Cambiar todo el esquema impositivo

El paro general del pasado 1º de abril, que fue contundente en todo el país pese a la lógica desconfianza hacia gran parte de la dirigencia sindical convocante, reactivó el debate sobre el Impuesto a las Ganancias. En particular se cuestiona la cuarta categoría de ese impuesto, por la cual hoy tributan dos millones de asalariados que ganan más de 15.000 pesos, además de los autónomos, monotributistas y un sector de los jubilados.

Esa cuarta categoría fue concebida en la época del régimen cambiario 1 a 1, con el que se creía desterrar para siempre el azote inflacionario en el país. Pero en una economía capitalista dependiente como la nuestra, la inflación es estructural. Y como los sucesivos gobiernos no actualizaron el mínimo no imponible y las escalas de Ganancias según la inflación real, muchos trabajadores pagan las alícuotas más altas del 27 al 35%, lo que desmiente la supuesta progresividad de este impuesto. A su vez, la tristemente célebre “tablita de Machinea” de 1999 -anulada a fines de 2008- fue de hecho reimplantada en 2013 al fijar mínimos no imponibles diferenciados, más bajos según los niveles salariales. Continuar leyendo

Contra la vieja política, una nueva izquierda

El autor es candidato a presidente por el MST-Nueva Izquierda

 

Hace pocos días, con la participación de centenares de delegados de todo el país e invitados nacionales e internacionales, culminó nuestro 9º congreso nacional del MST-Nueva Izquierda. Allí constatamos que el giro económico y político del gobierno kirchnerista hacia la derecha, junto a una “oposición” que ofrece candidatos y propuestas aún más a la derecha, están dejando un gran espacio a izquierda.

En el contexto de una crisis capitalista que se profundiza día a día, ningún “presidenciable” -llámese Scioli, Macri, Massa, Sanz, Cobos o Binner- logra entusiasmar al pueblo trabajador. Es más que difícil encontrar alguna diferencia importante entre ellos, porque en esencia son lo mismo: la vieja política. De cara al 2015, este panorama ofrece una oportunidad política y electoral inédita para la izquierda.

Con esta lectura de la situación es que venimos proponiendo la unidad de toda la izquierda política y social en base a un acuerdo programático por cambios de fondo, así como un mecanismo democrático concreto para resolver las cuestiones de candidaturas: ir todos juntos a las internas abiertas y que allí el voto popular ordene las listas. Continuar leyendo

El fin del relato

Por orden de Cristina Fernández de Kirchner y bajo el pretexto de “regular” la protesta social, diputados K han presentado en el Congreso un proyecto de ley anti-manifestaciones. Si una marcha o corte no se avisa dos días antes a la autoridad, o afecta algún servicio público, o impide el tránsito, seguramente serán declarados ilegítimos y reprimidos. La supuesta “mediación” con dos horas de plazo es apenas otra excusa previa al uso de la fuerza policial.

Como la Presidenta ha elegido descargar la crisis capitalista sobre los trabajadores y el pueblo con políticas de ajuste, sabe que las luchas sociales seguirán en ascenso y busca impedirlas represión mediante. De paso, estando ya los K en su cuenta regresiva en el poder, en nombre de la “gobernabilidad” quieren dejarle hecho el trabajo sucio al futuro gobierno. Mauricio Macri, Sergio Massa, Daniel Scioli y todo el establishment, chochos. Tan revulsivo es el proyecto que incluso dentro del propio oficialismo se han levantado voces críticas.

Que un corte de calle o de autopista genera trastornos es un hecho obvio. Sin embargo, de nada sirve ir al efecto y no a la causa: la llave de la solución la tienen los gobernantes, si en vez de desoír los reclamos populares les dieran respuesta concreta. Lo que no puede explicar el kirchnerismo es por qué, después de la presunta “década ganada”, la desigualdad y la conflictividad social no dejan de crecer…

Este proyecto es tan retrógrado que debemos ir más de medio siglo atrás para hallar algún intento represivo similar fuera de los años de dictadura: el plan Conintes, en los ’60. Ni siquiera Carlos Menem pudo hacer algo así. Además, es inconstitucional. El Poder Ejecutivo se arroga la facultad de decidir a su antojo si una manifestación es legítima o no, en un ataque inédito a derechos constitucionales básicos. En cuanto a la “colisión de derechos”, ni el contexto histórico ni la propia Constitución atribuyen mayor jerarquía al derecho a la circulación vehicular que a los derechos democráticos y sociales.

A la vez, en versión corregida y aumentada, el legislador del PRO Helio Rebot acaba de presentar en la Legislatura porteña un proyecto que amenaza quitarle los planes sociales a los beneficiarios que se movilicen -por ejemplo- por un aumento del monto, por vivienda u otro reclamo. Un engendro casi fascista, que busca doblegar por el hambre a los sectores más vulnerables que reclamen por sus derechos.

