¿Cuántas divisiones tiene el Papa?

Walter Habiague

La anécdota es repetida pero válida: “¿Cuántas divisiones tiene el papa?”, ironizó un despectivo Stalin cuando, en la conferencia de Yalta, Churchill sugirió invitar a Pío XII a las negociaciones de paz después de la Segunda Guerra Mundial. Pero la ironía final fue del papa Eugenio Pacelli que con la Democracia Cristiana frenó en Italia el poder del Partido Comunista.

Es un error común de quienes detentan el poder creer que la circunstancia que los hace poderosos es duradera. Por imaginar que lo circunstancial del poder será permanente, no advierten que lo único permanente es la autoridad que está por encima del poder. El poder real se desagrega del ejercicio de la autoridad, como un subproducto. Nunca a la inversa. 

La autoridad persuade y conduce a los pueblos y son éstos los que traccionan el poder hacia el centro de autoridad. Si el poder no lo entiende y no migra hacia la autoridad como le pide su pueblo, está perdido.

Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro parecen haber comprendido esto. Después de más de 50 años de ejercicio de poderes opuestos y estériles se recostaron en la autoridad de Francisco para legitimar la salida del laberinto en el que habían metido a sus países. Autoridad espiritual, moral y geopolítica.

 

La Iglesia hace política con la eternidad

Parada sobre sus 2.000 años de política entre poderes mundiales y con los ojos puestos en la eternidad, la Iglesia Católica no maneja circunstancias sino hechos históricos.

El hecho histórico de ayer marcado por la recomposición de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU, después de 53 años, tiene raíces en enero de 1998 cuando Juan Pablo II visitó Cuba, siendo el primer papa en visitar la isla desde el triunfo de la revolución castrista en 1959.

“Qué Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba” pidió Juan Pablo II pidió en la isla. Se lo pidió a Cuba pero también al “mundo”. 16 años después, tarea cumplida.

Por eso la gratitud hacia el Papa que Castro y Obama hicieron pública ayer ante el mundo, es “ingrata” desde algún lugar porque omite recordar a Juan Pablo II.

Del mismo modo vale recordar que Benedicto XVI, también en Cuba en marzo del 2012, dijo estar convencido de que “… Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes”.

En términos futbolísticos, la Iglesia hizo una pared triple entre lustros, decenios y Papas.

 

Juego de roles

Francisco no inventó el acercamiento de EEUU y Cuba pero hizo algo mucho mejor y más difícil: vio los intereses de ambos y los condujo.

Por su lado, EEUU entendió que América podía convertirse en “el patio de atrás” de Rusia y de China. Cuba entre tanto, se enfrenta a la pérdida del último garante de su revolución por la crisis en Venezuela de Maduro con la caída en el precio del barril de crudo.

Los pueblos, cuando no se atienden los intereses de sus naciones, migran desde el poder transitorio hacia la autoridad permanente.

Con esta sutil y fina juagada, Francisco reacomoda el tablero de Occidente, en línea con su discurso frente el Parlamento Europeo el pasado noviembre y la celebración de la Festividad de la Nuestra Señora de Guadalupe con la Misa Criolla en el Vaticano.

EEUU a América. Rusia a Europa. ¿China a Dios?

 

El papel de La Argentina

Juan José Amondarain, diputado provincial de Buenos Aires, me comentó en una charla informal: “Francisco va a pacificar el país por muchos motivos pero también porque es el final de la discusión: no hubo, no hay ni habrá, ningún argentino más ilustre”.

Ante la figura de Francisco estamos obligados a dar de baja los protagonismos personales y optar por un acuerdo entre fuerzas políticas sobre el país que podemos construir. El país posible.

Francisco acaba de plantear un esquema geopolítico que cierra un ciclo histórico y abre otro.

¿Dónde nos encuentra parados? No podemos ni debemos seguir gritando solos en una discusión ya terminada y resuelta.

Es importante que nuestra dirigencia política, oficialismo y oposición, comprenden que de cara al futuro gobierno debemos tomar una decisión a nivel regional para afrontar y aprovechar un mundo en cambio que se modifica rápido en plena crisis. Un mundo que será el mundo de las vacas flacas.

¿En cuál autoridad se recostará el poder del próximo gobierno?

Con los muros que derrumba la Iglesia, Francisco construye puentes. Quedar a mitad de un río seco, es la peor opción.