El misterio de las Seychelles

Martín Pittón

El informe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación, que depende de la Secretaría General de la Nación a cargo de Oscar Parrilli, detalla el itinerario completo de la gira presidencial que tuvo la sospechosa escala en las Islas Seychelles. En el documento, el organismo oficial informa que el viaje se hizo a bordo de una aeronave operada por la firma inglesa Chapman Freeborn matrícula D-AXTM. La matrícula informada por la Casa Militar pertenece a un Bombardier modelo BD-700-1A10 Global Express, que está matriculado en Alemania y presta servicios para la compañía FAI Rent-a- Jet con sede en Nüremberg; según informa su sitio web. Se recordará que en su momento, Cristina Fernández fue muy criticada por haber contratado a una empresa inglesa. Es probable que el gobierno se hubiera evitado la situación si alquilaba el avión a la firma alemana. Hoy, ya es un detalle menor.

En el sitio web de la FAI Rent-a-Jet se informa que el avión alquilado por Cristina Fernández de Kirchner en enero de este año entró en servicio en 2003 y puede llevar hasta tres pilotos para viajes muy largos. Desarrolla una velocidad de crucero de 900 kilómetros por hora. FAI Rent-a-Jet también informa que el Bombardier viene equipado con teléfonos satelitales, impresoras, bar, dos baños, sala de conferencias, televisión, DVD y espacio de trabajo y tiene un alcance de 11.140 kilómetros.

El diario británico The Sun informó en su edición del 3 de enero de 2013, que la Presidente argentina había alquilado un jet de lujo a una compañía inglesa Chapman Freeborn por 622.000 libras esterlinas, que equivalen a unos U$S 971.477 en la actualidad. Como se recordará, a principios de este año, la Fragata Libertad se encontraba retenida en el puerto de Ghana. Se justificó el alquiler del Bombardier ante la posibilidad que el Tango 01 fuera incautado por los “fondos buitres”.  El 7 de enero de 2013, la Secretaría General de la Presidencia informó a través de un comunicado de prensa: “Con fecha 26 de diciembre de 2012 la Dirección General de Consejería Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto aconsejó a esta Secretaría General la no utilización del avión Presidencial T-01, para dicho viaje, en razón de la postura agresiva de los fondos buitre con la Nación Argentina ya que era altamente probable el intento de reclamos, medidas precautorias o de ejecución sobre dicha aeronave”. Lo curioso y contradictorio, es que en el comunicado de prensa que se dio a conocer a través de la cuenta de Twitter de la Casa Rosada se afirma: “El T-01 se encontraba fuera de servicio por inspecciones obligatorias”. Es decir que la postura del gobierno ahora se contradice con la explicación que dio el mismo gobierno en enero. En aquel entonces, Cristina Fernández no viajaba el Tango 01 por temor a que corriera la misma suerte que la Fragata Libertad y ocho meses más tarde se dice que el avión presidencial se encontraba en tierra sometiéndose a inspecciones obligatorias. No se sabe cuál de las dos versiones oficiales es la verdadera.

El gobierno también ha sostenido que la escala en Seychelles insumió trece horas y media, lo que en realidad no contradice a Jorge Lanata sino al propio Boletín Oficial, que daba cuenta que la Presidente estaría en las islas del 21 al 23 de enero en su edición del día 10 de ese mes. Por esta razón, tiene sentido que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Seychelles le preparara una lista de lugares turísticos para visitar, pero si iba a permanecer algo más de mediodía ello no era necesario. En realidad es un dato menor si Cristina Fernández estuvo trece horas o dos días en Seychelles. Por ejemplo si la parada se debió a la realización de algún trámite o a la participación en alguna reunión, perfectamente lo pudo haber hecho sin ningún inconveniente, teniendo en cuenta que partió del aeropuerto de Mahe a las 17.25 horas.

El gobierno, a lo largo de los comunicados que ha dado a conocer y al raid mediático de Oscar Parrilli -usualmente un funcionario un muy bajo perfil-, nada ha dicho sobre dónde se alojó la Presidente durante las trece horas y media que estuvo en Victoria, la capital de las Islas Seychelles. Si bien el avión Bombardier alquilado a la firma inglesa tiene 3 camas de una plaza y otras dos dobles, Cristina Fernández no permaneció a bordo. “No era una simple escala de carga de combustible, sino que había que permanecer un tiempo mínimo de descanso de los pilotos, que significaba que la Presidenta debía abandonar el avión y alojarse por un lapso de tiempo en dicho lugar”, afirma el comunicado del gobierno. Sólo eso. No se menciona absolutamente nada sobre dónde se hospedó la Presidente o si fue mínimamente a conocer el centro de la ciudad. No hay mención alguna en el informe de la Dirección de Ceremonial y Protocolo difundida por la Casa Rosada que difundió con detalle todas las actividades de la gira. Esas trece horas y media siguen siendo un misterio.

Es paradójico porque si el gobierno quería aclarar la situación, terminó aportando más confusión y haciéndole un flaco favor a la Presidente. Pero desde la Casa Rosada prefirieron atacar a Lanata en vez de aclarar las actividades de Cristina Fernández. El comunicado es por cierto virulento y pone en evidencia la bronca del gobierno; pero no aclara nada sobre esas trece horas y media que oficialmente se sostiene que la Presidente estuvo en Seychelles. Todo sigue siendo un misterio por obra y gracia del gobierno. Sin embargo, el gobierno tomó un camino que al parecer no abandonará y en vez de desmentir a Jorge Lanata prefiere agredirlo llamándolo sicario. Es probable que en el mundo de las comunicaciones no haya otro caso que desde un organismo se agreda de tal forma a un ciudadano que se gana la vida como periodista. Ni en el Watergate la Casa Blanca fustigó de manera semejante al Washington Post o a sus periodistas. Si el gobierno entiende que lo difundido por Canal 13 no es cierto, lo que tendría que hacer es desmentirlo con información clara y sólida. Sin embargo, optó por difundir información que presenta varios puntos inconsistentes y tomó el camino de la agresión institucionalizada. Es cierto, no es la primera vez y los ejemplos abundan. Pero, probablemente, lo que llame la atención es el grado de virulencia que exhibe en esta oportunidad. Además, pone de manifiesto que el gobierno se siente encerrado después de la contundente derrota que sufrió en las primarias. En este sentido, es muy difícil pensar que la estrategia de comunicación que se puso en marcha desde la Casa Rosada vaya a devolverle al Frente para la Victoria los votos perdidos. Mientras tanto la escala en las Islas Seychelles sigue siendo un misterio que el gobierno no ha sido capaz de aclarar.