Más allá de las elecciones de Venezuela

Nicolás Albertoni

En medio del interés por las elecciones presidenciales en Venezuela que han marcado el centro de la atención regional; a inicios de este mes se desarrolló la III Cumbre de países de América del Sur y Países Árabes (ASPA). En la ciudad peruana de Lima participaron 12 representantes de países de América Latina y 22 de la Liga de Estados Árabes, y se sumaron más de 400 empresarios de ambas regiones.

 

Esta Cumbre birregional no debe pasarse por alto por varias razones. En primer lugar, Sudamérica hoy se encuentra en pleno esfuerzo por aprovechar una extraordinaria coyuntura económica regional buscando defender su posición como emergente. El tiempo de bonanza ya comienza a dar señales de alerta a través de los ajustes realizados por varios organismos internacionales para el crecimiento económico de la región.

 

Los Países Árabes atraviesan una nueva etapa en materia política y económica originada principalmente por las últimas revueltas. Si bien la cumbre tuvo un fuerte foco en los aspectos políticos; en este tercer encuentro se le ha dado un papel importante a la cooperación y el comercio.

 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reafirmó la necesidad de avanzar en la coordinación y la cooperación económica birregional. El canciller Antonio Patriota subrayó que, pese a la crisis económica, el intercambio comercial entre la región y el mundo árabe aumentó en más de un 100% entre 2005 y 2011, pasando de US$ 13.600 millones a US$ 27.400 millones.

 

En el caso de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner aprovechó una vez más para criticar al mundo desarrollado diciendo que las medidas de estos países no están haciendo más que agravar la crisis. La pregunta que bien vale ante esta afirmación es si Fernández se refiere a las mismas medidas que se aplican en Argentina, que originaron el llamado de atención de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

 

Perú mostró más claridad en su posición. Es de los pocos países latinoamericanos que avanza a buen ritmo para concretar un acuerdo comercial con el bloque de países árabes. El foco está puesto en el sector minero, donde hay proyectos que requieren más de US$ 50.000 millones.

 

Por otra parte, Perú es uno de los que mantiene mayor intercambio comercial con los países árabes. En 2011, el intercambio sumó US$ 105 millones, y para los próximos años se busca diversificar las exportaciones tanto para productos agrícolas, como del sector textil y pesquero.

 

Quedó en claro al cierre de esta cumbre que las dos regiones tienen intensión de trabajo en conjunto, pero aún la relación bilateral para ambos casos no es un tema prioritario. Menos de la mitad del total de los países participantes estuvo representado por su máximo líder de Estado.

 

Si bien el lobby bilateral que se da entre los países suele ser más importante que las declaraciones finales en este tipo de cumbres, en el caso del ASPA se volvió a notar una costumbre sudamericana: insistir en temas políticos que poco repercuten en nuestra realidad cotidiana.

 

Cuando se repasan las actas finales de cumbres en bloques asiáticos por ejemplo, no es común ver como centrales a temas exógenos a las realidades políticas inmediatas. No se acostumbra a insistir en repudios ni señales de entrometerse en temas políticos nacionales.

Seguramente lo anterior se base en aspectos culturales milenarios, pero hoy se transforman casi sin quererlo en eficiencia diplomática que contribuye con que los países se reúnen para ver cómo crecer en conjunto y no para repudiar, criticar y manifestarme gratuitamente sobre realidades lejanas.

 

Asimismo, esta Cumbre  ha sido muy positiva, y posiblemente marque una primera señal de esperanza para que la región, de una vez por todas, haga valer el comercio en su mirada hacia el mundo. La  nueva coyuntura económica y política en el mundo Árabe puede transformarse en una fuente de oportunidades para América Latina, siempre y cuando exista inteligencia para poder aprovecharlas.

 

La próxima Cumbre ASPA será en Arabia Saudí en 2015. Esperemos que, para ese entonces, exista una mirada común en Sudamérica que contribuya con mejores resultados y beneficien a la región como un todo.