto el que lo mantendrá en el poder? Los problemas de fondo de muchas naciones no se arreglan ni en 4 ni en 6 años. Se destruye rápidamente, pero lleva años reconstruir.

Vale solamente observar este mapa del mundo coloreado que va del rojo oscuro al amarillo para entender por qué digo que la corrupción es una pandemia en el mundo actual. Los países en amarillo son los menos corruptos pasando por los que están en naranja hasta llegar a los de color rojo oscuro, los más corruptos.

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(Índice de Percepción de Corrupción 2013. Transparencia Internacional)

Transparencia Internacional es una organización no gubernamental con sede  en Berlín, Alemania, encargada de elaborar este mapa y publicar desde el año 1995 , en forma anual , el Indice de Percepción de Corrupción a nivel mundial. Realiza un ranking entre los distintos países del mundo que va del puesto 1 al 175. Clasifica a las naciones según la percepción  de corrupción en el sector público. Su metodología se basa en encuestas llevadas a cabo entre personas de negocios. Define la corrupción como el abuso del poder por parte de las autoridades para beneficios privados  que finalmente perjudica a todos. Los puntajes van del 0 al 100 siendo los menos corruptos aquellos cercanos al 100.

Ningún país tiene 100 puntos quedando totalmente libre de corrupción. Los primeros puestos los ocupan Dinamarca , Nueva Zelandia , Suiza, Finlandia, Suecia, Holanda, Noruega, Canadá, siendo 91 el puntaje más alto. Entre los últimos puestos encontramos a  Corea del Norte , Somalia y Afganistán , con 8 puntos.

Lo interesante de este índice es ver cómo los países que tienen mayor grado de corrupción tienen una mayor inequidad en la distribución de la riqueza, son más pobres y padecen más violencia. Sus gobiernos llegan a través del voto popular en una gran mayoría de los casos, pero rápidamente promulgan leyes con la finalidad de concentrar poder para así gobernar como les plazca, con total impunidad. Ponen el poder a su propio servicio, en vez de ponerlo al servicio del pueblo que los ha votado. Los ingresos per capita de estos países son de los más bajos, van desde los 600 dólares anuales en muchos países africanos hasta los 15000 dólares anuales en otros tantas partes del mundo incluidos la mayoría de países latinoamericanos. Mientras que los países menos corruptos gozan de ingresos per capita que van desde los 25000 hasta los 60000 dólares anuales.

Otro dato interesante es que todos los países que se encuentran atravesando guerras internas o sufren actos de violencia o revueltas como ser Siria, Sudán , Sudán del Sur, Libia , Corea del Norte, Afganistán, Venezuela, Ucrania, Yemen, Somalia, Iraq, son naciones que ocupan los últimos puestos erigiéndose como países más corruptos.

En estos años de elecciones, siguiendo con el tema de mi artículo de la semana pasada, los políticos seguramente alzarán como bandera la lucha contra la corrupción ya que tienen en claro que es un tema prioritario para la sociedad y que les va a sumar votos.  En tiempos de bonanza económica la corrupción se tolera más, pero cuando los vientos cambian, la sociedad se vuelve más estricta y menos permisiva.

No nos dejemos engañar por los cantos de la sirena. Para diseñar sus campañas, los políticos realizan encuestas con el fin de saber lo que la gente quiere, espera y piensa. En base a esos resultados, arman sus estrategias políticas y sus discursos. No hay que guiarse por lo que dicen, sino por lo que han hecho o hacen. A las palabras se las lleva el viento. Se deben observar resultados y evaluar. Si bien con sólo votar no alcanza, es una primera herramienta fundamental , en manos de la sociedad para elegir a sus gobernantes. No votemos por conveniencia sino con conciencia.

Si dejamos que la corrupción siga avanzando y multiplicándose con total impunidad, seguirá habiendo pobreza, violencia e inequidad en el mundo. Nos acostumbraremos a convivir con ella y seguirá propagándose hasta el último rincón. Es nuestra responsabilidad y está en manos de cada uno el no dejarse contagiar.