El proyecto K pretende criminalizar a los trabajadores que luchan por su salario o contra los despidos -sobre todo los docentes y de la salud-, a los desocupados pero también a todo otro sector social que se movilice para hacerse oír: vecinos por la seguridad o contra los cortes de luz, jubilados por el 82 por ciento móvil, estudiantes por mayor presupuesto, familiares de tragedias como las de Once o Cromañón por justicia, mujeres por sus derechos, pueblos originarios por sus tierras, ambientalistas contra las megamineras, policías o gendarmes por sus salarios, y tantos otros.

Después de la ley “antiterrorista”, el Proyecto X de espionaje y el ascenso del represor César Milani a jefe del Ejército, este proyecto termina de desenmascarar el doble discurso K sobre los derechos humanos. El “relato” kirchnerista ya está en su declive definitivo y se profundizará el giro político a izquierda de más y más trabajadores, jóvenes y sectores medios.

Por eso, cuando este proyecto de ley represiva se trate, desde el MST-Nueva Izquierda y junto a muchas otras organizaciones políticas y sociales vamos a rodear el Congreso para exigir que no sea aprobado.

Izquierda: el desafío de ser alternativa de gobierno

Y la presidenta se tuvo que volver de El Calafate a Olivos, nomás. Cuando ya nadie duda que la crisis ha llegado para quedarse, como ocurre hoy en nuestro país, no hay piloto automático que valga. Menos aún si un alto funcionario anuncia una medida y al poco rato otro alto funcionario la desmiente. Sin embargo, y más allá de las contradicciones que seguirán, el gobierno nacional ha elegido un rumbo a seguir. Sea una transición al 2015 como kirchnerismo reciclado o sea el fin de ciclo definitivo, todo indica que la decisión del oficialismo nacional es enfilar hacia la derecha, tanto en el plano económico como en el político.

El flamante “acuerdo de precios” es apenas el celofán de color para envolver una inflación creciente, que viene arrasando con el poder adquisitivo de los salarios, las jubilaciones y los planes sociales. Y la puedan imponer o no, la política de techos salariales, ajustes presupuestarios, recomposición con los organismos internacionales y pago de la deuda externa ilegítima no es precisamente progresista. A su vez, el ascenso de un ex represor como Milani al mando del Ejército aparece como una amenazadora respuesta al seguro incremento de la conflictividad social que se avecina.

Por el lado de la oposición política capitalista, no hay demasiadas sorpresas en el horizonte. Las fuerzas de la llamada centroizquierda, con Binner, Carrió, UNEN y la UCR, hilvanan trabajosamente un armado presidencial. Por la derecha, Massa y bastante más atrás Macri siguen procurando darle entidad nacional a sus propias construcciones. No obstante, ninguna de esas dos alas simétricas y complementarias tiene algún plan económico distinto para ofrecer. Es que ante la crisis capitalista, no tienen diferencias sustantivas con el modelo del gobierno nacional.

Continuar leyendo

¿Vuelve el pacto PRO-K en la Ciudad?

Mauricio Macri ya envió a la Legislatura porteña su proyecto de Presupuesto 2014 y un paquete de 20 leyes más, casi todas de ajuste público y negocios privados. Para aprobarlas precisa otros votos aparte del PRO. Como ahora no le es fácil por las elecciones, después del 27 de octubre, y aprovechando el recambio de 30 diputados -muchos de los cuales buscarán reciclarse en algún otro cargo-, es muy posible que vuelva el pacto PRO-K. 

El presupuesto es el plan de gobierno en números. Y allí se ve que planea Macri. Mientras Salud recibió en 2013 un 20.1% del total, para 2014 baja a 19.6%. A Educación este año se destinó un 24.2%, pero para el próximo cae a 21.6%: casi tres puntos menos. Y también baja la proporción destinada a Vivienda. A la vez que se desprotegen la salud, la educación y la vivienda social, se ratifican el aumento de ABL a los vecinos y las injustas exenciones a grandes empresas.

Continuar leyendo

Un proyecto para recuperar la ética pública

Muchas de nuestras propuestas suelen ser polémicas. Pero uno de nuestros proyectos está generando bastante ruido: la de que todos los funcionarios políticos estén obligados por ley a educar a sus hijos en escuelas públicas y a atenderse ellos y sus familias en hospitales públicos.

Esta propuesta no se me ocurrió ahora: lo creo desde que inicié mi militancia política, en los ’80. Por supuesto, coherente con mis convicciones, mi hija de 16 años asiste a un colegio secundario público. Fue el primer proyecto de ley que presenté como diputado en la Legislatura porteña el 1º de marzo de 2012 y ahora, como candidato a senador, lo propongo como ley nacional.

Continuar leyendo