Avatares del Plan Espacial

Roberto García Moritán

La Argentina ha demostrado interés en la actividad espacial desde 1960 y ha logrado contar con distintos centros científicos y tecnológicos de excelencia. INVAP ha adquirido prestigio, entre otros, en la construcción de satélites, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y CITEFA en la investigación y desarrollo de vectores espaciales. La misma Fuerza Aérea cuenta con una experiencia destacada. La intención del Plan Espacial es contar con una capacidad propia que permita poner en órbita satélites de producción nacional de hasta 250 kilos de manera confiable e independiente.

En este propósito se ha logrado el desarrollo de diversos proyectos de lanzadores espaciales de particular interés tecnológico siempre en concordancia con los lineamientos del Régimen Internacional de Control de Tecnologías Misilisticas a fin de asegurar que dichos desarrollos se enmarcan en objetivos pacíficos y destinados exclusivamente para actividades espaciales.

El reciente incidente en la plataforma de lanzamientos ubicada en Punta Indio del prototipo  Vex 1 A es normal en los ensayos de prueba y error que caracterizan a la tecnología espacial. Los datos del ejercicio permitirán el análisis de los distintos subsistemas para lograr una mayor coordinación y asegurar confiabilidad de las fases de lanzamiento. La experiencia es la primera de seis cohetes experimentales para perfeccionar el lanzador satelital definitivo. El prototipo tiene un largo de 14,5 metros y pesa 2,8 toneladas. Los motores y el sistema de propulsión son construidos en Falda del Carmen, Córdoba, que cuenta con una experiencia probada como lo demostró el proyecto Cóndor I abandonado en la década de los noventa.

La línea de los cohetes Tronador poco tiene que ver con el Cóndor. Se trata de lanzadores civiles e impulsados por combustible líquido. La intención sería que el Tronador II, de 33 metros y con capacidad de colocar satélites en órbitas polares a 600 kilómetros de la superficie de la Tierra, esté en condiciones de cumplir su primer cometido en el 2015.

Esta primera fase debería ser completada en el futuro con vectores de mayor capacidad ya que muchos de los satélites programados requieren de cohetes más potentes. Por ejemplo el satélite SAC-D/Aquarius, de 1500 kilos, fue puesto en órbita con un lanzador de la NASA.

Es importante que Argentina cuente con capacidad tecnológica propia como que pueda en el futuro ofrecer el servicio de lanzadores espaciales a terceros países interesados. Lo mismo en el suministro de satélites que son un instrumento cada día más necesarios para la observación meteorológica y la obtención de datos de utilidad para la actividad agropecuaria, pesca e hidrológica, entre muchas otras. Lo ocurrido en Punta Indio debe ser visto como un paso en la buena dirección.