Hijos de la Libertad, Padres de la República

Yamil Santoro

Inglaterra, 1765, en el medio del debate sobre la ley de sellos (impuestos sobre todo tipo de documentos como patentes, periódicos, registros legales, etc.) que habrían de aplicarse en la colonia norteamericana el congresista Isaac Barré pronunció un fogoso discurso en contra de gravar a los “hijos de la libertad” de esa manera. El agente americano Jared Ingersoll, presente en el debate, tomó nota de las palabras de Barré y las envió en un informe a Connecticut. La apología de los colonos fue publicada en la “New London Gazette” y pronto fue divulgada como panfleto a lo largo y ancho de las colonias. Quienes se opusieron a la ley de sellos adoptaron la identidad de “Hijos de la Libertad” para entablar la resistencia.

Ingersoll volvía de Inglaterra sin saber lo que pasaba en el América y habiendo aceptado el cargo de agente distribuidor de sellos en Londres. Allí, otro agente colonial, un tal Benjamin Franklin, le había sugerido que acepte el encargo. Al regresar se encontró con aquellos a quienes su informe había inspirado, los Hijos de la Libertad, que lo persiguieron y armados con una pluma y un papel lo obligaron a renunciar a su cargo cuatro meses después de haber asumido y sin haber podido vender siquiera un sello.

La ley de sellos golpeaba, como el impuesto inflacionario en nuestros días, tanto a pobres como a ricos lo cual permitió que pongan sus diferencias de lado y se pusieran un objetivo común: resistir. Así, en Boston, fue que una mañana apareció colgada de un árbol la imagen de Andrew Oliver, administrador de sellos y regente de la provincia. Esa tarde cargaron la figura hasta la oficina de distribución de sellos y luego a la casa del Echegaray de aquel entonces, destrozando ambas propiedades en su paso.

La Asamblea de Massachusetts convocó a una asamblea en Nueva York para definir las acciones coordinadas frente a la ley de sellos. Nueve de las trece colonias estuvieron presentes. El documento producto de dicho encuentro estableció que los impuestos sin representación parlamentaria eran una violación a los derechos de los súbditos. Enviaron también misivas a las autoridades británicas pidiendo la derogación de la ley.

En Nueva York, un día antes de la puesta en vigencia de la ley de sellos, un grupo de ciudadanos decidió organizar la resistencia y destrozó la casa del mayor. En Boston el día de su puesta en vigencia fue recibida con el sonido lúgubre de las campanas en un franco día de duelo, las banderas a media asta, los locales cerrados. Las asociaciones de Hijos se multiplicaban a lo largo del territorio mientras que los sellos se quemaban y hacían renunciar a los delegados. Eran extremadamente eficaces para generar problemas y lograron mover la opinión pública contra la ley de sellos.

Tal como narra Bradford Smith en “El arte de asociarse en libertad”, la red de intercambio epistolar y de organización que formaron los miembros de la Resistencia asentó las bases de las acciones futuras contra la corona. En 1766 la red permitía convocar a miles de hombres en pocas horas. Finalmente los británicos decidieron derogar la ley de sellos, los colonos brindaron en nombre del rey y la red de Hijos empezó a desmembrarse.

La historia, sin embargo, no terminó ahí y poco tiempo después decidieron inventar un impuesto para gravar los artículos importados. Ante este nuevo avance sobre el bolsillo de los ciudadanos los americanos se reunieron y definieron que no respetarían una ley donde no tuvieran representación. Los británicos finalmente decidieron retirar todos los impuestos salvo para el té. Los Hijos decidieron prohibir la importación de té advirtiéndole a los comerciantes que no debían aceptar esta mercadería inglesa.

Cuando se supo que un barco iba a atracar con té en Boston, los Hijos disfrazados de indígenas fueron a recibirlos tirando 342 cajas de té al agua. Este evento es el que se conoce como la fiesta del té de Boston o el Boston Tea Party, hecho que provocó que Inglaterra decidiera clausurar el puerto. Poco tiempo después el evento del té se repitió en Nueva York e Inglaterra inició una avanzada legislativa contra las colonias llegando a prohibir las reuniones en las ciudades.

En el cénit de la opresión los colonos decidieron convocar un Congreso Continental. Mientras el Congreso de Massachusetts se disponía a elegir a sus representantes los británicos invadieron el lugar. El mensaje que resonó en dicho Congreso fue “libertad o muerte” y desde entonces los oprimidos encararon la lucha amparándose en la red de coordinación montada por los Hijos de la Libertad para hacerle frente a sus “padres” y esclavistas. En honor a estos miles de héroes la bandera de los Estados Unidos de América se hizo tomando como base la de los gloriosos Hijos de la Libertad.